24 de Septiembre de 2005, Hotel Montoya Palace, habitaci?n 217
El nuevo discurso de Montoya hab?a empezado fuerte. Por un momento la voluntad de Marlow se vio sometida a la del cainita que ten?a frente a ?l, y de buena gana habr?a dejado que eltema quedase zanjado si ambos hubieran estado a solas, pero la presencia de sus hombres, unido a la altivez y prepotencia con la que Montoya le contest? lo instaron a hacer un esfuerzo, a concentrarse en evitar esa voz en su interior que lo forzaba a sesguir las ?rdenes de un extra?o.
Poco a poco consigui? recuperar el control, al tiempo que una sonrisa burlona se adivinaba en la comisura de sus labios y el Ventrue prosegu?a con su mon?logo.
Marlow lo dej? continuar, que creyese que hab?a ganado, que ten?a todo bajo control, y esper? a que acabase para contestar con tranquilidad, ampliada ahora su sonrisa.
- En primer lugar mi nombre es Marlow, no Marrow. Quiz?s tenga usted raz?n al decir que estoy hablando demasiado, soy hombre de pocas palabras y empiezo a sentir que estoy desperdiciando demasiada saliva en hacerle comprender que estoy aqu? para ayudar, y que no est? en sus manos el aceptar esta ayuda o rechazarla.
Antes que nada me gustar?a decirle que hay una diferencia enorme entre estar asustado o impresionado por un discurso que, en caso de no haber estado apoyado por sus facultades, no habr?a tenido nada de extraordinario, pero no ser? necesario que defienda a mis hombres, pues llegado el momento sabr?n defenderse por s? mismos.
Sobre sus suposiciones he de decirle que son completamente err?neas, pues no es el Pr?ncipe de la ciudad el me ha enviado a protegerlos, aunque el motivo de mi venida s? son los disturbios de esta noche, poco discretos, por cierto.
Ha citado usted la lex talionis, aunque veo que con poco conocimiento de causa, lo que es m?s grave aun conociendo su clan. Deber?a usted de saber que, aunque tiene derecho a defenderse, es el Pr?ncipe el ?nico con derecho a decidir sobre la muerte de cualquier cainita en la ciudad, adem?s de que el hecho de que alguien que ha recibido varios impactos de bala salga a la persecui?n de sus asaltantes no est? muy acorde con las Tradiciones.
?Sabe usted el trabajo que cuesta encubrir este tipo de situaciones?
Haga el favor de cooperar y tr?guese su orgullo, pues puede estar seguro de que si se me ha enviado aqu? es porque hab?a motivo para hacerlo.
Esperaba que no hubiera m?s subidas de tono por parte de Montoya, pero se prepar? por si perd?a los nervios o intentaba algo.