Dia 1. Otosan Uchi:
Cuando parecía que el mundo se le venía encima. Cuando parecía que su padre perecería en su lecho de muerte. Cuando parecía que la ansiada reunion con su amada nunca se cumpliría. Cuando parecía que su vida, sin sentido, sin pasion, se desmoronaba yendose toda al traste, llego una buena noticia a manos de Higoshi.
Riuko, su gran amor, su gran pasión, había sido requerida por el Daimyo de la grulla mucho tiempo despues de que la samurai-ko hubiese servido en el frente de las batallas constantes en las fronteras del Leon. Al parecer, la familia de Cortesanos nobles que debía dirigirse a la Corte de invierno había caido enferma, y el Daimyo de la Grulla no disponía de cortesanos cerca para poder enviarlos a la tradicional sesion politica de la Corte de Invierno.
Asi que con ello, el Daimyo fue aconsejado y recordado de que, una de las familias que ahora servía en el frente, aunque algo mermada, había estado yendo hacia años a sesiones invernales en la corte. El Daimyo no tuvo mas opcion que reconsiderar el servicio que Riuko estaba prestando en el frente, dandose cuenta que quizás fuera mejor idea que se dirigiese a la Corte de Invierno para ejercer los intereses del clan Grulla.
Sin el servicio de muchos protectores Grulla para la muchacha, se le concedió el permiso de solicitar proteccion a samurais de confianza que la ahora cortesana designase. Y no podía ser otro que Higoshi el designado para ello.
Con los papeles en regla proporcionados por parte de su amada, y algunos meses sin ver a su amada, y sin la aprobacion expresa de su Daimyo de clan, Higoshi dejó en manos de unos amigos el cuidado de su padre, y partió hacia la capital en busca y proteccion de su amada Riuko.
Ahora se estaba acercando a aquella gran puerta de 3 metros de alto que cumplía la funcion de entrada en la capital, agarrando los pasaportes con sus sudorosas manos, pensando que debía decirles al grupo de 10 guardias imperiales que custodiaban la puerta como si de la habitacion del emperador mismo se tratara. Y se acercaba a la puerta...