Veo que soy el único que no ha colgado su trasfondo... pues, paso a dejarlo ahora que tengo algo de tiempo. No se fijen mucho en la calidad, hacia algún tiempo que no trabajaba en historias para personajes de D&D.
Eberk Truenomartillo nace el año 1316 CV, en la ciudad de Abdar. Balin Truenomartillo, en ese entonces, el más anciano del clan le dio su nombre en honor al fundador del clan, puesto que vio en él un futuro prometedor. Debido a que con él contaban tres Eberk en el clan, les dio por llamarlo Eberk III.
Su padre, Ulfgar, era un habilidoso guerrero de profundos ojos negros y de pelo ceniciento. A temprana edad comenzó a preparar a Eberk para las labores marciales: soportar grandes pesos, maniobras con hacha y escudo, incluso tiro con arco. Por otro lado, Brunhilda, su madre, tenía el cabello de un negro azabache y ojos de un extraño color dorado. Se dedicaba a la herrería, particularmente a la confección de armaduras y armas, pasión que heredo a su hijo, quien ha aprendido a amar el arte practicado por su madre.
Eberk se criaría entre historias de valientes héroes enanos y gloriosas batallas ganadas a punta de sudor, sangre y honor en contra de los más increíbles horrores y sus bastardos esbirros. En su mente aquellas historias eran solo fantasías o cuentos, aunque en su mente ya fecundaba la idea de poder aparecer en canciones o cuentos por sus increíbles hazañas. Fue en 1354 CV cuando se dio cuenta de que aquellas historias que creía fantasías, no lo eran del todo. Bruenor Mazaguerra comenzó a alistar un ejército, su objetivo no era otro que recuperar el Salón de Mithril, en garras de un poderoso dragón llamado Lóbrego. Debido a su inexperiencia y juventud, no fue enrolado para esa campaña, pero otros enanos de su clan partieron a una guerra que él, personalmente, creía perdida desde el principio. Sin embargo a sus oídos llegaron noticias de victoria y gritos de júbilo, entonces supo que aquellas historias podían ser reales. En ese entonces, su idea ya había germinado: Él, Eberk III Truenomartillo sería parte de esas historias algún día.
Al cumplir los 42 años Eberk salió del servicio militar y tuvo sus primeros enfrentamientos, batallas y escaramuzas con los enemigos jurados de su raza: los orcos. En el campo de batalla se forjo su carácter: la emoción de la lucha, la ira desencadenada por el caer de los compañeros de armas bajo el acero enemigo, el hambre, el frío, los gritos de júbilo tras la victoria y el nunca abandonar a un compañero caído, esas cosa marcarían a fuego su carácter y sus ideales, su sueño de ser un héroe nombrado en historias y recordado como honorable, leal y de fuerte brazo se había consolidado en su alma.
Cuando cumplió los 50, su madre le hizo entrega de un regalo del clan, en el que ella había trabajado sin descanso durante años, aquel objeto sería su obra maestra: una armadura de placas y mallas hecha con el material del Salón recién recuperado, “resistente como el hierro, ligero como pluma”, el Mithril. A partir de entonces, esa armadura sería como su segunda piel. Al tiempo que feliz por todo lo hasta ahora sucedido, se sentía decepcionado: no hallaba oportunidad de hacerse valer en batallas importantes, ya estaba curtido en escaramuzas, ahora quería algo “real”. Ese fue, sin embargo, su año de suerte y de la decepción inicial saltó a la felicidad absoluta. A finales de ese año, Emerus Corona de Guerra comenzó a enrolar un ejército que se dirigiría a recuperar la ciudadela de… … Sin pensarlo dos veces, Eberk se enlistó y al año siguiente luego de muchas penurias, espera, hambre y frío, dieron el golpe definitivo, expulsando a Oboldo y sus seguidores de aquella ciudad. Sin embargo, su nombre no se escuchó, nadie reparo en él y su participación. Nuevamente las cosas dieron un giro en su mente, primero debía hacerse más fuerte y segundo, era él y no otro el que debía iniciar una campaña o empresa para que su nombre y el de su familia fuesen nombrados en canciones y grandes historias. En tanto pensaba aquello, recorría la recién recuperada ciudadela, cuando en medio de desperdicios de los orcos vio algo que brillaba bajo el sol invernal. Aquello que brillaba con sorprendente fulgor no era otra cosa que una increíble hacha de manufactura enana, maravillosamente trabajada, la tomó entre sus manos y alzándola al cielo para verla mejor dejo escapar entre dientes: “Por Moradin” y como si el nombre del Forjador le diese vida, el hacha comenzó a relampaguear. En su rostro se dibujo una sonrisa. “Un regalo para Truenomartillo”, pensó. Y debido a que el hacha reaccionaba al nombre del Forjador de Almas, le dio el nombre de “Relámpago de Moradin”.
Ese día se acercó a uno de sus camaradas y le entregó una misiva dirigida a su clan, en ella explicaba lo que buscaba y, que algo en su corazón, le decía que debía partir cuanto antes al Este. Así, con Relámpago de Moradin, su armadura, su habilidad y dinero suficiente comenzó su travesía hacia el este.
Después de tres años y unos pocos meses de travesía logró el tozudo enano cruzar el desierto de Anaurokh. Una vez en los Valles intentó seguir su instinto y, pronto, su instinto lo llevo a buen a puerto. Se entero hablando en una taberna que un pequeño grupo intentaría bajarle los humos a unos drows que habitaban la Corte Élfica. El sólo rumor le hizo sentir la emoción de la batalla y supo que el participaría en esa expedición. Pronto encontró al grupo y se enroló en sus filas. En aquel lugar se encontraría, sin saberlo, a personas de increíble importancia para su futuro: Alberick, Ocelote y Bohrn. Con ellos estaría en el frente, acribillando drows como lo hacía con los orcos en su tierra. Talvez no ganó fama u honor en aquella expedición, ni logró el grupo acabar con la amenaza de los drows pero, al menos, se enfrentó con enemigos que eran más poderosos que los orcos que solía cazar y aquello le fortaleció.
Después de aquella incursión, algo en su corazón le dijo que no podía largarse de allí simplemente, así que alargo su estancia en aquel sitio, buscando donde ayudar y a quien ofrecer sus servicios militares.
Ahora busca una nueva misión en que ocupar su mente, donde poner a prueba sus habilidades y, evidentemente, donde continuar mejorando, al tiempo que le hace un bien al mundo en que vive.
Pues, he cumplido con esta obligación y paso a esperar las ordenes del tira... digo, master.
En fin, saludos !!!
Editado: Eberk Truenomartillo tiene 60 años, sus ojos son de un profundo color dorado y sus cabellos son de un color ceniciento, mide poco más de un metro (1.3 metros, para ser exactos) y es de complexión ancha como todos los enanos. Como había dicho con anterioridad, mi personaje habla en azul oscuro.
Me guardo la imagen para cuando comience la partida :lol: