Lugar y fecha desconocida.Bosque y campamento aventurero

Neftis, bella cual diosa, enfadada cual fiera

La celriga aasimar escuchaba todo lo que sus compa?eros decian, mientras ella acababa de montar la guardia que le hab?a tocado. El clerigo Rizzen, aun algo desenfocado, trataba de responder, la mansalva de preguntas que sus compa?eros le estaban formulando. Que si habia visto algo, que que le paso, que que sintio. Diablos, no le pod?an dejar empaz?
Enano testarudo!! pens? Neftis. Parec?a que no entend?an que el clerigo, estaba aun muy sofocado.

- Vamos, no veis que esta muy sofocado aun? hace apenas unos minutos... dijo la cleriga intentando defender al drow. Porque no le dejais dormir, dormimos y ya ma?ana, nos lo cuenta mientras investigamos donde diablos estamos? dijo la cleriga extendiendo la mano a sus compa?eros en se?al de protesta ante el sentido comun.
- No despertemos la curiosidad de la naturaleza y otros seres que sin duda, nos estan observando, y descansemos de una vez. Si? dijo la aasimar esperando que sus compa?eros la apoyasen.

Gabriel, ten cuidado. Es de noche y es la hora en que las sombras se mueven para enga?ar nuestros sentidos. ?No ser?a mejor que te quedaras aqu? con todos nosotros?

Mientras hablaban, Gabriel, inquietado estaba mirando alrededor en busca de possibles criaturas atraidas por el tono de voz del Rizzen. Su mirada pas? por todos los miembros del grupo, por el campamento y varias veces a por su caballo.

Sinceramente creo que es mejor que de una vuelta, no puedo estar tranquilo en un lugar como este despu?s de esos gritos. Tampoco me voy a ir, solo dar? una vuelta alrededor del campamento, ni siquiera deveriais perderme de vista.- dicho eso, se gir? y patrull? un poco por las inmediaciones del campamento.

En alg?n lugar de... alg?n sitio. De noche en un bosque y delante de una hoguera.

Llylius Proyhd, un hechicero muy cansado.

El drow hab?a hablado, y lo que hab?a dicho era del agrado de Llylius.
Bien, grupo, propongo que descansemos y que cuando el sol salga hablemoso con m?s tranquilidad y menos nerviosismo y miedo en nuestros corazones.
Si es que hay sol en esta tierra que nos odia...

La ?ltima frase no pas? de ser un susurro que se llev? el aullante viento, junto a los molestos copos de nieves que volv?an a caer para helar aun m?s si cabe el ?nimo de los aventureros.
Se dirigi? a la tienda y desde la entrada vigil? durante unos minutos el deambular de Gabriel, hasta convencerse a s? mismo de que no pasaba nada malo. Cuando entr? en la tienda se bebi? un buen trago del licor de su petaca. Realmente le hac?a falta. Esperaba dormir sin pesadillas y ese brebaje casero siempre le ayudaba.
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No bebo para olvidar, me gusta el dolor. Bebo para poder soportar a gente como t?.

Lugar y fecha desconocida.Bosque y campamento aventurero

Neftis, bella cual diosa

La naturaleza aasimar de la cleriga Neftis, no impidi? que la misma no tubiera el frio calado hasta en los huesos mas hondos del cuerpo. Tal vez no le incomodara tanto como a sus otros compa?eros, pero lo que era seguro, es que de sentirlo, lo sent?a. Ya lo creo que lo sent?a.

El cansancio empezaba a mellar sus fuerzas, viendose estas seriamente afectadas despues del turno de guardia.
Dios que sue?o y cansancio me est? entrando pens? la aasimar, justo cuando en aquel momento, Thilgar mencion? algo de hacer guardia porque no ten?a sue?o.

- Estupendo! dijo Neftis con cara de aleluya, manten los ojos bien abiertos enano, que nuestras vidas estan en tus manos... dijo la cleriga mirando con algo de desconfianza al enano. No es que no se fiara de ?l pero, era un dia muy extra?o.

Riahne hablando con Thilgar, Gabriel dando una vuelta, y Llylius en la tienda de campa?a para dos personas... solo.
Escurridiza y seductoramente bella como era ella, en un movimiento gracil como el de las serpientes, se encorb? entrando en la tienda de campa?a, rozando lo menos posible las paredes de la entrada de esta.

- Que? hay sue?o eee marmon? dijo le cleriga gi?andole un ojo al hechizero, Hace mucho frio dijo la cleriga quitandose la armadura, entredejando ver la barriga y ombligo de esta, apartandola a un lado, y tapandose ella, y tamando a Llylius con la gran manta de invierno que Neftis hab?a traido.
- Buenas noches dijo neftis buscanco calor corporal en el hechizero como complemento al aportado por tan buena manta.

En alg?n lugar de... alg?n sitio. De noche en un bosque y dentro de una tienda de campa?a.

Llylius Proyhd, un hechicero muy, muy cansado.

La sacerdotisa del sur hab?a entrado en la tienda. Dijo algo, aunque su embotada mente, reconociendo su voz, se neg? a hacer el esfuerzo de entender el qu?.
Mientras se deslizaba al re?no on?rico not? como ella le rozaba brevemente al meterse a su lado y lo tapaba con una gruesa manta de invierno, obviamente buscando su calor y ofreci?ndole el suyo.

Si no hubiera estado tan sumamente cansado, f?sica y mentalmente, le hubiera explicado que no le hac?a falta calor ni manta, que era inmune al fr?o. Sin embargo, esa noche no le importaba sentirse acompa?ado y as? combatir el fr?o que el miedo y los sobresaltos de esa inacabable vigilia nocturna, un antrop?fago loco, lobos que casi los matan, un extra?o viaje instant?neo no buscado, un compa?ero casi muerto, una extra?a nueva compa?era de viaje..., le hab?an causado en su mente.
Suspirando con una extra?a mezcla de satisfacci?n y cansancio murmur? algo parecido a un Que Sel?ne nos guarde en la noche y se dej? arrastrar por las corrientes del sue?o que lo llevaban a la inconsciencia.
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No bebo para olvidar, me gusta el dolor. Bebo para poder soportar a gente como t?.

Campamento nocturno perdido de la mano de los dioses

Thilgar Reciotrueno, servidor de Gond con malas pulgas



El enano sopl? un poco las ramitas que acababa de prender, animando a las llamas a avivarse. Despu?s coloc? cuidadosamente llos maderos que habia recojido anteriormente formando un cono de palos entrecruzados. El fuego, protegido del viento a avivado por las virutas de madera seca, no tardo en brillar con la misma fuerza que antes.

Con un gru?ido por toda respuesta, Thilgar despidi? a los que se marchaban a la cama. Mir? a su alrededor y con un suspiro recoji? su pipa, que se hab?a apagado. Tom? una ramita del fuego y la acerco a la desgastada cazoleta. El tabaco prensado prendi? de nuevo mientras los ojos acerados del enano seguian los movimientos de Gabriev a trav?s del humo.

- Ese chico - repondi? por fin a Riahne - ha rajado mas barrigas que el resto de los integrantes de este grupo juntos. Los tiene bien puestos. Asi que no te preocupes por el. Ademas, ha dicho que no iria demasiado lejos. Preocupemonos mejor por tratar de averiguar que pu?etas has sacado de esa jodida caja.

Sin soltar la pipa, ech? mano de su morral y rebusc? afanosamente en su interior, frunciendo su espeso entrecejo mientras trataba de localizar al tacto lo que le interesaba. Enseguida sac? unas pesadas tenazas de hierro y unos gruesos guantes de cuero, como los que suelen utilizar los herreros.

- Dudo que sirvan como proteccion si todos esos cachicvaches son lo suficientemente poderosos... pero al menos no ser? como cojerlos con la manos. Y ahora viene la parte dificil... - gru?? mientras intentaba concentrarse.

Lugar y fecha desconocida.Bosque y campamento aventurero

Neftis, bella cual diosa, dormida cual angelito (hasta hace un momento...)

El grito sobresaltado de Llilyus despert? a Neftis irremediablemente. Esta se asust? creyendo que les atacaban, pero enseguida gir? la cabeza y comprob? que se trataba simplemente del exhaltado hechizero, que nervioso y tenso por la situacion en la que se encontraba sumergida el grupo, era probable que se tratase de una simple pesadilla. O no tan simple
Una pesadilla? pens? Neftis, a la vez que se daba la vuelta mirando hacia el hechizero, pues habia estado durmiendo de espaldas al mismo. Le mir? con cara tierna y afable a la vez que dijo:

- Estas bien? dijo a la vez que con la mano en su hombro y movimiento suave, le iva tumbando de nuevo Venga, haz el esfuerzo, trata de descansar dijo mirandole y recordando que ten?a un odre con agua, el cual fu? a buscar a su mochila y lo sac? para que el hechizero bebiera un poco. Cuando hubo bebido (si es que bebi?) dijo:

- Descansa y... buenas noches y siguio durmiendo dejando al hechizero sumido en sus pensamientos.

En alg?n lugar de... alg?n sitio. Amanecer.

Llylius Proyhd, un hechicero que agradece ver el sol.

En cuanto los primeros rayos de sol atravesaron la tela de la tienda Llylius se levant?. No es tuviera ganas de hacerlo, pero ten?a vagos recuerdos de sue?os poco agradables, y nunca le hab?an gustado las pesadillas, siempre le parec?a que pod?an ser demasiado reales y premonitorias.

Sali? de la tienda y observ? su entorno, a la luz del sol. O al menos de alg?n sol. Bien, con esto queda demostrado que aqu? no es siempre de noche. El fr?o segu?a siendo una constante, tal y como atestiguaba el blanco y g?lido suelo, que cruj?a bajo sus botas mientras se dirigu?a hacia la derrotada hoguera. Se dispuso a encenderla; no todos ten?an la suerte de poder disfrutar de inmunidad al fr?o como ?l. Intent? no hacer demasiado ru?do para permitir que los que pudieran dormir lo hicieran el m?ximo tiempo posible.

Mientras acababa de encenderla, un pensamiento surc? raudo sus pensamientos: deb?an encontrar un lugar donde les informaran de su actual paradero, para saber como regresar... y donde tambi?n le pudieran rellenar su petaca, que amenazaba con agotarse.
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No bebo para olvidar, me gusta el dolor. Bebo para poder soportar a gente como t?.