Autor Tema: Aglarond [DDI]  (Leído 28198 veces)

Imolk

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Aglarond [DDI]
« en: Octubre 21, 2007, 02:51:10 am »
Dia X. Altas horas de la noche, en los bosques de Aglarond.

Combate contra en Bodak


Eleazar miró a su enemigo, que permanecía de pie inmovil delante de él. Sus  oscuros ojos peneatraron en los del explorador. En su mente pudo oír: Vamos, Eleazar. A que esperas para atacarme? Es que tanto miedo tienes de correr la misma suerte que tus antiguos amigos?.

Eleazar se avalanzó sobre el Bodak y levantó sus dos armas a la altura del cuello del mismo, con la intencion de rasgarle las texturas del mismo. El Bodak le miró directamente a los ojos y rió. El explorador descargó un golpe contra el muerto viviente, que vió imprevisiblemente hundidas las dos hohjas del explorador en las carnes de su cuello [-16].

El Bodak miró y rió. Un chorro de sangre negra empezó a caer desde el cuello del muerto viviente, a la vez que el mismo, soltó una carcajada y dijo:

- Jaa! De verdad crees que un simple golpe en el cuello me puede matar, Eleazar?? Vamos, sé que puedes hacerlo mejor!!

Y cuando Eleazar aun no había encajado el sentido de las palabras del Bodak, se dió cuenta como el mismo le acababa de encajar un golpetazo con sus pudrientas manos en todo el estómago [-6]. El Bodak volvió a reir. Se sentía poderoso, inmortal. Y estaba dispuesto a aplastar a las siete mierdas que tenía delante intentando aniquilarle.

Bodak dió un ligero paso hacia su derecha, intentando tener a la vista lo mejor posible a Claint, que en aquellos momentos, se concentraba en el lanzamiento de un conjuro que acabaría estableciendo un vinculo magico con la urdimbre, de forma que un escudo se formara alrrededor suyo con tal de protegerle de los ataques el muerto viviente. El Bodak rió. Debía pensar algo asi como Ya me encargaré de ti mas tarde. No tengas prisa. Claint concentró su mirada en el Bodak, para estudiar todos sus movimientos, y asi saber como reaccionar si el hechizero intentaba algo.

Erial miró como Eleazar encajaba un golpe casi imperceptible. Como podía ser que aquella criatura de los infiernos fuera tan sutilmente rapida? Erial sintió una sensacion de orgullo y satisfaccion en su interior. Al fin había un rival a la altura del espadachin. El espadachin sonrrió un poco, y susurró levemente:

Ya me estaba cansando de luchar contra bandidos, espero que en este demonio encuentre un rival que este a las alturas de mis habilidades.

Se movió unos metros a trote, vigilandose las espaldas, pues el espadachin era una persona algo desconfiada. Miró al bodak, y sin perderlo de vista, se encaró hacia él, y agarrando su espada congelante, la cual parecía estar elaborada con una excelente manufactura, con tal fuerza que los mangos de la misma se dejaran crujir, le asestó un golpe al Bodak a la altura del medio pecho [-10]. El bodak se agarró el pecho. De otra herida empezaba ahora a brotar mas sangre negra, sangre que no pudo evitar manchar a Eleazar las ropas.

El semiogro Tharasmund dió un paso hacia delante, de forma que sus largos brazos fueran capaces de alcanzar al muerto viviente. Tharasmund no era un hombre de palabras durante los combates. El semiogro prefería estar a lo que tenía que estar, y asi fué. Antes de que el muerto viviente se diera cuenta, se encontró con una espada larga clavada en la cabeza [crítico: - 29].

Tharasmund rió orgulloso por haber realizado tan buen ataque, y ademas, de improvisto sobre su maligno enemigo. El semiogro, crecido como pocas veces se habia sentido, se dió el lujo de decirle al Bodak:
- ¡¡Depón tu actitud o muere, feto abortado de un elfo y una enana!!

El bodak le enseñó al semiogro su dedo corazon: - Que te jodan ogro feo y mal oliente

La espada del semiogro se deshincó de la cabeza del muerto viviente, haciendo que la misma se partiera en 2 mitades [-21], y el cuerpo del bicho cayese ahora inherte de vida en el suelo.

Plooom!!
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Imolk

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« Respuesta #1 en: Diciembre 09, 2007, 01:57:30 am »
Dia 1. En la Taberna de un pueblo cercano a Escalant. Mediodia


El sol estaba en su cenit. Aglarond, con una vegetacion un tanto desertica por aquellas epocas cercanas al verano, lucía un calor bastante llevadero a pesar de que era mediodia en la region. La humedad sin embargo, hacía mella en la gente cuando esta salía de sus refugios y casas para salir al mercado a comprar, o a dar un paseo.

Los citados aventureros estaban en aquella taberna a peticion de un misterioso bardo que les había hecho llamar unas cuantas semanas atrás contratando sus servicios a cambio de una suculenta recompensa. Claro que algunos de ellos estaban por propia voluntad, y las emociones de la aventura, y no por el dinero en si.

La taberna era bastante grande para lo que era el pueblo en si, lo que sugería que tal vez hacia un tiempo este habia sido un pueblo bastante importante, pues estaba en medio de la ruta de 2 importantes cuidades portuarias, conformando lo que sería una mini ruta de comercio.

La taberna presentaba un aspecto bastante cuidado y limpio, aunque tambien era viejo, y se notaba la ausencia de reformas, necesarias tal vez desde unos cuantos años atrás. Probablemente el tabernero no tuviera el dinero suficiente como para hacer las reformas y seguir viviendo comodamente.

Presentaba una sala rectangular, bastante grande, con unas cuantas mesas circulares con banquetas alrrededor de las mismas, asi como unas mesas cuadradas con banquetas en las esquinas, para la gente que buscase un rincon mas apartado. La barra era bastante grande, y tenía unos taburetes enfrente de la misma.

El tabernero pasaba un trapo a unas cuantas copas que ya estaban limpias, tal vez por aburrimiento mas que por trabajo. En realidad estaba esperando a que alguno de sus 7 misteriosos nuevos clientes que habían ido llegado todos a la escaladamente, alrrededor de 3 o 4 horas antes, pidiera otra ronda de copas para asi poder volver a llenarse los bolsillos de dinero. No se veía esto todos los dias, y estabamos en una fecha del año un poco pobre para el comercio.

Erial estaba en una mesa que conformaban una de las esquinas de la posada. Estaba bebiendo su copa a la evz que observaba con detenimiento el entorno. Serían esos clientes que habian en la sala el resto de gente que tenía que llamar su contratador, ese bardo que le había citado en la posada?

Por otra parte, Valeriont estaba en la barra esperando acabarse aquella jarra de bebida, impaciente, y preguntandose cuando diablos llegaría el tipo que le hizo llamar. Pero cuanto mas estaba dispuesto a hacerle esperar? Por dios! su tiempo era oro!!

Eleazar
contemplaba su espada en una mesa del centro de la taberna, ajeno a todo lo que sucedía a su alrrededor. Su actitud era anormalmente tranquila y serena, como si no le importase un pimiento lo que sucediera alrrededor. El pensaba llegar, hacer el trabajo, y largarse. Asi de facil.

El semigro Tharasmund se había ido a otra de las esquinas de la sala. No quería llamar mucho la atencion con su aspecto, por mucho que en el fondo se la resvalase. Ademas, no quería que nadie fuera a pedirle un sorbo de su enooorme jarra. Era toda para él, que para eso la habia pagado. Y él era el bicho raro? Él era el feo? Por dios, aquel sitio estaba infesto de guerreras mariconas, debió pensar el semiogro. Un buen trago  de su bebida magica tan fuerte que guardaba en su odre le quitaría la gilipollez a mas de uno. Claint le miraba desde la otra punta de la sala, sentado en una banqueta.

El elfo gris Raínos estaba en otra de las mesas del centro de la taberna, tomando su vaso de hidromiel, y contemplando como Eleazar se regozijaba en el aspecto de su esplendorosa espada. Pobre iluso, si pensaba que ese cacho de metal le iba a salvar siempre de las desdichas de la vida. Solo la naturaleza te guiaba por el autentico camino. O almenos, eso es lo que pensaba el elfo. Otros no estarían de acuerdo, debía pensar Raínos. Sobretodo ese semiogro, aunque en parte seguro que se serviría de la madre tierra, en la medida que aquella mole de musculos, por bien seguro era capaz de arrancar un arbil y clavartelo en la cabeza como el que rompe un trozo de papel. Que feo que era!!

En aquel preciso instante, se abrió la puerta de la taberna, y una humana entró por la puerta. No!! definitivamente, no era el que les había contratado. No a juzgar por el tamaño de esos pechos. La chica se acercó a la barra, y le dijo al tabernero, tal vez imprudentemente -a la vista de que todo el personal supo instantaneamente a qué se refería- su nombre y quien le había hecho llamar:

- Hola, mi nombre es Alelí. Estoy esperando a un hombre que nos hizo reunir aqui a mi y a otros compañeros para llevar a cabo una pequeña misioncita. Dijo que esperaramos en la posada. Sabe usted algo? dijo la chica.

Raínos miró al semiogro. Menuda imbécil debió pensar el semiogro, a juzgar por la cara que el elfo vió en él.

- Perdon? dijo el tabernero. Hombre, si quiere limpiarme el trastero de la taberna... bromeó el hombre cincuenton esbozando una poco dentada sonrrisa.
La chica se puso algo tensa. Tal vez alguien debiese cerrarle la boca. Tharamund pensó en meterse, pero... Bueno. El caso era que la cosa se podía complicar si nadie hacia nada.
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Jurgen Heindall

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« Respuesta #2 en: Diciembre 10, 2007, 01:26:17 pm »
Dia 1. En la Taberna de un pueblo cercano a Escalant. Mediodia. Entra en escena el Semiogro.

O sea que Alelí, eh. Bien, alguien va a tener que sacarla de ese lío, porque si es tan ingenua como parece sí que va a ir al trastero con el tabernero.
Un ruído de madera arrastrándose por el suelo pesadamente focalizó la la atención de todos los presentes en la sala en un semiogro que movía la mesa que tenía delante, y que a todas luces era pequeña para sus casi tres metros de estatura. Con calma, sabedor de que todo el mundo le miraba a él y no a la mujer, se recolocó las espadas para que todo el mundo viera su tamaño (dos metros cada una de ellas, en su espalda junto a un escudo, un arco y los carcaj), se ajustó la capa sobre su reluciente coraza y se dirigió a la barra. El movimiento de los músculos de sus poderosas piernas hacían pensar que estaba acostumbrado a los largos viajes a pie. Por no hablar de sus brazos, acostumbrados a manejar una espada de más de dos metros con una sóla mano sin problemas.

Mirando a los ojos del tabernero le dijo: Tienes dos opciones, responder a la chica y servirme otro chupito de cerveza en esta jarra o que sea yo quien te lleve al trastero a hacer limpieza... quizá un lavado de estómago.

No es que hubiera pronunciado las palabras de manera agresiva. Pero tampoco se podía decir que hubiera un asomo de sonrisa en su cara.
Sin esperar respuesta se sentó pesadamente en un taburete y, sin dejar de mirar al tabernero directamente a los ojos pensó en qué diría ahora la chica o el resto de aventureros y paisanos del local.
« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Jurgen Heindall »
Te juzgaré porque tal es mi derecho de Príncipe, de Sangre y de Poder, pequeña sanguijuela desagradecida.

Imolk

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« Respuesta #3 en: Diciembre 10, 2007, 01:39:40 pm »
Dia 1. En la Taberna de un pueblo cercano a Escalant. Mediodia.
El Tabernero reacciona.


El tabernero miró con cara de asombro al semiogro. Realmente el cincuenton tenía una triple expresion en la cara. De sorpresa, de respeto y miedo, y de asco. Era mejor no buscarse follones. A fin de cuentas pagan.

Se dirigió a una de las esquinas de la barra, y cogió una jarra que instantes después hundió en un barril de una bebida que ya había servido al semiogro. Instantes despues, miró la jarra comprobando que no tuviera poso, y limpiandola con un trapo por los bordes para que no goteara, se dirigió a la mesa del semiogro para darle el chupito al bicho feo y apestoso. O eso debía estar pensando mas de uno en la sala.

El semiogro vió en el tabernero una mirada de reojo a la chica, y en esa mirada, un tanto de rabia y odio. Puta mocosa!!, debió pensar el tabernero por la forma de su expresion facial. Sonrrió falsamente al ogro, como si poco le importase que se diera cuenta -a fin y al cabo solo habia sido formalmente amable- y se dirigió a la barra de nuevo para atender a la chica.

He aqui otro motivo por el que el tabernero no tenía mucha clientela.
- Pues no señorita, lo siento pero no sé de que me esta hablando. debería? Se supone que alguien dejo algun mensaje para mi? dijo el tabernero. La chica no contestó, consciente de que había metido la pata, y miró al semiogro -tenia inteligencia, despues de todo- en busca de un apoyo.
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Raínos

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« Respuesta #4 en: Diciembre 10, 2007, 04:27:16 pm »
Dia 1. En la Taberna de un pueblo cercano a Escalant. Mediodia. Raínos le asalta una duda

Había acabado su vaso cuando escuchó una juvenil voz que lo sacó de su somnolencia, luego de oír toda la escena, la cual no meditó mucho debido a un pensamiento que lo rondaba la cabeza:

Esa humana me parece conocida, quizás Valeriont me aclara la duda...

Se levantó de su silla lentamente y se sentó junto al enano en el puesto próximo, lo quedó mirando un largo rato antes de abrir la boca:

(Apuntando el dedo rozando los bigotes de Valeriont) "¡Ella!, yo la conozco, tu la conoces....¿cierto?" dijo a medida que bajaba paulatinamente la voz y abría mas sus ojos.
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\"Un juego es una batalla, pero una batalla no es un juego\"

Barack Aurum Draco

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« Respuesta #5 en: Diciembre 10, 2007, 07:30:03 pm »
Día 1. En la Taberna de un pueblo cercano a Escalant. Mediodía. Valeriont responde a la duda.

Primero, queridísimo amigo... ¡Saca de ahí tu dedo que molesta! - dijo Valeriont sacándole la mano de su bigote al desaliñado y distraído elfo - Con respecto a tu duda... Creo que si... tiene un aire a alguien conocido... y se comporta igual - dijo frotándose la barba. Tomó la jarra de la que bebía y la vació de un sorbo - En definitiva debe ser ella... por el nombre y la ingenuidad... - Susurró.

Oye chica, siéntate de una vez y no tomes en cuenta las "bromas" de este tipo... después de todo no creo que quiera probar la veracidad de las palabras del gigantón - agregó mirando al semiogro.

A todo esto... ¿Cuánto más tendremos que esperar por todos los demonios del abismo? Este tipo me tiene algo harto con su impuntualidad - le dijo en voz baja a Raínos.
« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Barack Aurum Draco »
\"El poder del hombre no radica en lo que puede hacer por sí mismo, sino en lo que su voluntad obliga a hacer a los demás\".

Griffith

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« Respuesta #6 en: Diciembre 10, 2007, 09:21:23 pm »
Dia 1. En la Taberna de un pueblo cercano a Escalant. Mediodia. Eleazar observa...

Estaba absorto en sus pensamientos, mirando su reluciente espada. Al entrar en la taberna, había notado la presencia de unos cuantos aventureros, pues no se molestó en mirarlos. ¿Estarían aquí por el mismo motivo que él? Qué importaba.

De pronto, una muchacha entró en la taberna. Tras desvelar a toda la taberna a lo que había venido insensata... , uno de esos aventureros, al parecer un semiogro, decidió levantarse a cerrarle la boca. El explorador hizo como sino le importase la vida de esa chica. Bueno, realmente no le importaba. El semiogro disuadió al posadero de cometer cualquier estupidez, mientras pedía otro "chupito".

De pronto, una conversación en una mesa cercana captó la atención del explorador. Parecía que ese elfo no sabía bajar la voz cuando hablaba. Parecía un druida... y dijo conocer a la chica. Se dirigió al enano que se sentaba con él. A este también le sonaba la mujer. En fin, ¿qué más daba? Era información irrelevante, por ahora.

Tras prestar un poco de atención a lo que sucedía a su alrededor, volvió su mirada hacia la espada. Cuando te encuentre, te mataré...
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Imolk

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« Respuesta #7 en: Diciembre 12, 2007, 11:02:42 pm »
Dia 1. En la Taberna de un pueblo cercano a Escalant. Mediodia.
 
Kaldur en escena:


La taberna estaba cogiendo unos tonos algo elevados. La intervencion del semiogro había provocado que el tabernero dejase de lado la actitud chulesca y bravucona que hacía unos minutos había mostrado hacia la chica.
A su vez, varios de los aventureros habían estado obvservando la escena para decidir como reaccionar ante los eventos de la misma.

Cuando el tabernero preguntó si debería tener conocimiento o no del motivo de su llegada al pueblo, la chica, Alelí, se encogió de hombros como intentando señalar un No sé, como lo iba a saber yo?. Por algo habría hecho la pregunta, vamos.

La puerta de la taberna se abrió y entró repentinamente un cálido aire, algo bochornoso, pero corriente, si se tenia en cuenta las altas temperaturas que hacian al mediodia por la region. Una figura apareció en el hueco del marco de la puerta.

Un hombre de mediana estatura, cerca de un metro setenta, y un pelo castaño que se dejaba entre ver debajo del pañuelo que llevaba en la cabeza, cubriendole la mayor parte del pelo. Su piel era bastante morena, un moreno provocado por la exposicion continuada al sol. Denotaba ello que las gestas de bardo las haría bajo la luz del sol, a medianas horas, siempre al aire libre.

Por ropa llevaba una chaqueta y unos vaqueros algo ajustados, al mas estilo oeste, y de su cinto colgaba una pequeña ballesta ligera, colocada originalmente mediante algun curioso sistema que el propio bardo parecía haber diseñado. Unas botas de piel de cocodrilo completaban su indumentaria.

- Buenos dias caballeros, y señorita dijo el bardo mirando en general a toda la sala. Me alegra saber que los siete han acudido a mi reunión, y por ello, antes de comentaros de que tratará nuestra empresa, quiero agradeceroslo a todos invitandoos a una ronda. Hizo un gesto al tabernero con la mano, brusco y seco, tras lo cual, el mismo empezó a coger de la repisa 7 jarras y se disupuso a llenarlas de cerveza.

- Permitidme que me presente. Mi nombre es Kaldur dijo el bardo. Primero de todo, indicar que esta peticion no es obligatoria cumplirla. Si alguien no desease ayudarme... lo entendería, dijo el bardo hechando un vistazo general, y cruzando los dedos para que nadie se levantara dando una negativa a sus pretensiones. Se podía ver la impaciencia en sus ojos, que se convertía en satisfaccion cada vez que los segundos pasaban mas y mas y mas...
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Imolk, Visir de Hierro; El ex-ejecutor y domador de tigres!!

Griffith

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« Respuesta #8 en: Diciembre 14, 2007, 10:20:19 am »
Dia 1. En la Taberna de un pueblo cercano a Escalant. Mediodia. Eleazar impaciente.

El explorador miró de reojo al recién llegado. Era él. Era un hombre... era el bardo que le había citado. Sin saber porqué, Eleazar dirigió la mirada a la pequeña ballesta que le colgaba del cinto al bardo. Se ofreció a pagar una ronda.

Las palabras que siguieron hicieron referencia a una pequeña introducción de lo que sería su misión. El explorador giró la silla para encararse hacia el bardo, haciendo algo de ruido para llamar la atención del mismo. Con una voz que denotaba indiferencia, dijo:

- Estamos todos, ¿no? Algunos no tenemos tiempo que perder, así que os agradecería que entrarais en materia lo antes posible - dio un pequeño sorbo a la jarra de cerveza.
« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Griffith »

Artea, Archibardo nivel11

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« Respuesta #9 en: Diciembre 14, 2007, 04:08:23 pm »
Dia 1. En la Taberna de un pueblo cercano a Escalant. Mediodia. Eleazar impaciente.

El guerrero alejo de él la jarra de Cerveza. No solía beber antes de comenzar un trabajo...

Erial hablo con una voz dura y fría, tan vacía de sentimiento y vida, como la ropa negra que llevaba puesta.

-Dije que aceptaría el trabajo Kaldur, y lo haré, sea el que fuese. Siempre que puedas pagar mi precio.

Y quedo mirando al bardo, esperando una respuesta....
« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Artea, Archibardo nivel11 »
La vida es una cebolla que se pela llorando.

Barack Aurum Draco

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« Respuesta #10 en: Diciembre 14, 2007, 06:36:25 pm »
Dia 1. En la Taberna de un pueblo cercano a Escalant. Mediodia.

Había terminado de decir lo impaciente que estaba y lo harto que lo tenía la impuntualidad del tipo que los había mandado a llamar, cuando se abrío la puerta y entró un hombre de vestimenta, cuando menos, estrafalaria.
Los ojos del enano brillaron, debe ser él... Por fin llegó, ¡por fin!, pensó.

El hombre procedió a presentarse y, tras pedir una ronda para los presentes, dijo: - Primero de todo, indicar que esta peticion no es obligatoria cumplirla. Si alguien no desease ayudarme... lo entendería.

El enano lo miró con los ojos dorados abiertos, para luego fruncir el entrecejo, se tomó la barba cenicienta con la mano izquierda y sin quitarle los ojos de encima dijo con el vozarrón característico de los enanos: - Tengo la ligera impresión, Kaldur, que si llevamos un buen tiempo esperando y hemos hecho un viaje, más o menos largo, y con uno que otro sacrificio lo más probable es que aceptemos el trabajo. Sin embargo, debo decir que si el trabajo que nos traes va totalmente en contra de mis valores te lo lanzare por sobre la cabeza... -. En realidad eso era lo único que lo alejaría de la misión y, esperaba de corazón, que no se diese el caso.

Luego de haber dicho estas palabras, posó su mirada sobre la jarra de cerveza que parecía hablarle, bébeme le decía. Tomó un sorbo y la dejo sobre la mesa...
- ¿Qué tal si entramos en materia de una vez por todas? Y esperó la respuesta.
« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Barack Aurum Draco »
\"El poder del hombre no radica en lo que puede hacer por sí mismo, sino en lo que su voluntad obliga a hacer a los demás\".

Jurgen Heindall

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« Respuesta #11 en: Diciembre 18, 2007, 01:46:39 pm »
Dia 1. En la Taberna de un pueblo cercano a Escalant. Mediodia. Tharasmund y su locuacidad.

Vaya, ¿una persona vestida de manera llamativa?, o un bufón o un bardo, decía siempre su madre. Como quien lo había contratado era un bardo, asumió que era su contratador antes incluso de que hablara.

Dejó que hablara y, después, mientras escuchaba los comentarios de los que podrían ser sus compañeros no pudo dejar de sonreir. Ah, la juventud, siempre impaciente, je.

Esperó a que el dueño de la taberna mirara hacia él y, sin palabras, el posadero entendió la petición del semiogro, al sacar una jarra el triple de grande para Tharasmund.
Bien, hecho, acabaremos llevándonos bien tú y yo. Recuerda que paga el pintarara y ponme a mi las bebidas de quien ha dicho que no quiere nada. Quizá así olvide mis intenciones originales cuando entré por la puerta.

Un guiño de ojos acabó la conversación, dejando al camarero con la sensación de que no era un buen augurio si molestaba a esa mole de músculos de casi tres metros de alto.

Por cierto, ¿cómo has dicho que te llamas, bardo? No recuerdo tu nombre. Y bonita ballesta, quizá podamos comparar sistemas de sujección más tarde,
dijo señalando al complicado sistema que tenía en la espalda para las flechas, arco y espada.

De un sorbo casi un litro de cerveza bajó por la garganta del semiogro mientras esperaba respuesta o reacciones de sus compañeros.
« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Jurgen Heindall »
Te juzgaré porque tal es mi derecho de Príncipe, de Sangre y de Poder, pequeña sanguijuela desagradecida.

Nindalf Firodes Troscard

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« Respuesta #12 en: Diciembre 19, 2007, 11:50:10 pm »
Dia 1. En la Taberna de un pueblo cercano a Escalant. Mediodia. Claint silenciosamente pensativo y atento.

Claint, analizaba la impaciencia de los demás presentes, unos más ruidosos q otros, a otros se les notaba mas, pero impacientes por lo mismo... Les intrigaba lo que tuviera que ofrecerles aquel tipo parado bajo el umbral de la puerta, y puede que a él le intrigue el resultado de la oferta, ¿cuantos de los se quedaran?. Se debía estar preguntando el bardo que se presentaba con la simpatía que muchos de los sentados en la habitación no tenia.

semi-ogros, elfos, enanos, una chica despistada... creo que me divertiré mucho- pensaba Claint mientras miraba de reojo a su hermano mayor que parecía no prestarle atención y como siempre poniendo el dinero por sobre todas las cosas...

Permanecía en silencio esperando que su cerveza negra -cortesía de Kaldur- llegara a la mesa para poder saborearla. Esperando saber para que coña había esperado tanto y de que se trataba aquel trabajo...
« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Nindalf Firodes Troscard »
Puede que en algun momento se malinterprete lo que diga... en el caso de hacer daño... lo siento no es mi intencion...ser sincero es mi esencia...(y cuando quiera hacer daño lo dire...jajajajajaja...)

Imolk

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« Respuesta #13 en: Diciembre 29, 2007, 01:44:47 pm »
Dia 1. En la Taberna de un pueblo cercano a Escalant. Mediodia.
El bardo responde:


El bardo contempló las reacciones de los aventureros, las expresiones de sus caras, algunas de ellas, de lo mas chulescas, incluso la actitud acronica y vacilona de uno de ellos ante la indiferencia de detalles, o mas bien dicho, percepciones personales de otros compañeros de empresa.

Daba igual,  todo daba igual.

El bardo sonrrió al semiogro cuando le comentó aquello de la sujecion de la ballesta, y luego, insintivamente, se llevó la mano a la susodicha para confirmar que aun seguía alli, aunque notara el peso de la misma en el costado de su cintura. Le gustaba el ogro, tenia modales. Pero no acababa de fiarse. Un tio que le podía meter una leche y dejarlo en coma una semana entera siempre imponía respeto.

Se acercó a la mesa central, que era donde estaba sentado Eleazar, y haciendo una seña al resto de compañeros, les indicó que tomaran asiento en la misma mesa.  continuacion, el tabernero trajo las jarras -y el barril- de cerveza para que los aventureros bebiesen mientras tanto. Dejó el barril bien lejos de Tharasmund, no por provocarle, sino para que este no hiciera con el aquello de sus intenciones originales. Estaba cagado.

- La cosa va de averiguar una serie de secuestros. En la cuidad de Escalant, que no queda demasiado lejos de aqui, se han producido una serie de secuestros. Se habla de un culto, o una cofradía de secuestradores, o algo asi. Lo unico que sabemos, es que en todos los sitios donde se supone que ha sido secuestrada una persona, alguien deja una rosa roja dijo el bardo sacandose una marchitada rosa del bolsillo.

Se la ofreció a Eleazar para que la ojeara, y le hizo una seña para que se la pasara tambien al resto de compañeros y la pudiesen contemplar tambien, tal vez con la esperanza de que ellos apreciasen en ella alguna pista que pudiese habersele escapado al bardo cuando la examinó.

- Lo mas curioso es, siguió el bardo, que resulta que esa rosa siempre esta en el mejor estado en el que puede verse una rosa cuando es cortada. Con apenas unas horas en remojo en un vaso de agua. Pero lo realmente curioso no es eso, pues tampoco podemos asegurar que la persona lleve 2 horas o 3 dias secuestrado, sino que lo realmente curioso, lo que realmente me choca, es que cuando la rosa es cogida por alguna persona de la escena del crimen, por asi llamarlo, prosigió el bardo, se puede apreciar como la rosa se empieza a marchitar rapidamente en las manos del que la sujeta, y este, a su vez, experimenta una especie de rapido cansancio alrrededor de su cuerpo. Es como si la rosa te succionase la energía, y luego, encima, se marchitara echandola a perder.

El bardo dió un sorbo a su jarra de cerveza, y a la vez que en sus ojos se podía contemplar un leve brillo, dejó escapar una pequeña lágrima de los ojos y dijo:

- Hace unas semanas mi mujer desapareció de casa. En su habitacion, donde ella se solía maquillar en el tocador, había una rosa que mi hija de 8 años, jugando con los maquillajes de su madre, tocó, sufriendo las desdichas de la rosa. Pocas horas yo llegé de una pequeña mision, y la sirvienta de mi casa me contó lo sucedido.... no se... no se pud..., el bardo dejó escapar una gran lagrima de cada uno de sus ojos, No se pudo hacer nada!!!
« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Imolk »
Imolk, Visir de Hierro; El ex-ejecutor y domador de tigres!!

Raínos

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« Respuesta #14 en: Diciembre 30, 2007, 03:39:35 am »
Dia 1. En la Taberna de un pueblo cercano a Escalant. Mediodia.
La Rosa Roja:


Raínos se levantó de su mesa flojamente y haciendo un gesto con la mano hacía Alelí y Valeriont, les indicó que se sentarán a ambos lados de el.

Ofreció un fugaz apretón de manos a todos los presentes que no conocía mucho, a parte de ese episodio con un grisaceo y feo monstruo: Un gusto en verlos de nuevo - y al detenerse en Kaldur se presentó: Raínos - con una sonrisa

Escuchó con interés lo que tenía que contar el bardo, luego ese interés se centró en la rosa roja que pasaba de mano en mano mientrás la historia de Kaldur se tornaba mas personal y triste...

Esperó con impaciencia que la rosa llegara a la chica humana o al enano y con un ansioso y rápido gesto dijo "A mi a mi a mi! " con una susurrante voz.
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\"Un juego es una batalla, pero una batalla no es un juego\"