Autor Tema: El Precio de la Venganza [DDI]  (Leído 50862 veces)

Jurgen Heindall

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« Respuesta #75 en: Febrero 16, 2005, 08:49:26 am »
En alg?n lugar de... alg?n sitio. Anocheciendo.

Llylius Proyhd, un hechicero montando un campamento.


La nieve se aparta y ya est?, seguidor de Gond. Mientras dec?a eso, Llylius proced?a a apartar la nieve que rodeaba un peque?o claro entre los ?rboles, donde pensaba plantar su tienda de campa?a. Estaba acostumbrado a montar campamentos, ya que en los ?ltimos tiempos, cuando hab?a crecido su poder hab?a participado en alguna batida contra muertos vivientes menores que merodeaban a las afueras del poblado en busca de vida para saciar sus insanos apetitos. La Monta?a a veces ten?a esos detalles para con sus vecinos.
Guerrera, dijo dirigi?ndose a la mujer del brillo azul cajita misteriosa, no me gusta andar de noche por sitios desconocidos y no soy muy bueno trepando, usted misma puede subirse a alguno de los numerosos ?rboles para observar el terreno que nos circunda en busca de un lugar mejor. Aunque yo no tendr?a muchas esperanzas. Creo que nuestro h?bil espadach?n tiene raz?n, este bosque parece grande, m?s no es tan espeso como para no dejar correr ni tan ralo como para no dar cobertura. Sobre lo del trago, estoy profundamente de acuerdo en intercambiar bebidas, estoy realmente seco.
Acompa?? esas palabras con un largo trago de su petaca, que amenazaba con acabarse merced al continuado uso que le hab?a dado ese d?a.
?Neftis, te parecen pocos ?rboles los que ves aqu?? No pudo evitar sonreir al hablar con ella. Una vez m?s, el elevado carisma de la cl?riga ejerc?a esa sutil influencia en todos ellos, aunque ?l era consciente de la misma al saber que ?l mismo ejerc?a ese mismo efecto en muchas personas.
Dando gracias una vez m?s a su abuela por las botas que calzaba, y a su desconocido abuelo por regal?rselas a su abuela antes de irse, el hechicero prosigui? con la rutinaria tarea de retirar la nieve, las piedras y montar la sencilla aunque protectora tienda de campa?a. Esperaba que todos tuvieran una protecci?n similar, dormir al raso en un saco de dormir o arropado por unas mantas, con la que estaba cayendo, era de locos.
Si alguien necesita dormir, ya sabeis que en mi tienda hay sitio para una persona m?s, dijo sin mirar a nadie en particular, y que no cobro alquiler. Lo que podr?a haber pasado por una gracia, en aquel ambiente a ?l le son? discordante, como si el desagrado de los ?rboles hubiera interferido en su percepci?n de las cosas. Reprimi? un escalofr?o que no era producto de la pertinaz nevada y sigui? a lo suyo, manteni?ndose alerta a todo.
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No bebo para olvidar, me gusta el dolor. Bebo para poder soportar a gente como t?.
« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Jurgen Heindall »
Te juzgaré porque tal es mi derecho de Príncipe, de Sangre y de Poder, pequeña sanguijuela desagradecida.

Beatrice Bleu

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« Respuesta #76 en: Febrero 16, 2005, 04:21:02 pm »
En tierras sin nombre y at?rida de fr?o...



    Riahne Thousandarms, Tiefling, rogue y...[/list]

    Definitivamente el fr?o estaba empezando a embotarle el cerebro... Eso y los m?s de cuatro tragos que hab?a tomado de su petaca. Sac? su manta y se la puso por encima. No quer?a congelarse puesto que s?lo hab?a contado con encontrar la caja y regresar a su casa. Ahora ten?a que acampar y no contaba con una tienda... El pelirrojo hab?a dicho algo de una tienda y ten?a bebida. Era m?s de lo que Riahne necesitaba y no pensaba morir de fr?o.

    - Si me prometes que me permitir?s pasar la noche en tu tienda, subir? para ver que hay tras todo este maravilloso conjunto de ?rboles. Yo la verdad no creo que sea muy buena idea acampar en un claro, pero es s?lo mi opini?n. - Riahne empezaba a pensar que estaban juntos en esto y sin embargo estaba la caja, aunque quiz?s fuera s?lo una m?s de las historias de su madre...
    « Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Beatrice Bleu »
      Ya no te pienso esperar por siempre, porque el mercurio lo tengo aqu?... [/list]

      gabriev

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      « Respuesta #77 en: Febrero 16, 2005, 08:29:59 pm »
      Fecha desconocida.Lugar ignoto.Noche

      Gabriel


      El hechicero mont? una tienda y la "nueva" se ofreci? voluntaria para ocupar la plaza que tenia de sobras en la tienda. Mientras tanto, Gabriel, estir? el petate y lo at? entro dos arboles a modo de hamaca, at? el caballo a un arbol de los que habia usado para poner el petate y se dirigi? a sus compa?eros:

      - Nos habriamos de distribuir las guardias, con lobos corriendo por aqu? no se sabe cuando nos pueden hacer una visita en busca de comida. En todo caso me gustaria no hacer la primera.-

      Una vez dicho eso comprob? que la improvisada cama aguantara y se tumb? en ella con la capa a modo de manta y el sombrero cubriendole la cara.

      - Dejadme dormir un poco y gustoso har? la que me toque, aunque vigilar no es lo mio har? lo que pueda-.
      « Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por gabriev »

      Jurgen Heindall

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      « Respuesta #78 en: Febrero 17, 2005, 08:21:02 am »
      En alg?n lugar de... alg?n sitio. Anocheciendo.

      Llylius Proyhd, un hechicero con tienda de campa?a.


      ?Guardias? No pretendereis que un pobre humano hechicero, practicamente ciego en esta noche de ventisca y nevada sea el responsable de vuestra seguridad, ?verdad?
      Su cara de incredulidad hab?a sido cuidadosamente ensayada durante mucho tiempo, y en su poblado acostumbraba a funcionar... y con el grupo hab?a funcionado hasta ahora. Solo faltaba por ver qu? ocurr?a en esta ocasi?n.
      Se?ora... se?ora. Si quiere subir y observar h?galo, pero ello no le va a dar m?s o menos derecho a compartir mi tienda, es algo voluntario.
      Acab? de montar la tienda y esper? a ver si alguien m?s dec?a algo de la tienda. No le gustar?a que sus compa?eros se helaran al raso y si se hac?an guardias mientras ?l, si no ten?a m?s remedio, u otro que usara la tienda hac?an guardia, un tercero podr?a estar dentro mientras tanto.
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      No bebo para olvidar, me gusta el dolor. Bebo para poder soportar a gente como t?
      « Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Jurgen Heindall »
      Te juzgaré porque tal es mi derecho de Príncipe, de Sangre y de Poder, pequeña sanguijuela desagradecida.

      Falquian

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      « Respuesta #79 en: Febrero 17, 2005, 09:24:19 am »
      En mitad de un tenebroso bosque, vete a saber cuando, vete a saber donde

      Thilgar Reciotrueno, sacerdote gru??n e incorformista




      Viendo que sus compa?eros no tenian ganas de mover el culo, Thilgar solt? un gru?ido y murmur? algo que no son? demasiado agradable en un enano cerrado y gutural. Se sac? de nuevo el escudo y descarg? en el suelo su mochila. Rebusc? un poco en su interior y finalmente hizo emerger del enorme macuto los aparejos de una tienda de campa?a de moderadas dimensiones. Su dise?o resultaba intrincado e irreconocible para sus compa?eros, que hasta ahora no habian tenido oportunidad de ver aquel extra?o conjunto de lonas y barillas met?licas.

      - ?Que pasa chaval? ?Te da miedo la oscuridad? - Coment? con tono sarcastico mientras comenzaba a montar todo aquel tinglado. - Si encontramos algun bot?n en mitad de todo este jodido desastre - continu? con tono sosegado mientras seguia trajinando-, tendr?s el mismo derecho que los demas en el reparto. Asi que vamos a distribuir las guardias con la misma equidad. Que todos estamos igual de cansados y no vamos a dejar montando guardia al pu?etero caballo. Con perd?n, Gabriel.

      Ante los ojos de sus comap?eros, el sacerdote se introdujo bajo la lona que habia extendido en el suelo. Su bulto se deslizo bajo la tienda y despues de un peque?o forcejeo, una maldici?n y un chasquido, la estructura se ?bri? como un paraguas. El enano sali? sonriente de la peque?a c?pula que habia montado. Ech? un vistazo a su alrededor y comenz? a reunir le?a. Pronto un buen fuego les calentaria a todos.
      « Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Falquian »
      [size=84]Cobarde es el que no defiende
      Lo que su corazón reclama
      Y blandiendo su arma entiende
      Que morirá por lo que ama
      [/size]


      Falquian

      Quet

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      « Respuesta #80 en: Febrero 18, 2005, 07:33:46 pm »
      Fecha desconocida.Lugar ignoto.Noche

      Rizzen L?lizar, el drow apenado



      Aquel dia habia sido muy largo y bastante raro adem?s, el enano tenia razon, habia que descansar pero el hecho de que se estubiera acabando el dia y que era de noche hacia que los aventureros no pudieran bajar la guardia ni un segundo, ya que a esas horas y en ese lugar aun desconocido para ellos podria suponer una muerte terrible a manos de cualquier criatura que merodease por all?.

      Aquella misteriosa ni?a y su manada de lobos, saber la situacion en la que se hallaba el grupo de aventureros y el corte de conexi?n con su deidad eran las unicas tres cosas que rondaban por la cabeza del drow en estos momentos.
      Sobre todo pensaba en la perdida de contacto con su deidad, no se podia imaginar el porqu? pero el queria saberlo, fue llegar al lugar en el que nos encontramos ahora y perderla automaticamente, ?tal vez su dios le est? poniendo a prueba? y si es as? ?Por qu? lo hace? y si no es as?, que estaba pasando en realidad... eran preguntas que no podian ser respondidas pero que con el tiempo tendrian un porq?e.

      El rostro de alerta del drow con el que se mostraba cuando habl? por ultima vez cambi? totalmente, habia hablado sobre el corte de conexion con su deidad pero no podia aguantar mas sin dedicarle todo el afecto que se merece a ese asunto ya que para un clerigo, en definitiva, todo se basa en la f? en tu dios... y ahora... el drow se estaba lamentando por no haber dedicado antes un tiempo para eso...

      Era el momento perfecto para que la nueva chica que estaba perdida junto a nosotros se presentara, al igual que nosotros, pero motivos mayores hicieron que al drow no le apeteciera nada hacer eso y por eso permaneci? cayado hasta el momento

      El drow mir? a su alrededor, fij? la vista en el arbol mas cercano y empez? a caminar hacia ?l mientras que se arropaba mas fuertemente con la manta que tenia encima.
      Si alguno de sus compa?eros miraba la cara del drow, aunque solo fuera de paso, notaria que le pasaba algo, su cara triste y apenada lo decia todo, algo muy importante tenia que estar pasando por su cabeza, tal vez tan solo comprendible en estos momentos por los clerigos pero si al hechicero le pasara, tambien tendria un aspecto similar al que tiene el drow en esos momentos...

      Cuando pas? por al lado de la tiflin ni siquiera hech? un vistazo a lo que antes era una luz azulada, ya parecia no importarle tanto y eso era bastante raro en el drow ya que era uno de los que mas deseaba abrir la caja...

      Al llegar al arbol se sent? en la nieve arropado con su manta, se apoy? con la espalda en el arbol y mir? a los clerigos que habia alli en esos momentos, tan pronto como pas? la mirada por Thilgar y Neftis se qued? mirando a un punto fijo, justamente al frente sin observar nada en concreto, como si mirara al vacio, una rafaga de viento paso emitiendo ese ruido que los aventureros han estado oyendo desde que llegaron a ese paisaje helado y, tras esto, el drow dij?:

      -Neftis..., Thilgar...., ?Sent?s lo que yo siento?, bueno que vais a sentir si yo tampoco lo siento, no siento que mi dios este aqui conmigo, no siento que me est? apoyando en estos momentos, ?os a pasado a vosotros alguna vez?, a mi no, y ahora que me esta pasando no me gusta nada, ?Me ha abandonado Velshar?n? no quiero pensar eso, pero es dificil no pensarlo cuando te esta pasando una cosa as?- una peque?a pausa hay entre esas palabras del drow y estas otras -Gabriel, mujer extra?a, vosotros no se si lo entendeis pero si quereis os lo explico... Lyllius yo creo que tu eres el que mejor me puede comprender a parte de Neftis y Thilgar, sabes que para nosotros el contacto con la deidad es lo mas imporante, ?verdad?, eso es lo unico que teneis que saber para entender como me siento en estos momentos, si tubierais plena f? en un dios y este os retirara el contacto sin saber porqu?, no os extra?aria, intentad poneros en mi lugar, no es facil y... no es muy agradable la verdad- El drow resopl? mientras se arropaba mas aun con la manta adem?s de juntar todas sus extremidades lo maximo posible para evitar que el poco calor corporal que mantenia se esfumara como la conexion con su dios- perdonad si os he aburrido con mis paranoias, cierto, ojala fueran solo paranoias... y perdonad si en estos proximos dias no rindo todo lo que pueda, pero esto es un tema grave sobre todo para m?, espero que si pasa algo podreis perdonarme...- El drow alz? la cabeza para a?adir una aclaraci?n final a este tema tan delicado- Por favor, ir decidiendo los turnos que le corresponde a cada uno, yo me quedare con el que sobre, mientras que no sea este primero me dara igual, ahora lo unico que quiero es rezar y hacer unas alabanzas a mi dios, espero que me perdone por lo que hecho o, que al menos, me pueda decir que esta pasando...-

      El silencio se hace con estas ultimas palabras del drow, tras acabar de decir todo eso baja la cabeza y mirando justamente hacia abajo, sin alzar la cabeza para nada, un leve susurro se consigue oir muy tenuemente, algo parecido a un llanto pero que no llega a serlo, el drow estaba rezando y al parecer, con toda la f? que podia tener...
      « Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Quet »
      Scientia non est potentia, quae prologum potientia solidum est

      Imolk

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      « Respuesta #81 en: Febrero 20, 2005, 11:06:35 pm »
      Fecha desconocida, all? donde te llevan las brumas...

      Neftis, bella cual diosa, cual aasimar perdida, sin sus poderes de cl?riga


      Neftis oy? las palabras del drow, que en el arbol apoyado se hab?a desconsolado soltando la parrafada que, a fin de cuentas, no le ven?a de nuevo:
      - No.. no son paranoias, yo tambi?n he perdido contacto con mi deidad, si te sirve de consuelo, que seguramente no te sirve, o almenos a mi no me lo hace.... consolarme, digo. dec?a Neftis mientras miraba al suelo con la mirada semiperdida. Estaba delirando?

      - Esta bien, yo har? el primer turno de guardia, si un caso, cuando el siguiente est? listo, que me tome el relevo. dijo la aasimar mientras con un paso firme, se clavaba en el suelo con una posicion de vigilancia - Espero que en tu tienda haya un sitio calentito para esta aasimar cuando acabe su turno, aqu? fuera hace tanto frio... dijo la cleriga con un tono un tanto insinuador al hechizero. Venga, a dormir!

      Y Neftis mont? guardia el tiempo que fuera necesario.
      « Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Imolk »
      Imolk, Visir de Hierro; El ex-ejecutor y domador de tigres!!

      Jurgen Heindall

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      « Respuesta #82 en: Febrero 21, 2005, 12:59:08 pm »
      En alg?n lugar de... alg?n sitio. Anocheciendo.

      Llylius Proyhd, un hechicero montando guardia.


      Hizo un cansado gesto afirmativo con la cabeza, en direcci?n de la cl?riga sure?a de extra?o acento.
      Yo har? la segunda guardia, aunque ya sabeis que no veo en la oscuridad como la mayor?a de vosotros, por no decir todos.
      Se acurruc? al lado del fuego, aun hab?a tiempo para calentarse un poco, antes de ir a dormir. Prepar? el farol y lo llen? con aceite, para cuando fuera su turno de guardia le har?a falta.
      Desech? de su cabeza la idea de contar historias a la lumbre, por poco apropiadas y esper? unos minutos por si alguien quer?a decir algo.
      Intent? imaginarse c?mo ser?a perder contacto con un dios siendo cl?rigo, y lo m?s parecido que encontr? fue el perder su magia, su poder innato y personal producto de su herencia. Algo que no estaba seguro de tener al d?a siguiente. Notaba una mancha en la Urdimbre... mancha no era la palabra, ser?a m?s correcto decir que hab?a algo distinto en los hilos de la magia, como si estuviera al acecho en busca de debilidades para hacertelo pagar.
      Obviamente era una sensaci?n producto de las extra?as circunstancias, porque lo que pensaba era algo sin ning?n sentido.
      Mir? a su alrededor, buscando en la cara de sus compa?eros y la reci?n llegada algo que le hiciera concebir esperanzas de... de... algo... lo que encontr? no le gust? nada, y prefiri? mirar el fuego, como cuando era peque?o, buscando im?genes de fugaz vida.
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      No bebo para olvidar, me gusta el dolor. Bebo para poder soportar a gente como t?
      « Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Jurgen Heindall »
      Te juzgaré porque tal es mi derecho de Príncipe, de Sangre y de Poder, pequeña sanguijuela desagradecida.

      Falquian

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      « Respuesta #83 en: Febrero 22, 2005, 10:30:13 am »
      En mitad de un tenebroso bosque, vete a saber cuando, vete a saber donde

      Thilgar Reciotrueno, sacerdote gru??n e incorformista




      El arisco enano lanz? un gru?ido malhumorado mientras atizaba el fuego con una ramita. Levant? la vista por encima de las llamas y clav? sus ojos en Neftis y en Rizzen, que esperaban su respuesta. Despu?s lanz? una significativa mirada de reojo a la extra?a muchacha que les habia acompa?ado en aquel siniestro viaje a vete tu a saber donde. Por ultimo mir? de nuevo a sus compa?eros sacerdotes y sacudi? levemente la cabeza.

      "Espero que hayan captado el mensaje". Intent? que su semblante no trasluciera ningun sentimiento, pero en su interior una profunda preocupacion empezaba a carcomerle las entra?as. Todabia estaba seguro de que alg?n extra?o campo antimagico afectaba a la magia sacerdotal en aquella zona. Su alusi?n a la urdidumbre sombria habia sido lo primero que le habia pasado por la cabeza, para tranquilizar a sus compa?eros. Pero en realidad no tenia ni idea de lo que estaba pasando. Y eso le trastornaba mas de lo que era capaz de reconocer.

      - Ajum. - Carraspe?, como tenia costumbre cuando iva a romper el silencio. Rebusc? en su pesado macuto hasta sacar una gran pipa de cazoleta bien trabajada y se acomod? pesadamente junto a Llylius - Ha llegado el momento de que charlemos al amor de la lumbre, se?orita. No recuerdo si te presentaste en su momento. Yo soy Thilgar, del clan Reciotrueno, y estos son mis compa?eros, que te daran su nombre si ese es su deseo. No se me da bien hablar, ni emplear la diplomacia, asi que espero que disculpes la rudeza de mis palabras. Ha sido una noche jodidamente pu?etera desde el inicio hasta el final, y hay un monton de cosas que me gustaria que desembucharas. Pero empezar? por el principio. - Hizo una pausa mientras encendia la pipa con una ramita y di? una profunda calada. Clav? de nuevo sus ojos verdes, duros como el pedernal, en su interlocutora y la midi? con la mirada durante un instante, para preguntar por fin: -?Que demonios hacias en las cercanias de la cochambre de aquel zumbado?
      « Última modificación: Febrero 28, 2005, 03:09:22 pm por Falquian »
      [size=84]Cobarde es el que no defiende
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      Falquian

      Beatrice Bleu

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      « Respuesta #84 en: Febrero 22, 2005, 01:54:50 pm »
      Campamento en Don'tknowwhere Land



        Riahne Thousandarms, Tiefling que no duerme...[/list]

        Riahne sonre?a al enano. Probablemente se hubiera enamorado de ?l si fuera un poco m?s alto. Le gustaba su forma de ser y de expresarse, al menos sab?a que pod?a fiarse de ?l. Le estaba preguntando concretamente y sin dar muchas vueltas al asunto. Le gustaba eso... Estaba cansada de los subterfugios y enga?os. Sin quererlo, al pensar en enga?os, record? a su madre y al hecho de descubrir que su padre m?s que un simple forastero era un...

        - ?As? que tu nombre es Thilgar Reciotrueno? Yo soy Riahne Thousandarms. ?Quieres? - dijo la muchacha ofreci?ndole un poco de la bebida que estaba tomando en ese preciso instante. - Sobre el que hac?a all?, te lo dir? siempre y cuando me muestres la caja que llevabas. Y no es mi intenci?n condicionarte, simplemente es... que todo guarda relaci?n. -dijo Riahne invit?ndole a acercarse a ella para que viese la llave que llevaba.
        « Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Beatrice Bleu »
          Ya no te pienso esperar por siempre, porque el mercurio lo tengo aqu?... [/list]

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          « Respuesta #85 en: Febrero 24, 2005, 03:19:58 pm »
          En mitad de un tenebroso bosque, vete a saber cuando, vete a saber donde

          Thilgar Reciotrueno, enano con poca paciencia tratando de ser diplom?tico




          Ante las palabras de la muchacha, el sacerdote enano frunci? aun mas el ce?o y se cambio la pipa de comisura de la boca, mordisqueando la boquilla con los dientes. Con un dedazo de sus grandes manos rojas, dio un par de golpecitos en la cazoleta de madera y mene? ligeramente la cabeza, como diciendo "gracias, pero no bebo cuando fumo".

          - Famos a fer prefiofa... - Dijo con cierta aspereza. Apart? la pipa de sus labios y expuls? otra voluta de humo azulado. - Dejemos las cosas bien claritas. La caja se queda donde esta hasta que no sepamos algo mas de lo que ha pasado. Demasiadas sorpresas hemos tenido ya esta noche. Cuando tu saliste de la nada, ese cacharro maldito empez? a brillar mas que las monedas de un jodido sembiano. Para que veas que somos sinceros y no tenemos malas intenciones, te dir? que nuestro encuentro con ese chisme infernal fue casual, pues solo nos hallabamos de paso y nos detuvimos en esa caba?a a descansar. El due?o, que estaba como un cencerro, la di?? ante nuestros ojos, que Gond clave bien los clavos de su ataud. Luego encontramos la dichosa caja... y despues apareciste tu. Y ahora, soy todo oidos.
          « Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Falquian »
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          « Respuesta #86 en: Febrero 28, 2005, 11:37:10 am »
          En un campamento bebiendo y hablando...



            Riahne Thousandarms, Tiefling entrando en confianza...[/list]

            Riahne cre?a firmemente en el enano. No sab?a porque y tampoco pod?a explicarlo, era simplemente esa sensaci?n de... Confianza. Thilgar le preguntaba sobre su presencia en el lugar, era muy probable que estuviese sospechando de ella, aunque dadas las circunstancias, todos estaban en el mismo agujero. Riahne record? como hab?a forzado a su madre a revelarle el paradero de su padre y como cuando esta se rehus? le quit? la llave que ahora llevaba al cuello y luego la envi? con un sacerdote para que se ocupase de sanar su cuerpo y quiz?s tambi?n su mente.

            Lo ?nico que Riahne sab?a era que esa llave la llevar?a hasta su padre, aunque no entend?a lo del monstruo come gente y como este grupo de extra?os hab?an dado con ella.

            - La caja y esta llave... O m?s bien esta llave. - dijo Riahne se?alando a la llave que llevaba al cuello. - Significa el v?nculo m?s claro que tengo para descubrir la identidad de mi padre. Estoy buscando la caja desde hace alg?n tiempo y ahora que la he encontrado me gustar?a saber que es lo que tiene que decirme acerca de mi y de mi familia. Es por eso que me encontraba all?, cuando esos lobos me atacaron y luego los encontr?. - Riahne observaba a Thilgar. No esperaba que creyese una historia tan extra?a, pero estaba diciendo la verdad y ya estaba cansandose de esperar. S?lo quer?a abrir la caja y despu?s, pod?a morirse si hac?a falta...
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              Ya no te pienso esperar por siempre, porque el mercurio lo tengo aqu?... [/list]

              Falquian

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              « Respuesta #87 en: Febrero 28, 2005, 03:37:51 pm »
              En mitad de un tenebroso bosque, vete a saber cuando, vete a saber donde

              Thilgar Reciotrueno, enano sumamente intrigado




              Thilgar entrecerr? los ojos hasta que solo dos finas ranuras parecieron observar detenidamente a la muchacha que estaba sentada frente a el, al otro lado de las llamas del fuego que el propio enano habia encendido. Un padre perdido, una llave y una caja... y pensar que esa misma noche se habia burlado de las noveluchas con las que los se?oritos de Aguas Profundas solian perder el tiempo cuando ivan a la letrina.

              Despu?s de dar otra calada, el sacerdote de Gond ech? un vistazo a su alrededor, para intentar captar el parecer de sus compa?eros. Sin embargo, todos parecian demasiado concentrados en calentarse la manos y en abrigarse lo mejor posible de aquel horrible viento que parecia hendir el aire como el propio cuchillo de Auril. Solo Llylius le lanz? una mirada, entre preocupada y divertida, con la que parecia demostrar mucho interes por escuchar, pero muy poco en intervenir.

              Por fin, los ojos de Thilgar se volvieron hacia la muchacha. Aunque su rostro no dejaba traslucir que es lo que pensaba, su mirada se habia vuelto mas amable que al principio de la conversaci?n.

              - Dime una cosa, Riahne... Tu padre no seria por casualidad........

              Cita de: "El Ominoso Narrador[color=darkred
              "]... un hombre alto,con el pelo negro y algunas canas.Rostro amplio con cejas pobladas y nariz aquilina.Penetrantes ojos negros,boca recta con labios finos y rojos,y orejas ligeramente puntiaguadas.[/color]


              Mientras hablaba, su mano busc? a tientas su macuto, y se introdujo en su interior. Una sonrisa fatalista se form? en los agrietados labios del enano. Al final, habria que abrir la jodida caja... Y algo en su interior le decia que todos acabarin por lamentarlo. Puede que fuera su agudo instinto de aventurero veterano.

              O puede que, sencillamente, hubiera leido demasiadas novelas baratas.
              « Última modificación: Marzo 02, 2005, 02:19:46 pm por Falquian »
              [size=84]Cobarde es el que no defiende
              Lo que su corazón reclama
              Y blandiendo su arma entiende
              Que morirá por lo que ama
              [/size]


              Falquian

              Beatrice Bleu

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              « Respuesta #88 en: Febrero 28, 2005, 06:12:35 pm »
              En un campamento bebiendo y hablando...



                Riahne Thousandarms, Tiefling entrando en confianza...[/list]


                Cita de: "Falquian"
                - Dime una cosa, Riahne... Tu padre no seria por casualidad........

                Cita de: "El Ominoso Narrador[color=darkred
                "]... un hombre alto,con el pelo negro y algunas canas.Rostro amplio con cejas pobladas y nariz aquilina.Penetrantes ojos negros,boca recta con labios finos y rojos,y orejas ligeramente puntiaguadas.[/color]


                Riahne escuch? detenidamente la descripci?n, hasta que Thilgar termin? de hablar.

                - Jam?s conoc? a mi padre. Es por eso que inici? esta busqueda de locos. Y ahora estoy m?s que intrigada en saber quien demonios es... - Riahne bebi? otro sorbo mientras miraba a los dem?s. Aun no sab?a porque hac?a tantas confesiones en tan poco tiempo, pero algo le dec?a que aquellos, probablemente no se interesaran por sus razones.
                « Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Beatrice Bleu »
                  Ya no te pienso esperar por siempre, porque el mercurio lo tengo aqu?... [/list]

                  Jurgen Heindall

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                  « Respuesta #89 en: Marzo 01, 2005, 02:39:00 pm »
                  En alg?n lugar de... alg?n sitio. De noche en un bosque y delante de una hoguera.

                  Llylius Proyhd, un hechicero que despierta de su enso?aci?n.


                  Sali? de su ensimismamiento cuando not? c?mo lo miraba el enano. Le puso esa sonrisa suya que sol?a poner cuando estaba totalmente desubicado, una sonrisa que pretend?a decir algo as? como "Te estoy escuchando y pensando en lo que dices, sigue".

                  La evoluci?n de la conversaci?n le result? m?s productiva que las figuras ?gnenas que evolucionaban en el magma et?reo que era la hoguera.
                  Luego vuelvo a visitaros, chicas, pens? lanzando una ?ltima mirada al fuego.

                  Thilgar, me gustar?a hacerte una pregunta, ya que vas a entregarle la caja para que la abra, y quiz? usted pueda responder antes, se?orita, ?por qu? habr?n dejado de brillar tanto la caja como la llave?

                  Tras decir eso su mano se dirigi? hacia su petaca, semioculta entre los pliegues y bolsillos de su t?nica. Necesitaba un buen trago para prepararse ante la inminente apertura de la caja... eso por no hablar del ululante viento, que parec?a prometer una muerte lenta a los incautos que sorprendiera a campo abierto y sin protecci?n, dejando su cuerpo helado cual demonio abisal.
                  -----------------------------------------------------------------------------------
                  No bebo para olvidar, me gusta el dolor. Bebo para poder soportar a gente como t?.
                  « Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Jurgen Heindall »
                  Te juzgaré porque tal es mi derecho de Príncipe, de Sangre y de Poder, pequeña sanguijuela desagradecida.