15 de Marzo de 2042
8:30 horas
Roberto Ignacio Perez
En su casa
-Uno nunca pierde las ma?as ?verdad soldado?- dijo mientras miraba el arma que llevaba Ignacio, r?pidamente y sin esperar respuesta alguna continuo ?A decir verdad yo tambi?n la llevar?a si alguna agencia del gobierno espa?ol estuviera tras mi cabeza- not? algo de desconcierto en la cara de Roberto y continuo ?Vera P?rez? sabemos todo o casi todo sobre usted. Incluso aquello que quiz?s usted no recuerda. Pero ir? directamente al grano. Creemos que una persona como usted puede sernos de mucha utilidad y nos complacer?a que trabaje para nosotros como un operativo. De esa manera su identidad estar? protegida. Como pago por sus servicios adem?s de ofrecerle casa, comida y veh?culo, le pagaremos por cada trabajo realizado, muy bien hasta ah? lo oficial, lo que todos los operativos reciben. Pero para usted tenemos algo m?s, un plus si as? lo quiere llamar, le daremos informaci?n y le prestaremos nuestra ayuda en cosas como lo que descubri? en su pa?s, el asesinato de su novia y sobre aquel peque?o ?accidente? que tuvo. ?Qu? dice mi amigo, acepta el trato?-.
Mientras dec?a todo esto Ram?n parec?a tranquilo y relajado, como si estuviese con un viejo amigo en alg?n caf? de la ciudad contando an?cdotas de cuando peque?os y no delante de un ex soldado con desordenes ps?quicos que llevaba un arma en la cintura y que en cualquier momento pod?a volarle la cabeza.
Mientras lo escuchaba a Ram?n hablar por la cabeza de Roberto circulaban millares de im?genes: compa?eros soldados subiendo en camiones y camionetas negras, su novia muerta con un disparo en la cabeza y aquel veh?culo al que s?lo recordaba como una sombra embisti?ndolo en la carretera. De golpe todo se volv?a borroso y luego negro y volv?a a ver a los soldados, pero ahora estos llevaban una cruz a sus espaldas y le rogaban ayuda. El cuerpo de su novia crucificado en el suelo, ella muerta con la cabeza ladeada, de repente abr?a los ojos, lo miraba y le rogaba ayuda. ?l cayendo de la moto al ser envestido rodando por el asfalto de la ruta y quedando tendido sobre la banquina del camino, ?l que yaciendo en el suelo abr?a los ojos para decirle ?VENGANZA?.