Saliendo de Nashkell. Noche.
Earhum, el pacificador explorador de la Marca Arg?ntea.
La falta de sue?o y la amenaza, aunque fuera velada, no eran una buena combinaci?n. Si a eso le unimos un d?a estresante, una pelea a muerte apenas una hora antes y la natural desconfianza en los desconocidos que hab?an desarrollado durante sus viajes por tierras poco gentiles, explicaban la reacci?n de su grupo.
Hijogusano era un caso aparte, claro. ?l habr?a visto peligro en un gordo posadero que le trajera una porci?n de carne demasiado peque?a... para su apetito, por supuesto. Enseguida su cerebro har?a c?balas sobre malignos magos y traicioneros enemigos.
La respuesta del hermano de Lissan hab?a sido, hasta cierto punto, consecuente, quiz? forzandoles a adoptar una posici?n de mayor apertura.
El sacerdote hab?a dicho palabras diplom?ticas, y no cre?a que nada que ?l pudiera decir mejorara la situaci?n pero... ?desde cuando Earhum el explorador de la Marca Arg?ntea iba a quedarse callado en una situaci?n as?? Mostrando una de sus habituales sonrisas, fruto de mucho entrenamiento ante damas, guardias de lejanos paises con evidentes ganas de causar problemas, magos suspicaces y alg?n que otro espejo perdido, finalmente habl?.
Lissan, ?por qu? no le dices a tu hermano que somos de fiar? Seguro que ?l conf?a en tu palabra, y ya tendremos tiempo, ante una fuente de calor convenientemente grande y oculta, de explicarnos todos. All? nos explicareis lo que ocurre y el por qu? se nos solicita ayuda.
Hizo incapi? en la palabra solicita, dando a entender que estaban all? de manera voluntaria, sin deber nada a nadie, aunque hab?a sido claro su deseo de escuchar lo que ocurr?a. Ahora, le tocaba hablar a Lissan y a su hermano. Esperaba que el no muy buen comienzo diera un giro pronto. Quer?a saber si el orco andaba cerca.
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Ahhh, las bellas tierras del norte. Te he contado ya c?mo es mi bonita ciudad?, y las bellas chicas que en ella habitan? :roll: