Bosque de Nashkell, En mitad de la fria noche.
Eleomer el adivinador
Ya notando al parecer que otra vez lo ignoraban y parecian decidirse esta misma noche, Eleomer irgui? su cuerpo y alz? su voz:
Caballeros, si me permiten poner algo de cordura a esta locura que pensais hacer, tengo que deciros que si el lugar queda tan cercano como para realizar el encuentro bajo la oscuridad de la noche os acercais a una muerte segura.
Se?or Othar, aquella criatura que vais a visitar me conoce, ya ha intentado matarme dos veces en estos ultimos dos dias, si no fuera por el poder que Mistra confi? en mi, no hubieramos podido vencerle, de hecho ni siquiera las armas de los caballeros aqui presentes lograban hacerle da?o en la ultima ocacion hace unas pocas horas atras.
Asi que, si voy con ustedes, lo mas seguro es que intente matarme nuevamente y a todos ustedes junto a mi, pero si no voy con ustedes iriais totalmente indefensos sin nada que les sirva para defenderos.
En todo caso, a?n tengo algunos conjuros preparados en caso de emergencia, pero no son lo suficiente si vamos a encontrarnos con ellos esta noche.
Ademas, si el viaje es demasiado largo hacia las ruinas teneis que saber que recien hemos llegado de un viaje agotador por las monta?as, por lo que os sugiero, si es posible, que descansemos y recuperemos energia para que llevemos el encuentro, idealmente bajo la luz del dia y con fuerzas renovadas.
El rostro de Eleomer no cuadraba con las palabras diplomaticas que acostumbraba a usar, de hecho mostraban un cierto matiz de impaciencia.