Earhum, el explorador de la Marca Arg?ntea.
Definitivamente, el estofado no era la especialidad de esta "posada". Por alg?n motivo pens? en la comida que preparaba Regger cuando patrullaba el camino entre Argluna y Sundabar con la Compa??a de la Bota y la Espada. No hac?a tanto tiempo de eso, apenas un a?o y sin embargo parec?an haber pasado d?cadas.
Su arco y sus carcaj, junto con su mochila, descansaban a sus pies, aunque no se hab?a quitado su sempiterno camisote de mallas ni sus dos espadas a los costados. Todos pod?an ver que el camisote de mallas, en su parte frontal, ten?a un dibujo de unas botas de caminante sobre una espada horizontal. Sus compa?eros hab?an aprendido a no preguntar sobre el tema si no quer?an que se soltara a hablar animadamente horas y horas, contando batallitas sobre sus compa?eros y ?l limpiando de bandidos, batidores y orcos el camino que lleva de Argluna a Sundabar.
El enano daba su opini?n habitual, parec?a incluso m?s empe?ado que ?l en atrapar al orco, y Pah Quall opinaba, con profusi?n de medios y de esa forma tan suya, que lo mejor era seguir el camino habitual.
Lo que se preguntaba, mientras intentaba que su est?mago no se revelara contra ese estofado, era qu? habr?a hecho ese malnacido hijo de orca. Se atrever?a a viajar por los caminos? Si fuera as?, alguien tendr?a que haberlo visto, una figura fuertemente embozada y de caminar extra?o... es decir, el 90% de los refugiados que pululaban por la carretera... claro que ?l no ir?a en compa??a de humanos, imaginaba.
Adem?s, en una cosa el druida no erraba, el enano no podr?a viajar por la naturaleza al mismo ritmo que el resto, y el mal tiempo habr?a borrado las huellas que quiz? podr?a haber encontrado.
Se tom? unos segundos de reflexi?n una vez estuvo seguro que el druida hubo acabado y luego habl?.
Qu? os parece si nos aprovisionamos lo mejor que podemos y luego salimos a la carretera e intentamos hallar informaci?n entre los viajeros sobre algo que nos pueda ayudar? Adem?s, algo me dice que en esta taberna de mala muerte pronto se va a montar una ri?a entre mercenarios aburridos... y no quiero estar en el medio.
Tras decir eso, mir? a hijogusano, viendo que parec?a tranquilo, aunque eso no quer?a decir mucho, sab?a que pod?a enfurerecerse lo r?pido que pensara que alguien lo estaba insultando, y sus costumbres eran raras, de d?nde vendr?a? Desde luego, parec?a venir de un sitio con sol, eso seguro.
T? que dices, hijogusano? Y para los que pareceis de climas m?s c?lidos os recomiendo que os compreis mantas de invierno y dem?s. Ya os he dicho que por mucho que me mireis con cara de pena no voy a compartir las m?as con vosotros.
Tras decir eso gui?? un ojo al druida, esperando que la decisi?n se tomara pronto y la peque?a broma distrajera al b?rbaro de las mesas vecinas, no fuera a interpretar una mirada de alg?n mercenario bravuc?n como algo amenazador. Acariciando su capa y notando que aun segu?a mojada, esper? a que los dem?s hablaran, sinti?ndose algo inquieto en ese lugar con tanta gente.
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Ahhh, las bellas tierras del norte. Te he contado ya c?mo es mi bonita ciudad?, y las bellas chicas que en ella habitan? :roll: