Autor Tema: L5A - Espadas de Sangre [DDI]  (Leído 12510 veces)

Imolk

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L5A - Espadas de Sangre [DDI]
« en: Febrero 24, 2007, 12:42:45 pm »
Espadas de Sangre:


Otosan Uchi:

Otosan Uchi es la capital del imperio. Una armoniosa muralla de 7 metros de altura es lo primero y mas importante a destacar. Nadie entra sin el permiso y pasaporte necesarios, o sin un motivo de peso que lo acredite. Las murallas estan protegidas con varios hechizos magicos que pretenden asegurar el bienestar y salud del emperador Hantei.

Lo mas relevante de esta cuidad, es la ausencia casi total de casas destinadas a viviendas. Salvo la nobleza y la corte, y 4 posadas mas que pretendan cumplir la funcion de alberge durante las epocas de la Corte de Invierno, para los representantes de los clanes, no encontramos casas ni alojamiento tipico de la plebe que si se ven en otros sitios.

Y ahora, estamos justo en estas fechas. Fechas en las que se va a iniciar la milenaria costumbre anual de la celebracion de la Corte de Invierno. Politica, politica, y mas politica. Conflictos de intereses donde los clanes van a intentar mejorar su Status Quo dentro del orden celestial del Imperio.

La pregunta es: A qué precio??
« Última modificación: Febrero 24, 2007, 12:48:57 pm por Imolk »
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Imolk

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« Respuesta #1 en: Febrero 24, 2007, 12:47:45 pm »
Dia 1. Otosan Uchi:


Yosho había llegado a las tierras de la capital siguiendo los rastros de unas pistas que había adquirido unos pueblos mas hacia el sudoeste de la capital, que le daban unos rastros bastante importantes acerca del uso de la magia negra que siempre había ido persiguiendo. Y asi había llegado a la capital.

La corte de invierno debía celebrarse dentro de pocos dias, aunque Yosho no tenía la fecha exacta de inicio, por lo que había llegado a la capital dispuesto no solo a enterarse del dia de inicio, sino también para infiltrarse dentro de ella, y si las fortunas le acompañaban, colarse dentro de la propia corte para evitar esos rumores que sugerían que el un Daimyo había estado usando Maho para hacerse con el control mental del emperador, y poder controlar asi el imperio.
Pero sería una ardua tarea averiguar quien era ese Daimyo, y de que clan era. O quizas no...

Ahora estaba enuna posada de una pequeña aldea a solo 2 horas de las murallas de entrada de la capital, Otosan Uchi, y debía pensar una buena manera de poder infiltrarse en ella. Vivo. Luego vió como entró un bushi escorpion, y sonrriendole afablemente pidió al tabernero una copa de Shake.
« Última modificación: Febrero 24, 2007, 01:11:28 pm por Imolk »
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« Respuesta #2 en: Febrero 24, 2007, 12:59:56 pm »
Dia 1. Otosan Uchi:


Cuando parecía que el mundo se le venía encima. Cuando parecía que su padre perecería en su lecho de muerte. Cuando parecía que la ansiada reunion con su amada nunca se cumpliría. Cuando parecía que su vida, sin sentido, sin pasion, se desmoronaba yendose toda al traste, llego una buena noticia a manos de Higoshi.

Riuko, su gran amor, su gran pasión, había sido requerida por el Daimyo de la grulla mucho tiempo despues de que la samurai-ko hubiese servido en el frente de las batallas constantes en las fronteras del Leon. Al parecer, la familia de Cortesanos nobles que debía dirigirse a la Corte de invierno había caido enferma, y el Daimyo de la Grulla no disponía de cortesanos cerca para poder enviarlos a la tradicional sesion politica de la Corte de Invierno.

Asi que con ello, el Daimyo fue aconsejado y recordado de que, una de las familias que ahora servía en el frente, aunque algo mermada, había estado yendo hacia años a sesiones invernales en la corte. El Daimyo no tuvo mas opcion que reconsiderar el servicio que Riuko estaba prestando en el frente, dandose cuenta que quizás fuera mejor idea que se dirigiese a la Corte de Invierno para ejercer los intereses del clan Grulla.

Sin el servicio de muchos protectores Grulla para la muchacha, se le concedió el permiso de solicitar proteccion a samurais de confianza que la ahora cortesana designase. Y no podía ser otro que Higoshi el designado para ello.

Con los papeles en regla proporcionados por parte de su amada, y algunos meses sin ver a su amada, y sin la aprobacion expresa de su Daimyo de clan, Higoshi dejó en manos de unos amigos el cuidado de su padre, y partió hacia la capital en busca y proteccion de su amada Riuko.

Ahora se estaba acercando a aquella gran puerta de 3 metros de alto que cumplía la funcion de entrada en la capital, agarrando los pasaportes con sus sudorosas manos, pensando que debía decirles al grupo de 10 guardias imperiales que custodiaban la puerta como si de la habitacion del emperador mismo se tratara. Y se acercaba a la puerta...
« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Imolk »
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Imolk

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« Respuesta #3 en: Febrero 24, 2007, 01:10:28 pm »
Dia 1. Otosan Uchi:

En una posada de una aldea a tan solo 2 horas de las murallas imperiales de Otosan Uchi, Bayushi Kazemaru tomaba una taza de shake mientras rumiaba con serena tranquilidad que haría una vez dentro de la capital. Las informaciones que había recibido, y los rastros que había estado siguiendo durante meses, le indicaron que altos mandos se reunirían en la capital para debatir sus politicas jerarquicas dentro del orden celestial.

Y todo ello sería normal, si no fuese porque esa noticia iba acompañada por otra que decía que uno de los Daimyos territoriales que acudirían a la corte estaba infestado por la corrupta influencia de Fu Leng. Era una noticia bastante extendida, pero delicada, ya que tachar e investigar a todos los daimyos directamente de corruptos, podría ser una ofensa muy muy grande.

Qué debia hacer?? Cual era la decision correcta?? No lo sabía, pero lo cierto era que en esa aldea de paso en la que nunca había nadie, y en esa posada en la que tampoco había nunca nadie, había también un Ronin bastante bien armado, con una katana, que sorbo tras sorbo de shake, le miraba con una mirada llena de... algo.
« Última modificación: Febrero 24, 2007, 05:10:25 pm por Imolk »
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Imolk

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« Respuesta #4 en: Febrero 24, 2007, 01:30:07 pm »
Dia 1. Otosan Uchi:


Ryoichi Kobayashi había llegado, por la voluntad de las fortunas, a la misma posada de la misma aldea que se encontraba a tan solo 2 horas de las murallas de la capital. Ryoichi se sentó en la mesa mas apartada de aquella minuscula taberna, y sin poder evitarlo, esbozó una pequeña lagrima de sus ojos cuando recordó la de veces que había ido con su hermano a tomar una taza de shake infinidad de dias, despues del diario entrenamiento.

Porque le tuvo que pasar a Ryoichi? Porque a él? se preguntaba cada dia.
pero ahora trataba de entrar en la capital, Otosan Uchi. Había oido que un samurai, que concordaba con la descripcion exacta de su hermano, se había puesto al servicio de un Daimyo ofreciendole proteccion a cambio de la contemplacion de lo que siempre había soñado el samurai. Asistir a una Corte de Invierno.

Pero Ryoichi sabía que eso era mentira, y que su hermano nunca mostró interes alguno por la politica. Algo tramaba, y trataría de averiguarlo. Y de paso...
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gabriev

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« Respuesta #5 en: Febrero 24, 2007, 03:24:46 pm »
Dia 1. Otosan Uchi:

Yosho


La podredumbre de las personas habia conducido a Yosho hasta la misma capital del imperio. No entendia como los samurais podian confiar en el orden celestial, si hasta las posiciones mas elevadas de este orden eran corrompibles.

Cuando el tabernero se acercó, después de pedirle shake, le preguntó:

- ¿No sabrá cuanto falta para la Corte de invierno y si por aquí pasará algun Daimyo que necesite de un guardaespaldas?
« Última modificación: Febrero 27, 2007, 01:18:31 am por gabriev »

Atuk

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« Respuesta #6 en: Febrero 24, 2007, 03:46:45 pm »
Dia 1. Otosan Uchi:

Ryoichi

El reflejo de su mirada en el shake, tan solo le recordaba a su hermano... Esa mezcla entre dolor e ira, entre miedo y venganza, entre odio y amor...
Pero estaba cerca, o al menos lo parecia por la descripcion que habia llegado a sus oidos. Tenia que entrar a la capital y averiguarlo.
Cerro los ojos para borrar la imagen de su hermano marcada en el shake y el desplome de una lagrima en el interior de la taza, le lleno de fuerza.
Justo cuando se decidia a levantarse para marchar, escucho una frase de uno de los presentes en al taberna:

Citar
- ¿No sabrá cuanto falta para la Corte de invierno y si por aquí pasará algun Daimyo que necesite de un guardaespaldas?


Ryoichi presto atencion a lo que en esa conversacion se podia hablar...
Era perfecto para adentrarse en la ciudad y quiza asi, poder estar mas cerca de su objetivo en ella.
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Soy como Dios, y Dios es como yo. El es del mismo tama?o que yo. No esta por encima de mi, ni yo estoy por debajo de el.

Al

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« Respuesta #7 en: Febrero 24, 2007, 04:56:12 pm »
Dia 1. Otosan Uchi:

Higoshi

   Por fin. Ya era hora. Tan largo viaje desde las tierras Dragón había terminado.

   Y parecía que esas inmensas murallas reposaban todo su peso sobre su propia espalda. Las piernas, temblorosas -del largo viaje y de la emoción- apenas pudieron evitar el paso de una carreta tirada con bueyes cargada de grano:

- Oh, disculpe...

   Aquel campesino apenas le había visto. Ciertamente había mucha gente en la capital, sobre todo ahora, que se iba a celebrar la Corte de Invierno.

   Ya era su turno. Ahora debía entregar el pase que su amada Riuko le había enviado, con el sello propio para la ocasión. Los guardias miraban atentamente a la gente que entraba y salía, revisando carros y posibles fardos sospechosos. El guardia que le cogió el pase ni le miró a los ojos.

- Aquí tiene... Soy Mirumoto Higoshi, pertenezco al séquito del clan Grulla en la Corte de Invierno. ¿Sería tan amable de indicarme los aposentos a los que debo dirigirme?

   El recuerdo de la mirada de Riuko hacía que su corazón le latiera fuertemente bajo su pecho.
« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Al »
El Emperador no es tan magnánimo como yo...

Sr.Medusa

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« Respuesta #8 en: Febrero 26, 2007, 03:01:44 pm »
- Estan empezando, samurai-sama. Ahora mismo.- la voz del escorpión rasgó el silencio tras la pregunta del ronin.- Y no creo que pase por aquí ningún Daymio buscando guardaespaldas. Casi todos prefieren usar gente de su clan... es la sagrada tradición.

Kazemaru bebió un largo sorbo de sake antes de seguir hablando.

- Pero sería muy grosero por mi parte no presentarme ante los desconocidos. Mi nombre es Bayushi Kazemaru, hijo de Bayushi Nanbo, miembro del noble clan del escorpión, descendiente de la casa del kami Bayushi, quien bajara de los reinos celestiales junto a sus hermanos para traer la paz y la prosperidad a Rokugan. Yo también me dirijo a la corte imperial, puede que no sea la elegante compañía que representa un daymio, pero me sentiría muy honrado si me acompañaraís noble...

Kazemaru dejó la frase a medias, dando al desconocido la oportunidad de presentarse, tal y cómo mandaba la tradicción.
« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Sr.Medusa »
El deshonor es malo, condena tu alma y la de tus ancestros a la verguenza eterna. El deshonor es peor que la muerte. Dime, ¿te atreverás a cumplir tu deber?

gabriev

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« Respuesta #9 en: Febrero 27, 2007, 01:11:44 am »
Dia 1. Otosan Uchi:

Yosho


Parecia que la pregunta de Yosho habia suscitado el interés de un samurai presente en la posada, no era un daymio, pero si mas no era un samurai, una persona con mas contacto con la corte que Yosho.

- Mi nombre es Yosho, un simple ronin que busca trabajos para subsistir. Esperaba encontrar a algun Daymio que quisiera contar con una espada y un par de ojos mas para su protección, pero si decis que no pasará ninguno entonces yo tambien me sentiria muy honrado de poder acompañaros a vos.

Con el la nueva botella de sake en la mesa Yosho prosiguió:

- Si me hicierais el honor de compartir mesa y sake conmigo me podriais contar que nos espera en la Corte de Invierno, aunque no se si me permitiran el paso.- e hizo un gesto con la mano invitando a que Kazemaru se sentara en su mesa.
« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por gabriev »

Atuk

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« Respuesta #10 en: Febrero 27, 2007, 01:55:09 pm »
Dia 1. Otosan Uchi:

Ryoichi

Citar
- Estan empezando, samurai-sama. Ahora mismo.- la voz del escorpión rasgó el silencio tras la pregunta del ronin.- Y no creo que pase por aquí ningún Daymio buscando guardaespaldas. Casi todos prefieren usar gente de su clan... es la sagrada tradición.


- Sagrada tradicion... penso Ryoichi

Despues de escuchar las presentaciones de los dos, se medio recosto sobre la mesa, apoyando su cabeza entre sus brazos y no quito ojo a los "nuevos compañeros".
Como bien decia ese tal Yosho, un Daymio no pasaria por esta zona y menos a buscar proteccion, pero si lo hacia un samurai y eso aligeraba el problema de entrar a la ciudad.
« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Atuk »
Soy como Dios, y Dios es como yo. El es del mismo tama?o que yo. No esta por encima de mi, ni yo estoy por debajo de el.

Sr.Medusa

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« Respuesta #11 en: Febrero 28, 2007, 03:34:54 pm »
Kazemaru

El pequeño escorpión se llevó la copa a la boca y olió el sake en busca de venenos al tiempo que finjía beber. El enemigo podía estar en cualquier parte, nunca se sabía.

- No sé si os dejarán pasar en mi comitiva, al fin y al cabo no es que sea un samurai de poderoso rango, mi valía esta en su mayor parte por demostrar, y no tengo mucho dinero para comprar regalos adecuados para visitar gente en la corte... pero podríamos probar suerte, quizá en la comitiva escorpión hagan falta cuatro brazos fuertes más, ¿quien sabe?

Kazemaru evaluó con ojo crítico a sus compañeros de mesa. Parecían bastante fuertes, pero no contaba con que les permitieran la entrada a la corte a un par de ronins. Por otro lado, quizá al estar fuera del orden celestial pudiera usarlos para operar sin que ningún señor se lo impidiera, al fin y al cabo, la única y terrible ventaja de los ronin era su libertad, no debían cuentas a nadie. Tenía que descubrir quien era el pozo de corrupción dentro de Otosan Uchi, y tenía que descubrirlo rápido.
« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Sr.Medusa »
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gabriev

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« Respuesta #12 en: Marzo 01, 2007, 09:26:54 pm »
Dia 1. Otosan Uchi:

Yosho


Citar
No sé si os dejarán pasar en mi comitiva, al fin y al cabo no es que sea un samurai de poderoso rango, mi valía esta en su mayor parte por demostrar, y no tengo mucho dinero para comprar regalos adecuados para visitar gente en la corte... pero podríamos probar suerte, quizá en la comitiva escorpión hagan falta cuatro brazos fuertes más, ¿quien sabe?


Tras oir eso, Yosho, miró al suel pensativo un momento y se volvió a dirigir al samurai:

- Quizas no nos dejen entrar, pero si no pasa ningún daimyo va a ser peor quedarse aqui. Quizas de camino encontremos a alguien. Ya direis cuando partimos hacia la capital.-
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Imolk

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« Respuesta #13 en: Marzo 02, 2007, 10:48:05 am »
Dia 1. Otosan Uchi:

Higoshi


El guardia de la puerta, ante las peticiones del bushi dragon de si podría indicarle la dirección en la cual debía dirigirse a sus aposentos, le miró a los ojos y con una sonrrisa algo sarcastica dijo:

- Pero señor, no lo vé indicado en los papeles de entrada? Debe dirigirse por la calle principal hacia el fondo, y unas cuantas calles antes de llegar a palacio, torcer a la derecha. Ahí verá la posada con el estandarte de la Grulla. Cosa rara, siento un Dragon murmuró el guardia entre labios.

Las puertas se abrieron y dejaron vía libre al bushi dragon, ante una cuidad bastante ajetreada de gente paseando por las calles, y numerosos nobles merodeando por los mercados buscando presentes con los que obsequiar al emperador y los altos Daimyos de clanes. Asi era la política.
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Imolk, Visir de Hierro; El ex-ejecutor y domador de tigres!!

Al

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« Respuesta #14 en: Marzo 02, 2007, 04:13:56 pm »
Dia 1. Otosan Uchi:

   Higoshi se ruborizó al comprobar su falta de conocimientos sobre las costumbres y actividades de una Corte de Invierno, un simple guardia lo había puesto en evidencia, y dos veces...

- No creo que esté en situación de dirigirse de esta manera a un samurai, guardia. Y no creo que sea de su incumbencia el cuestionar las decisiones del clan Grulla en cuanto a la seguridad personal de sus miembros...

   

Ya es suficiente... pensó para sus adentros.

Ciertamente el ajetreo era evidente, y ciertamente no se podía presentar con las manos vacías a su querida Riuko. Palpó la bolsa donde guardaba sus finanzas, y con una mueca de desaprobación comprobó que las pesquisas del viaje le habían costado más de lo previsto. Confió en que un pequeño detalle, en forma de pañuelo de seda, podría bastar, y con esta idea se dirigió al mercado más cercano...
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El Emperador no es tan magnánimo como yo...