Autor Tema: La Muerte y el Invierno [DDI]  (Leído 102001 veces)

Velasco

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« Respuesta #150 en: Octubre 21, 2004, 04:46:44 pm »
Nashkell, interior de la posada El Viajero Errante. Tras caer la noche.
Nikos Vergara, Titiritero.


- ?Bastardos! ?Malnacidos! - El viejo se levant? de la mesa golpeando su rodilla contra la misma tabla. A punto estuvo de caer. Solt? el mango del l?tigo que apenas pod?as sostener. Fue un milagro que con la borrachera que llevaba no s?lo acertara a aquella mano, sino que no se hubiera hecho da?o a s? mismo al lanzarlo. -?Creeis que me d?is miedo?- Grit? encar?ndose a la guardia. - ?No necesito echar mano a un cuchillo para daros una paliza a todos y cada uno de vosotros! ?Vamos! ?Cobardes!
El viejo subi? los pu?os sobre su cara dando una lamentable exhibici?n de capacidad pugil?stica. -Vamos a solucionar esto como hombres, no como trinchadoras de pollo de un mercado. Os espero fuera. Afeminados.
Y sali? tambale?ndose a la g?lida noche, el mono bufando sobre su hombro. En el respaldo de la silla permanec?a su abrigo.
« Última modificación: Octubre 21, 2004, 05:19:12 pm por Velasco »

Falquian

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« Respuesta #151 en: Octubre 21, 2004, 05:12:07 pm »
Nashkell, interior de la posada El Viajero Errante. Tras caer la noche.

Justo cuando parecia que las h?biles palabras de Earhum ivan a impedir de las cosas se salieran de madre, el viejo del latigo comenz? a gritar retos e improperios. Los guardias pasaron de lanzarse entre ellos miradas de duda y temor a clavar unas hoscas miradas en el pobre tipo que, obviamente, habia bebido mas de la cuenta.

- Me va a perdonar usted, caballero - dijo el cabo dirigi?ndose a Earhum, escojiendo con tal cuidado las palabras que el efecto casi resultaba c?mico - pues a pesar de sus buenas palabras, y de no faltarle razon, un servidor y sus camaradas estan aqu? para mantener el orden... y precisamente tenemos ordenes de reprimir cualquie intento de... ummmmm... - se rasco una patilla como intentando recordar -... de menoscarbar la autoridad, eso es. Pero tranquilo, que a ese, - y se?al? con su manaza al viejo que salia con hebria dignidad por la puerta - solo le vamos a calentar un poco los morros y luego le meteremos en una celda a dormir la mona. ?Vamos muchachos!

Y los muchachos no se lo pensaron dos veces. Enfilaron hacia la puerta mientras se remangaban las mangas de los uniformes, con mas pinta de matones oliendo camorra que de guardias de un cuerpo uniformado. El cabo solo se detuvo un momento para gui?arle el ojo a la aterrada mendiga y para hacerle una respetuosa inclinaci?n de la cabeza, como de buen camarada, al desconcertado Earhum.
« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Falquian »
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Falquian

Pascual_Jesus

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« Respuesta #152 en: Octubre 21, 2004, 10:00:58 pm »
Pah Quall, el Semielfo. Druida de Mielikki.
Interior de la Posada El Viajero Errante, tras caer la noche


Pah observa como el imprudente del viejo echa por tierra los nobles intentos de Earhum de calmar a la guardia.

Conociendo como conoce a la guardia Amniana, al viejo le espera una paliza de campeonato, en la que a alguno de la guardia bien podr?a escap?rsele la mano de m?s. Y al pobre del mono ni imaginar lo que podr?a pasarle.

R?pidamente urdi? un plan a la desesperada, y cubierto por su sortilegio de invisibilidad ante los animales se acerc? al mono, cogi?ndole por la cola, asust?ndolo de tal modo que chillase y se retorciese lo m?ximo posible.

En ese momento grit? con todas sus fueras interponi?ndose entre la guardia y el viejo.

- ??Atr?s insensatos!!. ?Acaso quer?is acabar vuestra vida condenados?

Se?al? al viejo y al mono mientras instaba a Earhum y compa??a a que lo sometiesen para que dejase de escandalizar y crearse problemas.

- Este pobre loco sufre de la fiebre naranja, ?no veis c?mo se retuerce el mono? Seguro que el mono lo ha infectado.  Soy un Druida, hacerme caso. Si os acercais podr?ais contraer el mal. Una sola gota de sangre derramada y la plaga se ense?orar?a con la ciudad.

Para reafirmar su poder, hizo un gesto a Pluma Veloz, quien se pos? en su hombro bajando dese el alto de la taberna.

- Dej?dmelo a m?- les dijo adoptando los gestos y el tono de voz que hab?a visto usar tantas veces en su infancia a los adinerados cortesanos Amnianos, empleando la lengua del pa?s, en su vertiente m?s culta.- Yo puedo curarlo y detener la plaga. Tymora nos ha sonre?do al permitir que descubramos la causa del mal antes de haber derramado la terr?ble sangre que lo porta. ?No os quedeis mirando, necesito agua caliente y unos pa?os! En una holla de metal ... ?R?pido!

Mir? al viejo mientras le gui?aba un ojo, esperando que le siguiese el juego.
« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Pascual_Jesus »

Hijogusano

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« Respuesta #153 en: Octubre 22, 2004, 07:36:30 pm »
Posada del Viajero Errante. Momentos antes de la tragedia... o no?
Desde luego la cerveza estaba buena, hac?a tiempo que no probaba un brebaje similar, as? que Hijogusano se entretuvo dando un laaaargo trago. Si la cerveza no hubiera afectado a sus capacidades mentales hubiera pensado que aquel trago hab?a durado d?as.

Al menos fue lo bastante largo como para que pasara desapercibida la escenita que se hab?a desarrollado con l?tigos, guardias, insultos y monos pose?dos.

Tras el largo, largu?simo trago, Hijogusano volvi? de su viaje astral de nuevo a la posada para comprobar que estaba ocurriendo algo malo.

Tuvo que retener (no sin cierta dificultad) la cerveza que quer?a volver a salir por donde hab?a entrado al encontrarse con su amigo druida agarrando por la cola al mono que no paraba de dar gritos desesperado. Por un momento pareci? como si la figura del druida se desvaneciera, pero con un en?rgico parpadeo (y el parpadeo de un curtido b?rbaro de los desiertos puede ser realmente en?rgico) se libr? de toda duda.

- Por los nueve infiernos, Pah, suelta a ese jodido mono enfermo, hay que machacarlo antes de que contagie a alguien!!!

Poco a poco los sucesos que hab?an ocurrido mientras beb?a iban asent?ndose en el confuso cerebro del b?rbaro a medida que iba desenfundando despacio su enorme espada curva.

Viejo enfermo, mono enfermo, sangre... Ya habr?a tiempo para descubrir lo que pasaba despu?s de haberse encargado del mono, sus gritos resultaban de lo m?s irritante. Sin embargo en el fondo de su (no demasiado profunda) mente una vocecita le dec?a que no era buena idea.
« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Hijogusano »
S?lo hablo dos idiomas. Normal y con tacos

Velasco

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« Respuesta #154 en: Octubre 23, 2004, 02:10:57 pm »
Nikos Vergara, titiritero.
Posada del Viajero Errante. Inminente tragedia.


Ten?a que haber imaginado que esto no saldr?a bien, pens? Nikos. La situaci?n se le estaba yendo de las manos a pasos agigantados. Primero un druida, luego un man?aco con una espada. A su fingida borrachera ahora hab?a que sumarle un acceso de fiebre naranja. Todo un reto interpretativo. Y todo por impresionar a una mesonera.

Nunca intentes un timo sin c?mplices. Era una m?xima que hab?a intentado seguir toda su vida y ahora, en medio de la nada, en una taberna de mala muerte, recordaba por qu?.

-Son m?os.- Dijo a a quel individuo enorme de la no menos enorme espada con su mejor voz de borracho. -Y no estoy enfermo, me encuentro perfectamente. Lo has dicho por compasi?n, druida, para intentar que se libren de la paliza que les voy a dar, pero no va a serviros de nada.

Nikos se atus? las gre?as de su calva cabezota y se puso en guardia ante la guardia. No sab?a si le prestar?an atenci?n y si alguien m?s intervendr?a a?adiendo un poco m?s de caos a la ya compleja situaci?n. Belvedere saltaba de su brazo a su hombro y vuelta a su brazo. El tit? estaba claramente nervioso y Nikos no dej? pasar la oportunidad.

-Preparaos para la lecci?n de vuestra vida.- Y se orin? encima. Mir? la mancha que se formaba en sus pantalones, mir? a la guardia y dijo:
- ?Joder! Decidme que ha sido el mono.- Y cay? de espaldas al suelo.
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Sarven

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« Respuesta #155 en: Octubre 25, 2004, 12:33:42 pm »
Sarven el Fuerte.
Nashkell. Templo de Ilmater. Tras caer la noche.


En cuanto las pupilas del joven se encendieron de rojo fuego, Sarven dio un respingo, saltando hacia atr?s. Hac?a poco ya hab?a visto ese color maldito en la mirada de otra criatura, y no fue precisamente un episodio agradable para ?l.

-?Por favor, calmate, est?s en el Templo de ?lmater, aqu? nadie va a hacerte da?o ni interferir en los planes de quien te haya envenenado o maldecido! Soy yo, acabo de curar tus heridas y ahora har? lo propio con tu alma, si me dejas.

Con celeridad, Sarven extrajo su s?mbolo sagrado de entre los ropajes y las correas de la armadura, y cerrando los ojos, murmur? una cadenciosa letan?a. Enseguida not? el c?lido empuje de la Luz del Alba, la cual obligaba a todos los presentes a no mentir deliberadamente mientras su omnipotente presencia siguiera sinti?ndose en el lugar.

-Tranquilizate hijo, en nombre de las Siete -mascuy? - ?Cual es tu arma? ?Tu herramienta? Si te calmas y contestas quiz? pueda ayudar a que te sientas mejor.  ?Qui?n es ?quel al que llamas Se?or?
« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Sarven »

Jurgen Heindall

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« Respuesta #156 en: Octubre 25, 2004, 04:39:49 pm »
Nashkell, interior de la posada El Viajero Errante. Tras caer la noche.
Earhum, el explorador (y desconcertado observador) de la Marca Arg?ntea.


No se lo pod?a creer, los guardias parec?a que le iban a hacer caso cuando aquel tipo del mono empeor? las cosas, que siguieron empeorando y empeorando y empeorando, y empeorando y... creo que captais el concepto.

Cuando vio que el hombre ca?a, tras orinarse encima, puso los ojos en blanco, mientras susurraba en voz baja Esto es peor que cuando Hijogusano ret? a beber a aquel posadero enano.

Decididamente, su prioridad ahora era comprobar que la desventurada mendiga sal?a de all? sin ser vista; las intenciones de los guardas para con ella era bien claras.
Sobre el viejo borracho... bueno, si solo le daban una paliza no era para tanto, adem?s, con Hijogusano y Pah all? cerca no cre?a que se atrevieran a darle demasiado. Hijogusano impon?a mucho cuando te miraba f?jamente sin parpadear.

No tuvo que perder m?s que un segundo. La chica estaba movi?ndose con su beb?, al parecer pasando desapercibida, en direcci?n a los establos. Estaba fuera de peligro. Tendr?a que ayudar a ese pobre hombre, al fin y al cabo.
Despu?s de todo, no estaba bien que los guardias apalizaran a la gente en las tabernas. Con hacerle dormir la mona y una peque?a multa ya hubiera sido suficiente.

Acerc?ndose a todo el grupo, elev? un poco la voz.
Loco, borracho, enfermo, est?pido... ahora es igual.
Acaba de perder el conocimiento. No os recomiendo darle una paliza a un hombre sin conocimiento, podr?a ser que lo matarais sin daros cuenta. Y qui?n sabe los amigos que puede tener por ah?. Tiene toda la pinta de un aventurero.


Arrodill?ndose frente al ca?do, y ahora maloliente bardo, intent? aparentar que estaba buscandole la respiraci?n o el pulso; m?s que nada para evitar patadas y golpes al actor.
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Ahhh, las bellas tierras del norte. Te he contado ya c?mo es mi bonita ciudad?, y las bellas chicas que en ella habitan?
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Te juzgaré porque tal es mi derecho de Príncipe, de Sangre y de Poder, pequeña sanguijuela desagradecida.

Falquian

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« Respuesta #157 en: Octubre 25, 2004, 05:24:05 pm »
Nashkell, interior de la posada El Viajero Errante. Tras caer la noche.

La sucesi?n de acontecimientos confundi? por completo a los soldados amnianos. Primero miraron a Pah con la misma cara con la que habrian mirado a un mercader sembiano. Luego se quedaron rigidos al ver emerger de su vaina, pulgada a pulgada, la enorme espada de Hijogusano. Y finalmente, todos se sobresaltaron cuando la cabeza del viejo borracho golpe? con fuerza las tablas del suelo.

- ?Joder, pero si se ha meao encima! - Dijo uno de los guardias, con cara de asco.

- ?Que tipo mas puerco! - A?adi? otro. Sus compa?ero hicieron tambi?n mas aspavientos, sin intenci?n de acercarse al pobre viejo.

- ?La madre que lo...! - Gru?? el cabo. - ?Sacarlo de aqui antes de que apeste! Pero no lo metais en el cuartel asi o el capitan nos muele a palos a todos. Darle un remoj?n en el abrevadero. Ya hablaremos con el ma?ana... o en cuanto le espabilen unos cuantos galones de agua helada. - apostill? el cabo, con un brillo maligno en los ojos. Sus subordinados soltaron unas cuantas carcajadas desagradables y despues hicieron ademan de echar mano del inconsciente. Sin embargo, cuando iban a agarrar al viejo de malas maneras, el titi se revolvi? y apunto estubo de darle un mordisco a uno de los guardias.

- ?La leche! Mierda de bicho... - blasfem? el soldado. Otro intent? ayudarle, pero tuvo que apartarse con parecidos resultados.

- Pero mira que sois inutiles, panda mulos. - Mascull? el cabo. - ?Trinchar al pu?etero mono si hace falta, pero sacar de aqui a ese monton de estiercol!

Los guardias no se hicieron de rogar. Echaron mano de las sillas, que era lo que mas a mano tenian, y comenzaron a rodear al frenetico animal.
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Falquian

Falquian

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« Respuesta #158 en: Octubre 25, 2004, 05:46:22 pm »
Nashkell. Templo de Ilmater. Tras caer la noche.

El chico, o lo que fuera en lo que se habia convertido, estall? en roncas carcajadas al escuchar las palabras de Sarven. Se puso en pie con un sonido siniestro, como de huesos crujiendo, y cuando por fin se irgui?, parecia mas alto y fornido que antes.

- ?Estupido! - Bram? con aquella voz gutural e inhumana. - ?No has entendido nada! Vuestra llegada estaba prevista, y al intentar curar a mi herramienta os habeis revelado a mi... Al imbocar a tu dios te reconoc?. Y supe que tu compa?ero estaria cerca. Tu si me reconoces, ?verdad elfo? Tu ya has visto antes estos ojos...

Dio un paso adelante y sus huesos volvieron a crujir. Parecia como si la carne que los recubria palpitase y se retorciera. Un espeso bello comenz? a crecer sobre la piel del chico, al tiempo que sus rasgos se distorsionaban, volviendose mas y mas bestiales. Salcedin, horrorizado, comenz? a salmodiar mientras la figura del chico seguia creciendo.

- Sera la ultima vez que los veas, elfo. Tu talento es demasiado peligroso... - Dijo la voz de la bestia, cada vez mas distorsionada. - ?Quieres saber quien es mi se?or, peque?o sacerdote? ?Malar se alimentara con vuestra sangre esta noche! - Una mano que se asemejaba mas a la garra de un depredador apart? a un lado la mesa que solo unos minutos antes separaba a los aventureros del muchacho. El mueble, de madera maciza, sali? volando como si fuera de papel.
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Falquian

Sarven

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« Respuesta #159 en: Octubre 25, 2004, 07:16:56 pm »
Sarven el Fuerte.
Nashkell. Templo de Ilmater. Tras caer la noche.


La desagradable voz de la criatura en que estaba mutando el joven retumbaba en los t?mpanos de Sarven mientras ?ste se alejaba horrorizado del lugar donde estaba sucediendo la grotesca escena. El cl?rigo pod?a discernir un tono -mucho menos audible que los espantosos gritos del mitad hombre, mitad bestia- perteneciente a la salmodia del regente del Templo. Sarven intuy? que Salcedin estaba conjurando, y por un momento se avergonz? de estar retrocediendo mientras el viejo encargado del Templo hac?a frente con valent?a al diab?lico y desdichado engendro. Justo entonces choc? con Eleomer, que tambi?n retroced?a con una mueca de incredulidad en su rostro.

No hab?a tiempo que perder. Sarven se abstrajo de toda influencia externa y clam? para que Lazhander le diese fuerzas para solventar esta horrible situaci?n mientras sosten?a en alto el Sol de plata colgado al cuello que antes hab?a extra?do de entre sus ropajes. Ped?a al Se?or del Alba para que sus brazos se volviesen musculosos y potentes, capaces de propinar un golpe seco que dejase inconsciente al joven sin la necesidad de matarlo y convertir el santo Templo en una carnicer?a.
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Pascual_Jesus

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« Respuesta #160 en: Octubre 26, 2004, 01:23:01 pm »
Nashkell, interior de la posada El Viajero Errante. Tras caer la noche.

Pah mueve la cabeza de un lado a otro abatido. Parece que se encuentre en medio de una comedia de las que representan en el palacio de la comedia de Aguas profundas.

- Os dije que tiene la fiebre naranja. ?Mirad, se ha meado encima, es asqueroso! ?Que no os muerda el mono! Yo lo coger?, atras.
Pah comenz? a acercarse al mono, intentando distraer la atenci?n de los guardias,... mientras Pluma revoloteaba sobre sus cabezas.
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Falquian

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« Respuesta #161 en: Octubre 27, 2004, 12:01:59 pm »
Nashkell, interior de la posada El Viajero Errante. Tras caer la noche.

La situaci?n amenazaba con descontrolarse del todo. Gente gritando, discutiendo, amenzando o incluso meandose encima, animales chillando y reboloteando, enormes armas desenfundadas y la puerta de la taberna avierta de par en par, por la que entraba un frio que parecia salido de lo mas profundo del abismo.

Justo cuando Akaradrim perdi? la paciencia y se baj? de un salto del taburete para poner orden (o para contribuir a aumentar el caos ya reinante) una serie de gritos llegaron de la calle. Una muger chill? con voz desgarradora y un enorme estampido acompa?ado de ruido de cristales rotos enmudeci? por completo la sala de la taberna.

Una mujer pas? corriendo por delante de la puerta, arrastrando tras de si a un crio que lloraba aterrorizado.

- ?La bestia, la bestia! ?La bestia esta en el templo! - La oyeron gritar.
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« Respuesta #162 en: Octubre 27, 2004, 03:32:53 pm »
Nashkell. Templo de Ilmater. Tras caer la noche.

La mesa vol? por los aires y se estrello contra una gran vidriera, produciendo un enorme estruendo que se uni? a los rugidos de la criatura. El ser clav? una mirada cargada de odio en Eleomer y salt? sobre el con las fauces aviertas de par en par.

El elfo dorado, con el semblante mortalmente p?lido, trat? de esquivar el mortifero ataque, pero no fue lo suficientemente r?pido. Los enormes colmillos se cerraron sobre su antebrazo (-8 pv). Sin embargo, antes de que la bestia lograra aferrarlo con sus garras, Eleomer consigui? zafarse con un tir?n seco. Se alej? dando traspies de la criatura y comenz? de inmediato a salmodiar, elevando ante el un escudo de invisible energia.

Salcedin hizo tambien lo posible por hacerse a un lado, mientras intentaba terminar de entornar su plegaria. La criatura se revolvi? y lanz? un enorme zarpazo contra el enjuto sacerdote. El golpe son? como el hachazo de un le?ador y el sacerdote de Ilmater lanzo un terrible grito de dolor cuando las garras se incrustaron con un chasquido en su caja toracica. Con un sec? tir?n, el ser solt? al herido, que se desplom? de rodillas en el suelo con un gemido. Despues volvi? su mirada de nuevo hacia Eleomer, mientras la saliba mezclada con la sangre resbalaba por las comisuras de sus fauces.

Sarven, que habia sido dejado de lado por la criatura, consigui? alejarse un par de pasos y clam? a su dios pidiendo que imbistiera con renovadas fuerzas su brazo (+3 a FUE). Las palabras de la salmodia salieron rapidamente de sus labios, mientras miraba aterrado como la criartura se acercaba poco a poco a su compa?ero elfo.

Mientras tanto, en el interior del templo las voces de alarma se sucedieron, mientras el panico se apoderaba de los sacerdotes y los refugiados.
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« Respuesta #163 en: Octubre 27, 2004, 04:20:39 pm »
Nikos Vergara, Titiritero.
Nashkell, a las puertas de la posada El Viajero Errante. Tras caer la noche.


El viejo se levant? de un salto, desenfundadno una daga que escond?a en su bota. - ?La bestia? ?Que ha querido decir con "la" bestia?.- De pronto no parec?a tan encorvado, ni tan anciano, ni mucho menos tan borracho. El mono, totalmente calmado, se aferraba a los pelos de su nuca, escondi?ndose de aquellos rugidos que ven?an del otro lado del pueblo. Nikos ech? una mirada a su alrededor, intentando saber qu? es lo que las autoridades iban a hacer con respecto a esa bestia, una amenaza bajo la cual su supuesta borrachera debr?a haber palidecido.
-?Y ahora qu??- Pregunt? buscando una respuesta de los que hab?an intercedido por ?l en la taberna.
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Jurgen Heindall

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« Respuesta #164 en: Octubre 27, 2004, 05:02:28 pm »
Nashkell, interior de la posada El Viajero Errante. Tras caer la noche.
Earhum, el explorador (y ahora en guardia) de la Marca Arg?ntea.

Los gritos de La Bestia no presagiaban nada bueno, nada, nada, nada, nada bueno. Si encima dec?an estar en el templo, de Ilm?ter si no recordaba mal, era peor encima.

Earhum, tras ver la reacci?n del bardo, que como imaginaba no estaba tan borracho como quer?a hacer creer, le gui?? un ojo y hablando para quien quisiera oirle dijo:

??R?pido, al templo!! Eso parece mucho m?s importante que esta tonta discusi?n.

Sin decir nada m?s, se lanz? a correr en direcci?n al lugar donde recordaba haber visto a los pordioseros y enfermos api?ados.
No mir? atr?s, sab?a que sus fieles compa?eros le seguir?an, y contaba con que el extra?o del mono tambi?n lo hiciera.

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Ahhh, las bellas tierras del norte. Te he contado ya c?mo es mi bonita ciudad?, y las bellas chicas que en ella habitan?
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