Selva de Itzi, costa noroccidental de Xiappv, 26 de julio de 957 DC, Noche.
Después de que Lekter se hubiera marchado dejando a Kadar por un momento solo, aparece un individuo de baja estatura en la oscuridad de la playa. Era aquel tipo con aspecto de felino quien saluda a Kadar de un modo cordial: ¡Hola!
Aquel hombre-felino se sienta en la arena y comienza pidiendo disculpas a Kadar por la actitud egoísta y arrogante de su compañero. Comenta que no puede decirle quiénes son ni qué están haciendo en este lugar. Le dice, sin embargo, que puede llamarle Eyne (se pronuncia ‘Ain’). Además le advierte que no está obligado a buscar a nadie, que es algo de incumbencia propia y de su compañero (esto último lo dice mirando hacia un lado).
Le extraña que Kadar no sepa en qué lugar se encuentra, pero a la vez le parece razonable porque ha sabido que varias embarcaciones se han extraviado y han aparecido por estos territorios. Le explica que la región en la que se encuentran es una zona de grandes extensiones de selva llamada Itzi, ubicada en el sector sur del denominado Nuevo Continente. Le informa ademas que esta es una gran isla de la parte sur de la región, llamada Xiappv. Comenta que es algo inusual encontrarse con personas en una región inhóspita y tan alejada de la civilización como esta, por eso lo habían vigilado desde el momento que había arribado a la isla. Por último, le aconseja tener cuidado en un lugar como Itzi, nunca se sabe con qué animales o criaturas se puede encontrar uno en la selva, sobre todo para el viajero desprevenido.
Eyne comprendía la gravedad de las lesiones de Kadar, por lo cual le ofrece unas hierbas que, según señala, tienen propiedades analgésicas que calmarían parcialmente su dolor. Le pide que a Kadar las mastique, mientras revisa sus heridas para curarlo, a lo cual éste acepta.
Como agradecimiento, Kadar invita a Eyne a beber. Con expresión de curiosidad le pregunta: ¿Qué es esto? Y lo prueba. Termina tosiendo, y confiesa que no le gusta. Finalmente termina bebiendo igual con Kadar durante un tramo de la noche.
Conversan sobre la pelea a la luz de la fogata, y le dice que le impresionó los hábiles movimientos que demostró en combate con aquella formidable espada. Sin embargo, lo que más le impactó fue aquel momento en que Kadar libera un proyectil de su mano, que él nunca había visto algo ni remotamente parecido. Cree sinceramente que Kadar es un tipo fuerte, pero reconoce también que su compañero no peleó con todas sus fuerzas. Mirándolo a los ojos, Eyne le manifiesta a Kadar que lo que hizo fue sumamente arriesgado, independiente de su fuerza y talento en combate, que la persona contra la que se enfrentó no es un luchador común y corriente. Después de señalar esto, y con una sonrisa simpática en su cara le pregunta: Ahora, ¿puedes decirme cómo disparaste esa bala de tu mano? Kadar le responde: Si me cuentas más cosas te lo diré. Eyne lo mira, sonríe y baja la cabeza.
Kadar se marchaba a dormir, en ese momento Eyne le dice: Me iré antes de que amanezca a buscar a mi compañera extraviada. Agradezco su hospitalidad y aquella bebida que me sirvió, ¡si que estuvo fuerte! Antes de irse, Eyne manifiesta, algo inquieto y mirando hacia el bosque: Si quiere, sólo si quiere, puede venir conmigo. Nunca está de más tener compañía en el viaje, tener a alguien con quien conversar es algo bueno para el espíritu, y ya que mi arisco compañero no está…
Pese a sus heridas, Kadar desiste de irse a dormir y recoge sus cosas para ponerse en marcha junto a su extravagante compañero. Aún estaba emocionado por su duelo con Lekter, no sabía que le deparaban aquellas extrañas tierras, pero de seguro habrían tipos más fuertes que él, se preguntaba cómo aquel sujeto podría poseer tal poder y si él podría ser igual de fuerte que él…
Mientras Kadar carga su equipo, no sin algo de dificultad, Eyne lo mira indulgentemente y con un gesto solícito le ofrece su ayuda para llevar parte de éste.
Cuando comenzaron a adentrarse en la selva, Kadar le pregunta: ¿Por qué tanta prisa, hay algo de lo que no que no me has dicho? ¿Qué te preocupa? Eyne, con algo de nerviosismo, le responde: ¿Notas preocupación en mí? Pues debe ser el combate que tuviste con mi compañero, me emocionó bastante (desciende la mirada). Kadar le responde: Además de eso, el hecho de que nos fuéramos tan rápido del campamento pese a mis heridas... no es que me esté quejando, pero fue algo apresurado. Eyne se detiene, lo mira a los ojos con una expresión incómoda: Es posible, pero necesitamos ganar tiempo, avancemos un poco y nos detendremos para conversar y descansar en un lugar que conozco (mientras dice esto mira en todas direcciones de la espesa y oscura selva).
Kadar siguió al tipo con aspecto de felino sin antorcha alguna, en tanto éste, a pesar de moverse rápido por el bosque, intenta no alejarse demasiado y con gestos de ánimo alienta al malherido Kadar a seguirlo.