Os voy a contar un caso que ha aparecido en la partida que estoy dirigiendo:
Tengo un jugador que en vampiro era un salubri con poderes mega-chachis y con todo merito que se pusiera a tiro.Ahora en D&D queria tener un semi-orco guerrero (nada extra?o,de momento),tiro y le salio un 18 que se coloco a fuerza, mas el +2 racial de los semi-orcos un 20 (nada extra?o,todo puede pasar);en destreza le salio un 17 (si tuvo suerte, ya lo s?),y las demas no son importantes para el caso.
Bueno cuando llego la hora de las dote empez? el despiporre:Hendedura,Gran Hendedura....En fin,la maquina de matar perfecta y superpoderosa (como a el le gusta).
Pero llego el momento de comprar el equipo.Por supuesto su gran hacha +2 (que para eso tenia la especializacion y la soltura),y queria una armadura que le otorgara un +8 en su CA (o sea,una +6 con un bonificador magico de +2) y que por supuesto el pensaba que le iba a permitir usar su maravillosa destreza para tener una CA 21.
Cogio la armadura laminada,sin leerla siquiera,solo por que le parecia guay.Le dije que si estaba seguro,que se lo mirase,pero el dijo que era la que queria.
"Bueno",dije,"Apunta sus caracteristicas".Imaginaos su cara cuando llego a:Destreza Maxima +0.
Una debacle (para el,claro),discutimos y yo le acabe diciendo (reconozco que perdi los nervios) que si queria una armadura que aparte de protegerle,ademas ni pesara y que matara a los bichos por el.
Al final,creo que entro en razon y pudimos comenzar con normalidad.
Reconozco que a mi me gusta que mis personajes tengan poder,pero me gusta irlo adquiriendo,no tomandolo desde el principio retorciendo las reglas.