Caba?a con inquilino sospechoso. El Norte.A media tarde.
Llylius Proyhd, un hechicero con los nervios de punta. Hab?a permanecido en silencio mientras los dem?s hablaban o se pon?an a comer.
Le extra?? alguna de las reacciones de sus compa?eros, que parec?an provenir de tierras hospitalarias y seguras.
Esperaba que Gabriel dejara bien atrancada la puerta del establo, porque de no ser as?, los lobos iban a cenar bien esta noche; aunque tras escuchar el numeroso coro de aullidos y en especial el ?ltimo de ellos, que parec?a salido de la garganta de un lobo primordial olvidado por el tiempo, dudaba de la seguridad que podr?a proporcionar ese cobertizo en ruinas mal llamado establo.
Tambi?n se extra?? de la rapidez con la que la sacerdotisa de extra?o rostro se puso a comer, sin siquiera comprobar si la comida o la bebida estaban envenenadas.
La imagen de las tumbas recientes, del evidente deterioro de la propiedad y ese olor a podredumbre y abandono que se respiraba fuera, no dejaban de dar vueltas en su cerebro, haci?ndole ver todo desde un prisma de oscuras sospechas.
Se puso al lado del fuego y se dispuso a escuchar lo que ten?a que decirles su inesperado salvador.
Al menos aqu? dentro no llueve y hace calor. Eso fue lo ?nico bueno que Llylius ve?a a la actual situaci?n. Cuando empez? a hablar su extra?o anfitri?n, empez? a pensar que quiz? fuera no se estaba tan mal.
Me llamo Strahd Zarovan y esta es mi humilde granja.Vivo de lo que cultivo y como de lo que siembro,como tantos otros hacian antes-dijo mirando al hechicero,como si recordara algo.
?Por qu? me habr? mirado as?? No sab?a por qu?, pero al sentir su mirada una gota de sudor se formo en su nuca, y recorri?, pegasosa y lentamente, la mitad de su espalda hasta ser absorvida por el tejido. Un viejo cuento para asustar a los ni?os le vino a su mente. Era el cuento del Vampiro Granjero. En ?l se relataba la historia de un vampiro que robaba ni?os humanos que eran malos y los cuidaba como ganado para su alimento.
Seguro que no ha querido decir eso, Llylius, tranquil?zate, deja de ser tan paranoico. Pero una parte de su cerebro le dec?a que esa persona no era lo que parec?a ser. Las ?ltimas palabras que dijo, le confirmaron su teor?a al tiempo que le hicieron volver a sentir un escalofr?o, aunque esta vez no fue por el fr?o de la noche.
Tambien debe temer la cercania de La Monta?a y de los seres que en ella nunca duermen.Ultimamente se les suele ver demasido cerca de Poldask,asi como a unos grandes lobos blancos,y es por eso por lo que en dicha ciudad han decidido contratar a aventureros.Doce personas han muerto ya,y una decimotercera lo hara dentro de poco hasta que el Dios Lobo se sacie-dijo con voz suave,para a?adir con una amplia sonrisa:
Y esa persona soy yo
La menci?n a La Monta?a y el tono de voz empleado para pronunciarla le confirmaban que era de la zona. Hizo, medio a escondidas, el signo contra los esp?ritus f?sicos de La Monta?a cuando esta fue mencionada, y se preocup? h?ndamente de la menci?n a los Seres cerca de una ciudad; eso era extra?o y nada halague?o.
Su ?ltima frase, toda una sentencia, lo dej? anonadado y con su calenturienta mente pensando en extra?os rituales de invocaci?n de malignos seres venidos de lugares m?s all? de la comprensi?n de las razas de Faer?n... trece muertos para calmar al Dios Lobo, intent? recordar si hab?a escuchado algo sobre eso alguna vez, mientras su mente, fren?tica y asustada, le dec?a que ese sitio no pod?a ser seguro con un due?o as?, que seguro que hab?a envenenado a sus anteriores ocupantes para tener una base de operaciones desde la que llamar a los amorfos y desalmados seres que moran en La Monta?a, aun a costa de su vida...
locuras de viejas y ni?os, pensaba su parte m?s racional, pero hasta esta lo dec?a en voz bajita, temerosa...
?l no lo sab?a, pero mientras pensaba todo eso, su ya muy p?lida piel, se hab?a vuelto incluso m?s blanca, y su mano aferraba su petaca mientras la dirigu?a a su boca...
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No bebo para olvidar, me gusta el dolor. Bebo para poder soportar a gente como t?.