Ya me olvidaba de comentar los progresos de la cosa esta.
Después de ser rechazados en el templo ese, los aventureros van a curarse las heridas y vuelven a la carga con su amigote, el paladín de Kelemvor. Derrotan sin demasiados problemas a los demonios voladores (esta vez van ligeramente mejor preparados y tienen al tío ese rompedemonios) y se adentran en el templo.
La aventura original incluye varios encuentros con chusma extremadamente aburrida. Grandes trasgos combatienes de nivel 1, perros rabiosos y tonterías por el estilo. Debido a los ajustes de la aventura, alguien ha llegado y ha "limpiado" el templo de todo tipo de trasgoides y otros bichos malolientes. Para cuando llegan los héroes, se encuentran con un gigantón del fuego (y su amigo gigantón postizo) con muy mala leche.
Aunque el monje semiogro y el paladín de Kelemvor reciben guantazos por todos lados mientras el hechicero les grita desde lejos que no es para tanto, finalmente consiguen destruir la amenaza. Un tesorillo (bastante cutre por culpa de las tiradas) para animarlos a seguir aventureando y a otra cosa mariposa.
Entre los trastos encuentran una carta misteriosa.
Muy respetado comandante Sul’Abar
Nos informan de que la limpieza del templo del mal elemental está
próxima a completarse. Nos complecería que os trasladaseis hacia allí para avanzar con los preparativos de la apoteosis.
Los grandes trasgos y su chusma no deberían suponer un gran problema
para alguien de sus habilidades. Los gemelos Jo’jin y Jo’kree nos han sido
enviados para ayudar con la preparación. A pesar de su naturaleza glotona, confiamos en que no se desvíen demasiado de los planes que tenemos para el
templo.
Es nuestro deseo que os desplaceis hasta el pueblo maldito de Nulb,
donde Lareth el Hermoso, el prometido Campeón del mal elemental se dedica a lamerse sus heridas desperdiciando tanto potencial.
Trasladad a Lareth hasta nuestro templo del fuego en el Stalagos. Tal
Chammish, nuestro contacto en Rastor os entregará una llave menor del fuego para acceder a los atrios. Recordad: “el fuego abrasa a mis enemigos” es la clave.
No creemos que los obstáculos de las minas de la ladera del cráter supongan un gran problema para alguien de vuestra valía.
Atentamente,
Tessimon
Suma sacerdotisa del fuego
Ligeramente despistados, los héroes se dirigen a Rastor a ver qué es lo que pasa. Es una caminata tremenda así que para amenizar la cosa y por ir probando los bichos del manual y todo eso de los encuentros aleatorios, se dan de narices con un dragón azul (seguramente pariente del que encontraron en la Barbacana del Foso). Más grande, más bruto y con muy mala leche, hay más tortas.
En esta ocasión, el paladín vuelve a demostrar que es posible que a los muchachos de Paizo se les haya ido la olla con el nuevo castigo paladinesco. Aunque el dragón lanzó unos conjurillos de protección (armadura de mago y escudo) que aumentaron su CA hasta 36 o así, con lo que el monje no conseguía darle ni de broma, algún conjuro bien colocado del hechicero y el espantoso paladín, que en dos tortas le metió más de 100 puntos de daño, acabaron con el animalito. La próxima vez habrá que mantener a más distancia esos bichos.
Finalmente, llegan a Rastor con la cabeza del dragón para chulearse un rato. Todo el mundo queda con la boca abierta con semejante bicho, les invitan a todo lo que puedan beber y comer y les dan alojamiento gratuito.
Pasan un montón de tiempo preparando su equipo mágico para las cosas que les esperan. Lo malo es que tardan tanto que se enteran de un movimiento imprevisto. Algo ha atacado Hommlet y el pueblecito ha quedado medio destruido. Es lo que pasa cuando el mal está ocioso, que le da por destruir cosas. Puede que si en lugar de estar fabricando chatarra mágica hubieran ido rápidamente hacia las montañas a azuzar al mal, Hommlet se hubiera salvado (y ellos se habrían enfrentado a lo que atacó el pueblecito de los panecillos).
Lo siguiente fue un breve encuentro con Tal Chammish haciéndose pasar por enviados del templo del mal ese, que les recomienda hacer un ritual para activar la llave menor del fuego que les abrirá paso hacia los niveles interiores del templo. Beben un brevaje misterioso que los pone eufóricos (+2 a Fuerza y Constitución y -2 a Sabiduría, creo).
Y hasta ahí puedo leer. A ver qué ocurre en la partida de mañana en la que se sospecha que el paladín no estará presente.