Dia 3. Mansion Kaldur. Sala de Reuniones. Mediodía
El semiogro se marchó raudamente a tomar una de las habitaciones para juntar 2 camas antes de que los otros aventureros las tomaran y el tuviese que acabar durmiendo en el suelo. En el suelo? Ja! lo llevaban claro. Se fué con las tripas rechistando, claro que eso no era la primera vez que le pasaba al guerrero.
Justo en ese instante, Erial propuso a los demas miembros del grupo ir a ver la habitacion en cuestion donde habian acontecido los sucesos de la rosa. Parecia tener prisa en empezar a investigar. A su vez, Eleazar se ofreció para investigar en las inmediaciones de la casa, puesto que segun las teorias del chico, si el ataque no era desde dentro, alguien debió cruzar el jardin para entrar.
Kaldur se sorprendió por la pregunta de Eleazar. Aunque era una pregunta logica y procedimental, el bardo estaba ensimismado en sus cosas en aquellos momentos, y le pilló el tema un poco por sorpresa.
- Bueno... lo que os dije, que cuando alguien tocaba la rosa, su alma parecia consumirse, y su cuerpo quedaba inherte de vida. Ni yo ni mis curanderos vimos nada extraño en el cuerpo... sin embargo... dijo Kaldur, Tampoco hemos visto demasiados cuerpos de gente muerta. Mas bien enferma, eso si... pero muerta...
Kaldur había guardado el cuerpo en una de las salas del sotano. Asi lo comunicó al grupo, anotando que el cuerpo habí sido tratado mediante productos especiales para favorecer su conservcion en la medida de lo posible. Podía resultar algo desagradable, pero tampoco tenia muchas otras opciones.
Valeriont tambien partió de la sala tras escuchar esto para dejar su mochila, y al poco llegaron Tharasmund y Valeriont de dejar sus pertenencias en las habitaciones. Tharasmund se habia adueñado para el solo de una habitacion. Habia juntado 2 camas, y se había aclimatado un poco el aposento. Cosas de ser grande, pensaba el semiogro.
Ya volvían a estar todos juntos en la sala de reuniones. Un mayoromo trajo un carrito lleno de comida, para irrumpir en el momento de tiempo muerto que se habia creado en la habitacion. Cuando vuí al semiogro, espetó con una gracia no demasiado efusiva un traeré otro carrito con comida
Kaldur sonrrió, y despidiendose se marchó de la sala dejando a los aventureros solos para comer y debatir lo oportuno.