No estoy demasiado seguro, pero me parece que sigue existiendo el trasto ese de cambio de alineamiento, un cacharro maldito. Ahí el paladín podría intentar librar al personaje de la maldición, pero en este caso no hay mucho que rascar... excepto encontrar otro cacharro de cambio de alineamiento.
De todas formas, se supone que un personaje quiere estar en su alineamiento, incluso habiendo llegado a él de una forma tan rara. El druida será malvado y hará cosas malvadas porque le parece lo más normal del mundo y ante eso el paladín no tiene mucho que hacer, o le cambia el alineamiento a tortazos o se va a otro lado... o sigue ahí perdiendo sus poderes paladinescos hasta que cumpla la expiación de turno.
Todo esto según las reglas normales, claro, viendo el suceso es evidente que no se aplica nada parecido.