Autor Tema: Anima: Un giro vertiginoso del destino [DDI]  (Leído 16627 veces)

Glaviar

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Anima: Un giro vertiginoso del destino [DDI]
« en: Julio 30, 2010, 11:00:28 pm »


Arkángel, Palacio del Emperador, 23 de abril de 957 DC, madrugada.

22 de abril
Los rumores de la muerte del Emperador Lascar Giovanni eran ciertos y aquel niño, su propio hijo, había sido el verdugo. Nadie podría creer semejante versión, cualquiera aquí en palacio sabe que el cerdo de su padre lo obligó a asesinarlo. Pues bien, ¡este infeliz hizo que la dinastía más poderosa que ha pisado Gaïa y que ha reinado durante siglos, llegara a su fin!

Estuve en el pasillo principal cuando aquel pequeño era llevado por guardias reales fuera de la habitación donde yacía inerte su padre. Más allá de aquel incidente, una cosa ha llamado profundamente mi atención, perturbando mi alma: en el exacto momento en que se encontró aquel niño frente a mí, detuvo inesperadamente su andar posando su mirada en mis ojos. Fue como si hubiese podido leer mis pensamientos. Aquello me inquietó realmente. ¿Y qué? Lo único que hubiera descubierto es todo el odio y asco que sentía por la aberración de su padre.

Mientras escribo esto sigo intranquila por esa situación, el temor no me ha abandonado en todo el día… no puedo conciliar siquiera el sueño. Aunque intenté olvidarlo y restarle importancia a ese evento que, a ojos de cualquiera es una insignificancia, más me doy cuenta de que esto no va a pasar. Su mirada, me es imposible olvidarla. Aquel niño quedó huérfano y de una forma espantosa, pero… ¡qué significan esos ojos!… Estos sentimientos me confunden, realmente estoy desesperada.

He logrado entender que este niño está fuera de mi comprensión, que él no pertenece a este mundo…
 


Diario de notas de una meretriz* de la corte de Lascar Giovanni.

*Mujer que prestaba servicios amatorios al fallecido Emperador. Se encontró muerta en su habitación la madrugada del día posterior a la muerte del Emperador Lascar Giovanni. Estaba colgada con las sábanas de su lecho, sin ojos y mutilada de la lengua. Todo apunta a que fue suicidio. El caso fue cerrado sin brindarle mayor importancia.
« Última modificación: Agosto 29, 2010, 06:35:15 am por Glaviar »
\"La tristeza no vuelve inteligente. En la tristeza estamos perdidos. Por eso los poderes tienen necesidad de que los sujetos sean tristes. La angustia nunca ha sido un juego de cultura, de inteligencia o de vivacidad.\"

Gilles Deleuze.

Glaviar

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Capítulo I - El resplandor
« Respuesta #1 en: Agosto 03, 2010, 08:14:23 am »


Selva de Itzi, costa noroccidental de Xiappv, 26 de julio de 957 DC, algunas horas después del amanecer.

La tranquila marejada arrastra a una débil embarcación hacia las costas de Xiappv, una de las islas que componen la región sur de Itzi. Pareciese como si la nave hubiese luchado terriblemente en un mar ajeno a este calmo oleaje. El barco encalla suavemente en una playa que extiende delante de sí un magnifico cuadro de parajes majestuosos, donde el verdor reina por doquier y con matices variopintos.

Del interior de la nave se observa una silueta imponente. Parece contemplar desde su posición el admirable paisaje que se presenta con esplendor ante él.

Selva de Itzi, arribo próximo a las costas de Ixpatill, 15 de noviembre de 989 DC, atardeciendo.

Los cielos rojizos dieron paso a nubes oscuras que cubrieron la puesta del sol. Los vientos del sur y del poniente inquietaron las aguas, lo cual no presagiaba una buena navegación. De un momento a otro, sin graduación alguna, una tormenta empieza a azotar a una embarcación que se encontraba en altamar, cerca de las costas de Ixpatill, en la región sur de Itzi.

La nave no aguantaría mucho en esas condiciones, el oleaje arremetía contra la embarcación rompiendo olas con inclemencia sobre la cubierta del barco. Mientras ello ocurría, una tromba de agua comenzó vertiginosamente a crearse gracias a los poderosos vientos que alimentaban el torbellino.



Repentinamente, una potente luminosidad cubrió aquel prodigioso y terrible espectáculo de la naturaleza, borrando la oscuridad en que la tormenta había sumergido a aquella nave.
                               
                                        ●●●●●●●●◊●●●●●●●●

La fuerza del brillo había desaparecido, aunque sus efectos permanecieron por un breve lapso de tiempo. Los ojos de los tripulantes de la nave se recuperaban poco a poco y observaron como la tormenta había desaparecido junto con la poderosa irradiación lumínica. La luna resplandecía tenue y parcialmente sobre las tranquilas aguas, aunque algunas nubes oscuras la cubrían pasajeramente. Se avizoraban cercanas las costas de Ixpatill; todo estaba muy sereno, sin embargo, parecía que algo más había ocurrido.

Selva de Itzi, interior de Xiappv, cerca de la costa sur, 27 de julio de 957 DC, al filo de la medianoche.


Una figura se mueve velozmente por la selva, siguiendo el sendero que demarca un río. De pronto, un animal salvaje bufa entre la espesa vegetación haciendo sonidos con sus patas traseras y con los resoplidos que emite sobre la húmeda tierra. La sombra que se desplaza con movimientos ágiles gira raudamente la cabeza percatándose del animal: se trataba de un jabalí gigante.  

La bestia corrió furiosamente tras la veloz figura, quien con movimientos ligeros amagaba las embestidas del animal. Por alrededor de un minuto y medio se mantuvo esta carrera que acabó con la figura lanzándose al agua desde una pequeña cascada y un jabalí furioso que resoplaba y rechinaba mientras observaba de lo alto cómo se escapaba su fugitivo invasor.



La figura sale del agua y camina un par de cientos de metros hacia el sur, deteniendo de repente su marcha: en actitud de escucha atenta y olfateando el aire, parece darse cuenta de que estaba cerca del mar. Efectivamente, después de caminar un trecho llega a una playa iluminada tenuemente por una luna obscurecida por negras nubes en el cielo. La figura se tiende sobre la arena, mirando hacia el mar. Transcurridos unos instantes una potente luz cubre la oscuridad de la noche con un manto resplandeciente; acto seguido la potente luminosidad desaparece dejando en penumbras nuevamente el lugar. La figura restregaba sus ojos, en tanto trataba de divisar algo: la luz había sido tan poderosa que veía puntitos rosados por doquier, mas no lograba distinguir nada. Luego de unos minutos, consigue estabilizar su sentido óptico y divisa en el horizonte un barco que se acercaba.

Al momento de ver la embarcación, corre velozmente hacia la espesura del bosque, trepa un árbol y desde allí permanece silenciosamente vigilando la llegada de la nave. Su postura y actitud parecían indicar que su expectación era máxima, tal vez no quería perder detalle de lo que estaba ocurriendo o de lo que iba a ocurrir.
« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Glaviar »
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Amdukia

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« Respuesta #2 en: Agosto 03, 2010, 09:26:19 am »
Jake H.M., Barco “Black Beast” a las costas de Ixpatill, 27 de julio de 957 DC (15 de noviembre de 989 DC), atardeciendo.

Las olas arremetían en la parte de estribor empujando al barco a la costa de la isla, y el viento de un momento a otro casi raja la primera vela. En todo esto Jake afirmándose en una de las barandas de la proa y sujetando su sombrero escuchaba los gritos de su compañero William W. como un murmullo
Que tormenta mas extraña, lo bueno que hay tierra a la vista- pensaba esto mirando a la costa, cuando un rayo enceguecedor le remueve la cabeza, causándole un pequeño dolor pero al mismo tiempo ve la costa y se pregunta - ¿que es eso?-Miren! ¿que es eso? ¿Lo vieron?
Mientras decía esto algo impresionado se acerca el pequeño Bel  diciéndole –lo que hubiera sido déjalo para mas tarde, ¡No ves que hay mas mar en el barco, que barco en el mar! ¡Toma tu posición y escucha las ordenes del capitán!-y se aleja con una cubeta llena de agua.
Jake aun impresionado tomando una de las cuerdas –Estoy seguro ver la tierra en otra posición, que extraño todo esto, no me da muy buena espina-Ha que dolor! sintiendo una pequeña clavada en la cabeza.
Desde ahora comienza escuchar y seguir las órdenes del capitán…
« Última modificación: Agosto 08, 2010, 10:08:59 pm por Amdukia »
Despierta el espíritu, creando un laberinto con más de mil salidas... “Exploradores de las regiones del más allá de los sentidos; demonios para unos, ángeles para otros” pinhead

Barack Aurum Draco

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« Respuesta #3 en: Agosto 04, 2010, 01:35:44 am »
William Ward. "Black Beast" a las costas de Xiappv (Ixpatill), 27 de julio de 957 DC (15 de noviembre de 989 DC), al filo de la medianoche.

En un breve espacio de tiempo las tranquilas aguas del Mar del Dragón se volvieron tempestuosas y agitadas, los clementes vientos del sur se agitaron y se convirtieron en vendavales sin compasión; el océano y el cielo se rugieron como poderosas bestias antes de comenzar una lucha a muerte. Y en aquella majestuosa escena del poderío del mar y del cielo navegaba, o al menos intentaba hacerlo, un pequeño navio de dos palos.

William miró al cielo contemplando su poder. Las olas se estrellaban continuamente a estribor y el agua comenzaba cubrir la cubierta. Con todo, el joven capitán Ward se mantenía sereno, 18 años de piratería hacían de esta tormenta un puente a sus recuerdos más que una preocupación real.

Navega, velero mío,
sin temor,
que ni enemigo navío
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.*


Las estrofas salieron de su boca casi por inercia. El capitán Robert solía cantar esa canción en tiempos de tempestad y, de cierta manera, la ocasión le parecio propicia para, al menos, tararearla. El fuerte viento se hizo sentir en una de la velas que casi sede ante la arremetida de Vendaval, el dios de los vientos huracanados. Por suerte, habia tierra cerca.

- ¡¡¡Fenrir, Jake, Belphegor!!! - gritó con todas sus fuerzas para hacerse escuchar - ¡¡¡Anclaremos aquí hasta que termine la tormenta!!! ¡¡¡Plegad las... - Un relámpago lo enmudeció y lo encegueció, sin embargo no parecía un relámpago común y corriente. Algo extraño había en toda la situación. De pronto, el viento dejo de soplar con la fuerza de hacia unos momentos. William levantó la vista restregándose los ojos... No podía creer lo que veía: la tormenta había desaparecido tanto, o más, abruptamente de lo que había arreciado.

- Qué carajo significa esto... Tormenta y bonanza de la mano, es como si Ishkur estuviera tomandonos el pelo... o nos dijera que nuestra travesía llega hasta aquí por hoy...

- Chicos... descansaremos en esta costa hoy. Mañana decidiremos que hacer... Hay algo que no me gusta en todo esto y no quiero tentar a la suerte. - muchas preguntas se agolparon en su cabeza, pero lo primero era poner al Black Beast a buen resguardo y, bueno, lo mismo para sus tripulantes. - ¡¡¡Plegad las velas!!! ¡¡¡Soltad el ancla!!!- Gritó cuando se hallaban cerca de la costa.

William miró al cielo, la luna estaba hermosa y el mar reflejaba aquella hermosura con serenidad.

La luna en el mar riela,
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul.*


Volvió a tararear una estrofa de su canción favorita, esa había sido una hora llena de recuerdos.

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Todos creen que tener talento es cuestión de suerte; nadie piensa que la suerte puede ser cuestión de talento.
Jacinto Benavente.

*Son algunas estrofas de la Canción del Pirata de Espronceda.
« Última modificación: Agosto 26, 2010, 07:18:54 pm por Barack Aurum Draco »
\"El poder del hombre no radica en lo que puede hacer por sí mismo, sino en lo que su voluntad obliga a hacer a los demás\".

Shen

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« Respuesta #4 en: Agosto 04, 2010, 04:17:07 am »
Kadar. Selva de Itzi, costa noroccidental de Xiappv, 26 de julio de 957 DC,  Tarde.

Luego de la tormenta, la calma...

Llevaba casi un mes en el mar,  gracias a esta maldita tormenta había perdido a mi guía, han pasado meses desde que no tocaba tierra firme,  el barco aunque confeccionado de buenos materiales, estaba averiado, al parecer permanecería en este islote un buen tiempo…

 Me encontraba en un lugar desconocido pero pese a esto y viendo en las circunstancias que me encontraba decidí permanecer un tiempo  en aquel lugar, arrastre el bote a tierra firme y  evalué su estado.


Demonios, la tormenta a destrozado parte del lado derecho de la barca, necesitare una buena cantidad de madera y tiempo para repararla, y lo peor es que no se navegar, pero en cualquier caso, si no lo reparo me quedare varado aquí, al menos lo intentare…

Busque en el bote algunas herramientas pero no encontré nada, no podía repararlo sin un hacha,  así que me las ingenie para construir una, cogí  una gran roca y comencé a alisarla golpeteándola contra otra más grande, cuando por fin obtuve un pedazo mas menos delgado, la lime  y restregué contra el suelo para lograr afilarla.

Ja, quien lo diría   para ser un pedazo de piedra tiene un filo bastante decente, ahora solo me falta el mango...

Busque a mi alrededor algún trozo de madera,  le encontré flotando cerca de la costa era un gran pedazo de madera,  lo cogí y comencé a  tallarlo, haciéndole una hendidura bastante apretada para introducir mi  nueva creación, finalmente cogí una  trozo de cuerda y lo amarre junto con el mango, quedando sumamente ajustado, lo avía conseguido mi propia hacha primitiva.
 

Ya con todo preparado corte algo de madera con mi nueva herramienta y arme una fogata, cogí  un trozo de carne de mi mochila,  con todo listo para pasar la noche me encamine a explorar el nuevo territorio al cual había llegado.
 
Chraa!!  e estado meses sin ver a alguien, el aburrimiento me está matando…Alguien está aquí!!!

Luego mordí con rabia la carne  y seguí caminando y gritando a los vientos, esperando a que alguien o algo me respondiera.
« Última modificación: Agosto 06, 2010, 12:01:08 am por Shen »

Nindalf Firodes Troscard

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« Respuesta #5 en: Agosto 04, 2010, 09:04:52 am »
Fenrir Greyback "Black Beast" a las costas de Ixpatill, 27 de julio de 957 DC (15 de noviembre de 989 DC), al filo de la medianoche.

La Tormenta acababa de terminar, Fenrir pensaba frente al intento de mapa que yace inerte sobre la mesa de navegación. Papeles, plumas, reglones, compases y la brújula, no le quitaba la mirada de encima, como si tuviera algo malo.

Tiene que haber sido el cambio en los polos por los truenos, o los rayos… de otra forma es imposible que se moviera así, a menos que  tenga un imán cerca, pero… -en ese instante levanto la mirada para echar un vistazo al timón- es imposible, siempre que conduzco la llevo conmigo, y nunca había pasado algo como esto… deben de ser cosas mías, nada mas…

Terminando su meditación se levanto, tomando su brújula y poniéndose las gafas, caminó saliendo del cuarto, y subiendo a la proa, para ver como iban las cosas, vio a William y recordó algo que le hizo gracia, una sonrisa burlona se le dibujo en la cara y con cara de niño maldadoso se le acerco.

Will, sabes estaba pensando, la próxima vez que quieras hundir el barco en una tormenta avísame, yo te ayudo… -una sonora carcajada salio de su boca- no puedes tirar el ancla en medio de la tormenta, debes maniobrar hasta que la mar este calma, me sorprende que nunca te interesara la navegación, Robert era un excelente tutor. Pero dejándonos de bromas –carraspeo para tomarse un poco de seriedad- es mi idea, o ¿la tierra que tenemos cerca no se parece a la que estábamos llegando…?. Me iré a cambiar de ropa, por si alguien me necesita.
Y bajo nuevamente a su camarote para alistarse.
« Última modificación: Agosto 08, 2010, 08:31:15 pm por Nindalf Firodes Troscard »
Puede que en algun momento se malinterprete lo que diga... en el caso de hacer daño... lo siento no es mi intencion...ser sincero es mi esencia...(y cuando quiera hacer daño lo dire...jajajajajaja...)

Phoenix

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« Respuesta #6 en: Agosto 04, 2010, 10:46:26 pm »
Azira Akisame, Selva de Itzi, interior de Xiappv, cerca de la costa sur, 27 de julio de 957 DC, al filo de la medianoche.

EL barco se movía capeando las grandes olas que aun se formaban, la tormenta parecía haber acabado, pero en esta selva, nada es seguro. Mientras que, en la copa de un frondoso árbol, cubierta por el manto de la noche, la figura miraba la escena del barco con curiosidad, haciéndose hacia adelante, la chica estuvo a punto de caer del árbol varias veces, la exitación de lo nuevo la llenaba

“Demonios Azira, no te caigas, ahora no importa esta resbalada, pero cuando ellos llegen comportate”, pensó mientras se volvía acomodar, esta vez en una rama más alta, para observar mejor, En ese momento, la chica miro al cielo, buscando orientación, elevando un brazo y sacando algunos cálculos, se dio cuenta que estaba al sur de la isla, bajo la mirada y pensó un tiempo “si, muy, muy, muy alejada...” suspiro “Ademaro, si es que alguna vez me encuentra, me va a regañar por esto.... O Caleb, quien sabe” se encogió de hombros “ Por lo pronto eso no importa, no están aquí, y ese barco con... mmm....veamos... Veo... dos....¡no!, tres seres se acercan”, sumergida en sus pensamientos se sentó sobre la rama, pensando en que haría si ellos llegaban, llevo la mano al cascabel que pendía de su cuello moviendolo suavemente mientras balanceaba las piernas en lo alto del árbol “pueden que sean de esos tipos, am...¿como era que se llamaban?...am....” llevo la su mano a su frente dándose leves golpecitos con la palma de su mano para recordar “ in... ¡Ah!...Maldición, no recuerdo.... bueno tampoco es novedad, no conosco esa palabra en mi idioma.... Y Hablando de ello, ¿Como me dirigiré a ellos?, ¿Lo haré?, pues claro, estoy como en casa, si se atreven a hacerme algo, me pierdo en la espesura de los árboles, aunque nunca había visto... am...." -¡Mar!- dijo sonriendo alegremente, recordando la palabra -si eso, nunca lo había visto antes, al menos no por mi hogar... entonces...eso.. quiere decir que... ¡ah!- gritó, nuevamente perdió el equilibrio, alcanzando a tomar de una rama cercana la chica se sostuvo, aunque caer, para ella no era un problema – ¡Demons! - exclamó tomándose fuerte de la rama y volviendo a su posición inicial. - Eso si que me dolió- dijo mientras miraba su pierna enrojecida por el fuerte roce entre la madera del árbol y su piel causada por la perdida de equilibrio, llevo un dedo a su boca lamiéndolo suavemente, luego lo llevo a su pierna, - No, no hay.... ¡Sangre!, ¡Dos en una noche!, todo un record- sonrió satisfecha, y volvió a mirar el barco, mientras que su mano tomaba una de las hojas del árbol donde se encontraba y comenzaba a doblarla. - ¡Sudi!, como es que se demoran tanto en llegar, ¡¡¡quiero ver que son!!!- exclamó lanzando la hoja y poniéndose de pie sobre la rama con la mirada clavada en el barco que se acercaba.
« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Phoenix »
Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro.

Albert Einstein

Barack Aurum Draco

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« Respuesta #7 en: Agosto 05, 2010, 02:35:07 am »
William Ward,"Black Beast" a las costas de Xiappv (Ixpatill), 27 de julio de 957 DC (15 de noviembre de 989 DC), al filo de la medianoche.

Seguía pensando en aquel fuerte resplandor. Miró al cielo como ignorando la broma de su amigo y navegante.
- Puedes irte a la mierda, brujo sabelotodo - le dijo con una sonrisa en la cara a Fenrir - Ya sabes que me refería a que pasaríamos la noche aquí, así que para tus bromas. Además, para eso te tengo conmigo, si pudiera hacer todo yo solo, no necesitaría tripulación.

El barco se acercó lo suficiente a la costa, como para anclar. De un salto se lanzó al mar, el agua le llegaba a la cintura. Miró a Jake y Bel: - Decidle a Fenrir que he bajado para reconocer el terreno y ver si hay algún peligro del cual debamos preocuparnos - dijo sonriente - Por cierto, revisen si hay daños importantes en la nave y, ante todo, esperenme para comer... estoy hambriento.

A paso lento se acercó a la costa, sus sentidos estaban atentos a cualquier cosa que pudiera significar un peligro. Talvez no sería un experto navegante o un ingenioso ingeniero, ni tuviera la inteligencia de sus tripulantes, pero tenían sentidos de animal y una gran espada, y no dudaría en usarla de ser necesario. Había perdido la cuenta de cuantas veces había bajado en expedeciones a nuevos territorios y encontrar tesoros. De pronto una idea se posó en su mente: "Y si aquí se hallará ese lugar."

La idea por supuesto no lo abandonó, tendría que convencer a sus amigos de quedarse más de una noche en ese lugar, pero eso, por lo general, no era muy difícil.

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Jacinto Benavente.
« Última modificación: Agosto 26, 2010, 07:19:38 pm por Barack Aurum Draco »
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Phoenix

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« Respuesta #8 en: Agosto 05, 2010, 04:03:26 am »
Azira  Akisame, Selva de Itzi, interior de Xiappv, cerca de la costa sur, 27 de julio de 957 DC, al filo de la medianoche.

En la cumbre del árbol Azira diviso como el barco anclaba, -¡al fin!...creo- exclamó suavemente, con rapidez, y al ver como uno de los seres saltaba al agua, bajo unas ramas y avanzo otras pocas jugando entre el árbol para acercarse más y ver mejor, Azira agudizaba su mirar, ladeando ligeramente la cabeza “ Mmm... No parece ser muy... inusual... No, espera.... nunca había visto a un ser como él...¿o si?” sus recuerdos rápidamente viajaron al pasado, a su pasado, recordando diversas experiencias, la piel de Azira se erizo, al tiempo que el ser pisaba las cosas arenosas del lugar, “ Mmm... alto, moreno... cosa roja en la cabeza... ¡¿Que es?!” pensaba mientras lo miraba intrigada desde su lugar.

En un momento se dispuso a saltar para llegar al suelo y ponerse a su altura, pero la hoja de la espada que era acariciada por la luna la detuvo en seco, provocando que algunas hojas se calleran “¡Shhh!, no me delaten, no tengo ganas de correr", Pensó mientras miraba a las hojas que caían, al tiempo que movía su mano en señal de silencio"Además aún hay seres dentro del barco ¡y no me iré sin verlos a todos!, ahora, si los demás bajan... me ahorran trabajo... bueno... quizás solo un poco”, pensó mientras nuevamente elevaba la mirada, las pupilas de sus ojos se dilataron revelando máxima exitación por lo que veía mientras aquel ser caminaba, “Se parece a esos que querían, quieren encontrarme... y a aquellos que con Ademaro y Leonardo...bueno, esos mismos... pero no viste igual... ¿será?” se pregunto a si misma, mientras se movía en la rama “por otro lado, hablo en ese lenguaje...am...veamos... creo que recuerdo como se llama... La... ¿Lain?, no, no, no” Sacudió su cabeza desechando la idea “¡Latín!” recordó finalmente -¡Ka !- exclamó, e inmediatamente se llevo las manos a la boca, y se hizo hacia atrás escondiéndose en entre las ramas y hojas del árbol “ Maldición, espero que no me haya escuchado”. Pensó alarmada manteniendo sus manos en su boca cubriéndola mientras continuaba apegada a las ramas y tronco del árbol “no me escuches, no me escuches, no me escuches, no me escuches” se repetía así misma una y mil veces mirando al ser desde la oscuridad
« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Phoenix »
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Barack Aurum Draco

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« Respuesta #9 en: Agosto 06, 2010, 12:10:05 am »
William Ward, Costas de Xiappv (Ixpatill), 27 de julio de 957 DC (15 de noviembre de 989 DC), al filo de la medianoche.

Sus piernas estaban entumesidas por el agua helada y la suave brisa que pasaba. La luna iluminaba la costa con su luz plateada y fría y las olas bañaban la arena con su característico sonido. Amaba ese paisaje, esa sensación de libertad. Los brillantes ojos dorados escrutaron la oscuridad de la frondosa selva, nada fuera de lo común se veía allí. Dio media vuelta, mirando alrededor... se sentía observado.

Sus amigos no estaban en cubierta, les escuchaba dentro del barco seguramente viendo si había algún daño como había ordenado. De pronto escuchó movimiento en el follaje de unos de los árboles, su reacción fue felina: media vuelta los ojos dilatados como intentando penetrar en la oscuridad, la mano desenvainó la brillante hoja de acero. Mas, no vio nada.

- Seguramente es mi imaginación... será que aun estoy algo perturbado por ese resplandor. Como siga así no sere útil para nada - se dijo. Comenzó a caminar en dirección a la selva, daría un último vistazo para asegurarse de que no hubiera nada que temer.

¡Ka!

El sonido fue nítido, pero no logro saber si venía de una bestia o de un humano. Dio un salto atrás y habló con voz firme: - Seas lo que seas... sal ahora. Si lo haces no tendremos que luchar, salvo que lo que andes buscando sea justamente eso. - Sus ojos mostraban seguridad y firmeza, la espada no estaba en posición de combate. - Si es un animal, no habrá mayor problema... si es un humano, espero no venga acompañado... - William esperó a ver como se sucedían las cosas, no tenía ganas de luchar, sobre todo porque estaba hambriento y detestaba luchar con el estomago vacío.

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Jacinto Benavente.
« Última modificación: Agosto 26, 2010, 07:20:08 pm por Barack Aurum Draco »
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Phoenix

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« Respuesta #10 en: Agosto 06, 2010, 01:35:02 am »
Azira Akisame, Selva de Itzi, interior de Xiappv, cerca de la costa sur, 27 de julio de 957 DC, al filo de la medianoche.


Con las manos en la boca y los ojos fuertemente apretados Azira continuaba rogando mentalmente que no fuera escuchada, lentamente abrió un ojo observando al ser ahora más cerca de la selva, sin quitarse las manos de la boca se aferro al árbol “ Nunca soy escuchada, y ahora, justo ahora, me escuchan, estúpida suerte mía”, Azira trago saliva mientras pensaba que hacer, cuando sintió que le hablaba, una voz firme y autoritaria se elevo, no entendía, al menos no en totalidad lo que decía, pero por el tono que se usaba, sabía que era a ella a quien le hablaban.

 - Seas lo que seas... sal ahora. Si lo haces no tendremos que luchar, salvo que lo que andes buscando sea justamente eso. -


Azira escucho atentamente, y trato de deducir que es lo que decía “ Y... habla en latín... si ahora comenzare a odiar esa palabra... De todo lo que dijo, entendí el 'no', me lo dicen seguido y 'luchar' odio esa palabra, creo que... debería esconderme mejor, o cambiarme de árbol, aunque no creo que sea eso lo que quiere... si fuera yo... habría gritado para que saliera... no, en realidad me hubiera lanzado a descubrir que era, y si yo hago eso y él no lo hizo, eso quiere decir que... no pienso salir, al menos, no mientras me mire”. Pensando esto, Azira se quito las manos de la boca, y comenzó a moverse suavemente, pero aquel tipo seguía mirando hacia donde ella estaba “ Demonios,¡¡ gira la cabeza, no me mires!!”, pensaba mientras quedaba en el mismo lugar, Azira se sentía invadida y nerviosa, quería moverse y salir de allí para volver más tarde, pero no lo haría, no quería, en realidad, no podía, sentir los ojos de aquel tipo sobre ella, aunque así no fuera, la ponía nerviosa “Pero no tiene la...am.. espada, eso, levantada...”, miro uno de sus sables “ y si... no, no, no, no, no me ha hecho nada... aún... ¡ah!, odio esto, incertidumbre, Creo recordar que se llama”.
El corazón de Azira palpitaba fuertemente, necesitaba moverse pero no quería ser descubierta “ no llegare a ninguna parte si sigo así... veamos”, miro a su alrededor y sintió su estomago gruñir de hambre “cierto no he comido... ¡Ya sé!”, Azira se acerco a una rama y la sacudió levemente “ Si caen hojas me quedo, si no caen, bajare...” Haciendo esto, Azira miro al aire tratando de ver las hojas cayendo, “Maldita, maldita suerte”, suspiro descubriendo que las hojas estaban sobre la rama, respiro hondo “ esta bien, bajare... pero... ¿como era que se saludaba?... Hol...O...”, se acomodo sobre una rama dispuesta a saltar, mientras pensaba, más bien trataba de recordar como se saludaba en Latín, durante segundos, Azira continuo pensando mientras comenzaba a balancear las piernas desde adelante hacia atrás, una vez más y por descuidada Azira perdió el equilibrio, esta vez sin lograr aferrarse a nada, con movimientos gatunos, llego al suelo, su presencia era indiscutible “¡Nopelt!” Pensó mientras se apoyaba con sus manos en el suelo, “ ¡ah!, claro, ya recordé”, se levanto sonriendo mirando a el tipo que tenía en frente, la luna revelo los cabellos anaranjados y largos de la chica, sus orejas de gato y sus ojos dorados pero con la pupila dilatada por la ansia de conocer lo nuevo,  una sonrisa leve apareció en sus labios elevo la mano y comenzó a sacudirla a modo de saludo – Ho...Hola- dijo con una voz que parecía no ser la de ella, apenas se reconocía cuando hablaba en latín, idioma que practicamente no manejaba “Esta bien, ya estoy aquí, ya salude ¿que hare ahora?” pensó sin quitar su sonrisa del rostro.
« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Phoenix »
Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro.

Albert Einstein

Glaviar

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« Respuesta #11 en: Agosto 06, 2010, 04:11:27 am »
Selva de Itzi, cerca de la costa noroccidental de Xiappv, 26 de julio de 957 DC, En la tarde.

Kadar camina por un claro en medio de la selva. Se encuentra a ciento cincuenta metros aproximadamente de la playa y empieza a escuchar un coro de sonidos emitidos por diversos animales, además de insectos que zumban incesantemente por doquier. Estaba internándose en aquellos inhóspitos lugares y el aire se percibía cada vez más denso por la humedad de la tierra y la abundante vegetación. El terreno irregular hacía lo suyo volviendo dificultoso el desplazamiento.

¡¡Chraa!! He estado meses sin ver a alguien, el aburrimiento me está matando… ¡¡¡Alguien está aquí!!!

Una voz fuerte e increpante lo sorprendió.

Pero, ¿quién eres?

Kadar se da vuelta, y distingue a dos extraños individuos detrás. Uno es levemente inferior en estatura que él. Su tez resplandece blanca como el mármol, cabellos negros que descienden sobre los hombros, orejas en punta y ojos que brillan con un tono rojizo. Lleva ropajes de exploración de color negro que contrastan con su piel. Se ve un tipo de mirada y carácter imponentes. El otro individuo, de menor estatura, tiene el aspecto de un felino: grandes orejas, una cola larga que no deja de moverse, cabello de color rubio y ojos de llamativo color turquesa. Sus ropas, de colores verde pálido y nacarado destacan sus características singulares. Porta un sable en su mano derecha con una empuñadura dorada; lo mueve constantemente, como si estuviese jugando. Se observa además, una curiosidad casi infantil en la mirada de este último.

Al momento de mirar al tipo de tez pálida, Kadar recuerda algo que había estado soñado con frecuencia.

¿Hablas latín? Entonces habla, ¿quién eres? -Preguntó el tipo de tez pálida. Kadar se dio cuenta que la voz era de él. Te hemos vigilado desde que llegaste en tu embarcación. Ahora bien, no te lo preguntaré nuevamente, dime ¿quién eres?
« Última modificación: Agosto 06, 2010, 02:26:39 pm por Glaviar »
\"La tristeza no vuelve inteligente. En la tristeza estamos perdidos. Por eso los poderes tienen necesidad de que los sujetos sean tristes. La angustia nunca ha sido un juego de cultura, de inteligencia o de vivacidad.\"

Gilles Deleuze.

Shen

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« Respuesta #12 en: Agosto 06, 2010, 04:43:45 am »
Kadar, Selva de Itzi, cerca de la costa noroccidental de Xiappv, 26 de julio de 957 DC, En la tarde.

Por un momento sentí como la emoción fluía por mi cuerpo,  trate de ver de donde provenía la voz, y al darme vuelta lo descubrí a dos sujetos muy peculiares.

El primero de ellos me resultaba extrañamente muy familiar, el segundo me pareció curioso,  aunque sus constantes jugueteos con el sable me provocaban, era como si me llamaran a combatir…
Tranquilo Kadar…Ellos no son tus enemigos…se cordial…estas en tierras  extranjeras tienes que tranquilizarte…


Si lo hablo, Disculpen mis modales…llevo mucho tiempo en el mar,  mi nombre es Kadar, vengo de Estigia, y como sabrán mi barco encallo en este lugar…no tengo muchas nociones de donde me encuentro, podría saber vuestros nombre?

Quizás la ingenuidad me movió a revelar de donde venia pero evidentemente por mis prendas, se podía deducir que no era de estas tierras…los mire y espere su respuesta
« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Shen »

Glaviar

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« Respuesta #13 en: Agosto 06, 2010, 06:30:39 am »
Selva de Itzi, cerca de la costa noroccidental de Xiappv, 26 de julio de 957 DC, En la tarde.

El hombre de cabellos oscuros y tez pálida sonrió sutilmente, no obstante volvió inmediatamente su expresión a la seriedad: agradezco su cortesía, sin embargo, necesito informarle que no podrá saber mi nombre, ni el de mi compañero -le dice a Kadar. Yo le haré las preguntas y usted las responde. Quiero saber, en primer lugar, qué armas trae. Además, ¿qué hace usted en este lugar? No es una tierra que visite cualquier mortal. Por último, y si no tiene algún inconveniente: ¿desearía trabajar para mí? Se trata de un trabajo de búsqueda. De no aceptar esto último, responda las preguntas y yo y mi compañero nos iremos ¿Qué dice? - la tonalidad rojiza de sus ojos se volvió más resplandeciente.

Kadar saca su mandoble y lo clava en suelo. Esto es todo lo que traigo y esa hacha que acabo de construir. Este juguete que he armado hoy -señalando su hacha-, no sé si lo quieras considerar un arma -dice irónicamente. Sobre mi trabajo, tendrías que darme más información, mi situación aquí es bastante precaria. No sé ni dónde me encuentro. El tipo de tez pálida hace un gesto de extrañamiento por el último comentario, mientras que su compañero con aspecto de felino suelta una carcajada que reprime en el acto. Kadar prosigue: no me molesta lo del trabajo, sólo el no saber para quién busco algo. Eso me intriga.

El individuo de ojos rojizos le responde: trabajarás para mí, repito, y el trabajo consiste en una búsqueda. Te daré más información sobre éste si aceptas. Sobre mi, no te diré nada.

Sus palabras imponentes, me desafiaban, podía sentir que él era fuerte, tanto tiempo en el mar hacían que mi cuerpo se sintiera extasiado y teniendo a semejante persona en frente no pude dudarlo más. Te propongo un trato: como verás soy un guerrero, y tanto tiempo en el mar me ha dejado oxidado; si tú quieres que me una a ti, tendrás que demostrarme tu fuerza, si me derrotas aceptaré sin resistirme. Soy un hombre de honor así que no te engañaré, pero si tú resultas ser el perdedor, responderás a todas mis preguntas.

Con una sonrisa y con los ojos prendidos como ascuas, le dice: trato hecho. Su compañero lo mira como diciendo “¿qué estás haciendo?”, pero aquel lo mira y señala: esto para mi es un juego, no te entrometas. Después proseguiré con los objetivos que me encomendaron. Mirando a Kadar le advierte: pues bien, prepárate. Kadar lo detiene y le dice: vamos hacia la playa, este sitio no es apropiado para un duelo. Y sobre las reglas, creo que ya las conoces. El individuo de tez pálida le responde: no, no las conozco, ¿cuáles son? Kadar le replica: si te mato no podré hacerte las preguntas. Así que será mejor que luchemos con la condición de: “me rindo” o "pierde quien quede inconsciente".

Cuando Kadar hubo terminado, los ojos del individuo de blanca piel  hervían, eran dos llamas refulgentes. Sonreía con una confianza inhumana, mientras se dirigía junto a Kadar hacia la playa. Su felino compañero lo acompañó, había dejado de jugar con el sable y su expresión denotaba preocupación.
« Última modificación: Agosto 06, 2010, 11:56:54 pm por Glaviar »
\"La tristeza no vuelve inteligente. En la tristeza estamos perdidos. Por eso los poderes tienen necesidad de que los sujetos sean tristes. La angustia nunca ha sido un juego de cultura, de inteligencia o de vivacidad.\"

Gilles Deleuze.

Barack Aurum Draco

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« Respuesta #14 en: Agosto 06, 2010, 07:05:50 pm »
William Ward, Costas de Xiappv (Ixpatill), 27 de julio de 957 DC (15 de noviembre de 989 DC), al filo de la medianoche.

William no pudo ocultar su cara de sorpresa. No esperaba encontrar una chica en esa isla que, él creía abandonada, y menos una tan... inusual y bonita, por lo demás. A primera vista, estaba seguro de que no era aborigen (independiente de que se notara en su simple saludo que no manejaba el latín), sobre todo por las pintas que llevaba y las armas que llevaba al cinto.

- Cosas extrañas suceden en el mar... y me lo dicen a mí... - se dijo, intentando recobrar un poco la compostura. Levantó la hoja de acero y la puso en su espalda. - Hola... ¿E-s-t-a-s  p-e-r-d-i-d-a? - Inquirió lentamente, levantando las manos en señal de que no le haría daño. - Mi n-o-m-b-r-e es Wiliam... ¿C-u-á-l  es el  t-u-y-o?- Esperaba de corazón poder darse a entender y, ante todo, poder ayudar a la chica.

El Tirano le había enseñado que un hombre siempre ha de estar presto a ayudar a las mujeres en necesidad o peligro... y a los hombres se les podía dejar morir horriblemente, siempre que no fueran compañeros. De seguro la chica, como él, llevaba tiempo sin comer, aunque no podía estar seguro. - ¿Te  g-u-s-t-a-r-í-a  a-l-g-o  de  c-o-m-e-r?

No sabía si podía confiar o no en ella, pero su intuición le decía que no habría problemas en invitarla a cenar, no parecía de aquellas personas que clavan el puñal por la espalda.

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Todos creen que tener talento es cuestión de suerte; nadie piensa que la suerte puede ser cuestión de talento.
Jacinto Benavente.
« Última modificación: Agosto 26, 2010, 07:20:35 pm por Barack Aurum Draco »
\"El poder del hombre no radica en lo que puede hacer por sí mismo, sino en lo que su voluntad obliga a hacer a los demás\".