3 de Alturiak del A?o de la Magia Salvaje (1372 CV),Carretera hacia Poldask,El Norte.A media tarde.

Quien busque hacia el Norte, m?s all? de la crepuscular tierra de Inquanok, encontrar? en medio del helado yermo la oscura y enorme meseta de las tres veces olvidada Leng.

Conocer?is la Leng que ha rehuido el tiempo por los malignos fuegos que siempre arden y el espantoso chillido de los escamosos p?jaros de Shantak que, muy arriba, recorren el aire; por el aullido de Na-gah que empolla en tenebrosas cavernas y se aparece en sue?os a los hombres con extra?a locura; y por el templo de piedra gris bajo la guarida de los L?gubres de la Noche, donde est? el que lleva la M?scara Amarilla y vive completamente solo.

Pero gu?rdate, ?Oh Hombre! gu?rdate de Aquellos que pisan en la Oscuridad las murallas de Kadath, por el que perciba Sus cabezas mitradas conocer? las garras de la muerte.


("Al-Azif",Sobre la Meseta de Leng)

El cielo encapotado por gruesas nubes descargaba unos finos copos de nieve sobre el camino de Poldask.El viento,furioso,descargaba andanadas sobre la boscosa tierra,levantando espectros nivales y fantasmas de hielo.

Las bellas monta?as de la region se mostraban impavidas ante el embate de los elementos,puesto que mil tormentas habian vivido y mil tormentas mas viviran en su larga existencia.Ni siquiera el afanoso caminar de un grupo de viajeros por la carretera les perturbaba.Eran mas antiguas que los hombres,que los elfos o que los enanos que horadaban sus entra?as en busca de preciados metales.Cuando todos desaparecieran,ellas seguirian aqui.

El peque?o grupo de cinco aventureros,no estaba interesado en admirar las majestuosas monta?as que les flaqueaban,ni los extensos bosques que bordeaban el camino,solo deseaban encontrar el pueblo al que se dirigian antes de que la tormenta que se anunciaba con truenos lejanos,descargara sobre sus cabezas.

En la distancia,un observador inexperto,podria haberlos confundido con una manada de extra?os osos bipedos,pero al acercarse se daria cuenta de su error,aunque la procedencia de sus integrantes le dejaria aun mas perplejo.

Primero veria al joven Gabriel de Aguas Profundas,un muchacho agil y despierto,atento a cualquier amenaza que pudiera da?ar al grupo.A su lado,la encantadora y atractiva Neftis de Mulhorand,sacerdotisa y sirviente de la diosa homonima,algo aterida por el cruel viento tan distinto del calido Sim?n de su tierra natal.

Por detras de ellos,Thilgar Reciotrueno clerigo e inventor enano,sirviente de Gond de los Prodigios,avanza con lentitud mientras maldice el inclemente tiempo.Impavido ante el frio y sonriendo ante los reniegos del enano,el clerigo drow de Velsharun marcha junto a ?l.Silencioso como los muertos que su dios rige y letal como todos los de su raza,tambien se siente incomodo ante el clima.Cierra la marcha Llylius Proyhd el extra?o hechicero pelirrojo,nativo de estos lugares al que no le molesta el frio y la nieve tanto como a sus compa?eros,pero conocedor de su tierra,sabe que deben encontrar refugio.

El cielo se espesa,los truenos empiezan a rugir en el cielo,los copos desaparecen y quedan sustituidos por una intensa cortina de lluvia.La tormenta a llegado y las esperanzas se disuelven como azucarillos.

Buscando un refugio,divisan un luz entre los arboles.Parece una caba?a o una construccion similar en la que podrian aposentarse durante la tormenta.Los animos se elevan y la alegria les llena el corazon al comprobar que los dioses ahogan,pero no aprietan.

3 de Alturiak del A?o de la Magia Salvaje (1372 CV), Carretera hacia Poldask, El Norte. A media tarde.

Thilgar Reciotrueno, enano con el culo congelado



- ?Clavos y Tuercas carabonita, creo que tienes razon! - tron? la voz del enano, atenuada por su grueso abrigo - Movamos nuestros traseros hacia all?. Necesito echar un trago y me muero de hambre. Y ya hacer rato que no siento las posaderas.

Sin esperar la opinion de los demas, Thilgar se sali? del camino y ech? a andar entre la nieve y el barro, con su enorme mochila bamboleandose tras el.

3 de Alturiak del A?o de la Magia Salvaje (1372 CV),Carretera hacia Poldask,El Norte.A media tarde.

Llylius Proyhd, hechicero pelirrojo envuelto en ropa de abrigo.

Qu? extra?a puede llegar a ser la vida. Hac?a un a?o lo ten?a todo, o al menos todo a lo que aspiraba. Mujer, familia y vecinos que no se entromet?an en su vida y sab?an hablar de algo m?s que de caza y trigo.
Luego ocurri? aquel incidente y todo cambi?, y seis meses m?s tarde... los dioses a veces tienen un extra?o sentido del humor.
No es que lo obligaran a irse... f?sicamente al menos, pero sab?a reconocer cuando no era bienvenido.

Una vez m?s, y el n?mero de veces era ya incontable, volvi? a mirar a sus compa?eros de viaje: un espadach?n, una extra?a aunque perturbadora mujer m?s parecida a la ilusi?n de un mago que a una humana, un enano con la conversaci?n m?s extra?a que hab?a o?do en su vida y un drow con un dios tan extra?o como su misma raza.
?l mismo se hab?a mantenido bastante silencioso, sin hacer uso de su natural don de gentes. Siempre le habi? sido f?cil caer bien, pero esta vez estaba entre aventureros no entre campesinos y cazadores, y prefer?a observar.

El c?mo se uni? a ellos no fue algo tan extra?o, al fin y al cabo ?l era natural de esta regi?n y la conoc?a... todo lo que un hombre pod?a conocer a esta zona, tan cambiante como inmutable eran sus monta?as. El objetivo era de locos, casi suicida pero bueno, en estos momentos su ?nimo le dec?a que adelante.

Alguien vio una luz, quiz? una caba?a. Varios de ellos hablaron, aunque no prest? atenci?n a sus palabras, solo a sus actos. El enano sali? del camino y el espadach?n sali? tras ?l, tras entregar algo que la reci?n llegada lluvia no le permiti? ver con claridad.
Estaban saliendo del camino, alegremente, ?para ir haci una luz en una construcci?n desconocida! Desde luego, no se pod?a decir que no fueran unos verdaderos suicidas. ?Acaso no les hab?a dicho que por all? rondaban los muertos vivientes, los seres que no dorm?an ni descansaban, atrapados por entidades caprichosas y crueles y condenados a devorar la energ?a de los vivos? Eso por no hablar que cada vez se acercaban m?s a La Monta?a.

Est?n locos estos forasteros.

Tras ver qui?n quedaba y quien hab?a salido hacia la luz, ?l mismo abandon? el sendero y avanz? hasta colocarse un paso por detr?s de Thilgar. Cuando el grupo se separa, ve siempre con los m?s fuertes o con los que m?s te f?es le hab?a dicho un aventurero de paso hac?a ya m?s de dos a?os. Un aventurero poderoso y hacedor de verdaderos prodigios m?gicos, capaz de conjurar las fuerzas de la naturaleza. Un aventurero que no hab?a vuelto de La Monta?a... ni ?l ni ninguno de su numeroso grupo.

Sin mirar siquiera si los segu?an mantuvo la vista fija en el traicionero suelo, esperando no pisar una trampa para lobos u osos, y que la caba?a no fuera una trampa para humanos...

Por las verrugas de Beshaba, necesito un trago...
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No bebo para olvidar, me gusta el dolor. Bebo para poder soportar a gente como t?.

3 de Alturiak del A?o de la Magia Salvaje (1372 CV),Caba?a en medio del bosque,El Norte.A media tarde.

La lluvia caia con fuerza deshaciendo la poca nieve que se habia acumulado en el camino forestal.La tierra se transformaba en barro oscuro y maloliente,permitiendo que una miriada de gusanos y lombrices emergieran de sus entra?as buscando la humedad del ambiente agitando sus ciegas extremidades.

Los pinos,grandes y con la corteza negra por el agua,se apretaban en el sendero temerosos de los caminantes que se afanaban por no perder el faro que les guiaba hacia un ansiado reposo.No habia ningun ruido mas que el sonido de la lluvia golpeando el suelo,ni mas olores que la tierra humeda y la madera mojada.Nada se movia,salvo los gusanos y nada respiraba,salvo los aventureros.

El camino se terminaba de manera abrupta en un claro extenso sobre el que se aposenta una recia caba?a de madera con el ojo de luz brillando con fuerza.A la izquierda se apreciaba un valla rota que cerca un esqueletico campo de cultivo en el que parecen surgir de la tierra brotes de plantas como remedos no muertos de sus parientes vivas.En la parte derecha,los restos ennegrecidos y chamuscados de lo que era un granero peque?o,se alzan como un recordartorio o un aviso para los que por alli pasan,reforzando el mensaje de tres tumbas se?aladas unos metros alejadas de ?l.

Al entrar en el claro y avanzar hacia la caba?a,se nota el suelo esponjoso,blando y con un olor fuerte a putrefaccion y abandono.Daba la impresion de avanzar sobre el cadaver de alguna criatura antidiluviana que se hubiera tendido a morir en esa parte del bosque,pero que aun no lo estuviera.

Un restallar de relampago ilumina la escena mostrando en el otro extremo del claro y perpendicular a la caba?a,unos corrales techados de los que surgen mugidos y gru?idos de animales,quizas asustados por la tormenta.

La caba?a se estremece ante los embates del viento y la lluvia,crujiendo y gimiendo como un viejo arbol al que fueran a talar,mientras su recia chimena escupe volutas de humo negro que se deshacen en el aire.Quien se acerque a la iluminada ventana,atisbara entre la suciedad del cristal,un salon con una amplia mesa rodeda de banquetas,un hogar donde arde un gran fuego sobre el que se aposenta una amplia marmita en la que bulle un liquido acuoso y muebles diversos que se desenfocan y desaparecen segun la basura acumulada.

El frotal de la casa es un amplio porche al que se accede por medio de cuatro escalones que crujen bajo el peso de los visitantes amenazando rotura.El pasamanos esta humedo y verdoso por los peque?os hongos que en el crecen pudriendolo centimetro a centimetro,y las tablas del propio porche se notan demasiado elasticas y poco firmes como para pensar que aguantaran un a?o mas.La puerta es de resistente madera de roble y por sus grietas se filtra algo de luz y de calidez,haciendo que sea un elemento discordante en el porche.Todo ello enmarcado con un fortisimo olor a salitre y basura acumulada,repulsivo y obsceno.

3 de Alturiak del A?o de la Magia Salvaje (1372 CV), Carretera hacia Poldask, El Norte. A media tarde.

Thilgar Reciotrueno, enano con el culo congelado y los pies pringados de barro



Haciendo uso de sus cortas piernas, y sin dejar de rezongar, Thilgar dio finalmente alcance al resto del grupo, que le habian adelantado sin problemas al subir el repecho que conducia a aquel siniestro lugar. Ech? un vistazo a los alrededores, con un semblante de desconfianza mas que evidente.

?Qui?n se atreve a tentar a la muerte y llamar? Sus palabras salieron asperas y sonaron extra?as entre el constante sonido de la lluvia sobre sus cabezas y cansados cuerpos. No pudo evitar dar otro trago a la petaca.

- No jodas granjero, que no esta el horno para bollos. - Dijo el enano, al tiempo que lanzaba una mirada malhumorada al hechicero. Sin embargo, parecia tan intimidado como el resto de sus compa?eros, que contemplaban aquella ruinosa edificaci?n con un respeto bastante comprensible. Finalmente el enano solt? un bufido y sac? su pesado martillo del cintur?n. - Por los altos hornos del Maestro Artesano, ?a que co?o estamos esperando?

Sin mas, dio un par de pasos hacia la desvencijada puerta y llam? a ella con contundencia haciendo uso del cabezal de su arma. Los golpes sonaron como truenos en aquel inhospito lugar, pero por encima de ellos son? la voz de Thilgar.

- ?Ah del castillo! ?Viajeros muertos de frio piden refugio! ?Vive alguien en este bonito paraje? - El tono ironico del enano fue amortigauado por la llubia... y por las miradas iracundas de sus compa?eros, que parecian a punto de estrangularlo - ?Que pasa? Habia que llamar, ?no? - Dijo el hosco servidor de Gond a la defensiva.

3 de Alturiak del A?o de la Magia Salvaje (1372 CV), Caba?a del Bosque, El Norte. A media tarde.

Gabriel

Despues de que se abriera la puerta con el granjero, este, les invit? a pasar y a comer en su casa. Pero unos aullidos rompieron el monotono sonido de la lluvia, mientras miraba hacia el bosque el agua le resbalava por la cara y parecia que las gotas tardaran una eternidad en ir desde su barbilla al suelo, pero la voz del granjero pareci? poner el tiempo a su ritmo normal y sacar de sus cabilaciones a Gabriel, e indicando con la mano hacia sus compa?eros a la vez que decia su nombre se dispuso a presentar al grupo.

- Esta es Neftis, este es Thilgar RecioTrueno, este es Rizzen L?lizhar, este es Llylius Proyhd y yo soy Gabriel-, a la vez que se inclinaba un poco a modo de rever?ncia cuando decia su nombre.

- Parece que la tormenta nos ha cojido por el camino y le agradecemos mucho su hospitalidad, ?no tendr? un establo d?nde pueda dejar descansar a mi caballo?-

Despu?s que el granjero le indicara d?nde, mientras sus compa?eros entraban en calor dentro del sal?n, Gabriel, se dirigi? d?nde le habia indicado el campesino y busc? un lugar con paja, d?nde dej? el caballo, le quit? la silla de montar, at? las riendas a un palo para que no se escapara asustado por los aullidos o alg?n trueno, sac? un cepillo de la barda que estaba ahora junto al silla en un rinc?n y empez? a cepillarlo.

Una vez acab? se dirigi? a la casa y se uni? a sus compa?eros:

-Si no os importa, me voy a hechar un rato-, dej? la ropa mojada cerca del fuego para que se secara y se dispuso a dormir un par de horas.

Caba?a del Bosque,El Norte.A media tarde.

Rizzen L?lizhar, el drow marcado.


El elfo drow fue el ultimo en llegar a esa confortable caba?a, al entrar, sin ense?ar su rostro, se dirigio al hombre.
-Muchas gracias por su hospitalidad se?or- hecha un vistazo dentro de la casa y admira todo lo que hay en ella -Tiene usted una bonita caba?a, sospecho que la cuida muy bien- Rizzen se da la vuelta admirando el camino que han dejado atr?s y el bosque del que procedian los aullidos -Esos aullidos... ?Tendriamos que tener cuidado con ellos??Ha tenido algun problema con esos lobos?, espero que no molesten mucho- entro en la casa y cierro la puerta despacio para que no suene el portazo -Necesito un lugar donde descansar, ?tiene alguna habitacion libre?- el drow espera las respuestas mientras se adentro en el confortable salon de la caba?a, avanzando hasta la mesa donde esta Neftis comiendo, la pone una mano en el hombro y dice mientras hecha una agradable sonrisa -Que aproveche bellisima Neftis- tras esto me dirijo cerca del hombre de la caba?a para que me muestre donde hay una habitacion libre para mi, si tiene.

Caba?a con inquilino sospechoso. El Norte.A media tarde.

Llylius Proyhd, un hechicero con los nervios de punta.

Hab?a permanecido en silencio mientras los dem?s hablaban o se pon?an a comer.
Le extra?? alguna de las reacciones de sus compa?eros, que parec?an provenir de tierras hospitalarias y seguras.
Esperaba que Gabriel dejara bien atrancada la puerta del establo, porque de no ser as?, los lobos iban a cenar bien esta noche; aunque tras escuchar el numeroso coro de aullidos y en especial el ?ltimo de ellos, que parec?a salido de la garganta de un lobo primordial olvidado por el tiempo, dudaba de la seguridad que podr?a proporcionar ese cobertizo en ruinas mal llamado establo.
Tambi?n se extra?? de la rapidez con la que la sacerdotisa de extra?o rostro se puso a comer, sin siquiera comprobar si la comida o la bebida estaban envenenadas.
La imagen de las tumbas recientes, del evidente deterioro de la propiedad y ese olor a podredumbre y abandono que se respiraba fuera, no dejaban de dar vueltas en su cerebro, haci?ndole ver todo desde un prisma de oscuras sospechas.
Se puso al lado del fuego y se dispuso a escuchar lo que ten?a que decirles su inesperado salvador.

Al menos aqu? dentro no llueve y hace calor. Eso fue lo ?nico bueno que Llylius ve?a a la actual situaci?n. Cuando empez? a hablar su extra?o anfitri?n, empez? a pensar que quiz? fuera no se estaba tan mal.

Me llamo Strahd Zarovan y esta es mi humilde granja.Vivo de lo que cultivo y como de lo que siembro,como tantos otros hacian antes-dijo mirando al hechicero,como si recordara algo.

?Por qu? me habr? mirado as?? No sab?a por qu?, pero al sentir su mirada una gota de sudor se formo en su nuca, y recorri?, pegasosa y lentamente, la mitad de su espalda hasta ser absorvida por el tejido. Un viejo cuento para asustar a los ni?os le vino a su mente. Era el cuento del Vampiro Granjero. En ?l se relataba la historia de un vampiro que robaba ni?os humanos que eran malos y los cuidaba como ganado para su alimento. Seguro que no ha querido decir eso, Llylius, tranquil?zate, deja de ser tan paranoico. Pero una parte de su cerebro le dec?a que esa persona no era lo que parec?a ser. Las ?ltimas palabras que dijo, le confirmaron su teor?a al tiempo que le hicieron volver a sentir un escalofr?o, aunque esta vez no fue por el fr?o de la noche.

Tambien debe temer la cercania de La Monta?a y de los seres que en ella nunca duermen.Ultimamente se les suele ver demasido cerca de Poldask,asi como a unos grandes lobos blancos,y es por eso por lo que en dicha ciudad han decidido contratar a aventureros.Doce personas han muerto ya,y una decimotercera lo hara dentro de poco hasta que el Dios Lobo se sacie-dijo con voz suave,para a?adir con una amplia sonrisa:

Y esa persona soy yo

La menci?n a La Monta?a y el tono de voz empleado para pronunciarla le confirmaban que era de la zona. Hizo, medio a escondidas, el signo contra los esp?ritus f?sicos de La Monta?a cuando esta fue mencionada, y se preocup? h?ndamente de la menci?n a los Seres cerca de una ciudad; eso era extra?o y nada halague?o.
Su ?ltima frase, toda una sentencia, lo dej? anonadado y con su calenturienta mente pensando en extra?os rituales de invocaci?n de malignos seres venidos de lugares m?s all? de la comprensi?n de las razas de Faer?n... trece muertos para calmar al Dios Lobo, intent? recordar si hab?a escuchado algo sobre eso alguna vez, mientras su mente, fren?tica y asustada, le dec?a que ese sitio no pod?a ser seguro con un due?o as?, que seguro que hab?a envenenado a sus anteriores ocupantes para tener una base de operaciones desde la que llamar a los amorfos y desalmados seres que moran en La Monta?a, aun a costa de su vida... locuras de viejas y ni?os, pensaba su parte m?s racional, pero hasta esta lo dec?a en voz bajita, temerosa...
?l no lo sab?a, pero mientras pensaba todo eso, su ya muy p?lida piel, se hab?a vuelto incluso m?s blanca, y su mano aferraba su petaca mientras la dirigu?a a su boca...
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No bebo para olvidar, me gusta el dolor. Bebo para poder soportar a gente como t?.