Fosfoforo
Partidas => Partidas por Foro: Otros juegos => Mensaje iniciado por: E. Peregrin en Marzo 29, 2005, 09:29:53 pm
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16 Marzo de 1921
Tyler Wood se hallaba sentado frente a su escritorio. Por la ventana se filtraban los ?ltimos rayos del sol, ti?endo con tonos rosas y anaranjados los numerosos papeles que atestaban la mesa.
Intentaba encontrar en ellos algo que demostrase que ?l estaba en lo cierto, que no estamos solos, pero en su mayor?a no eran m?s que habladur?as de pueblerinos sure?os, cuyo testimonio no val?a nada. Publicar cualquiera de esas historias har?a m?s mal que bien a su escasa credibilidad.
Sin embargo, algunas de las entrevistas guardaban cierta similitud, pese a ser de sitios muy lejanos entre s?, y las descrpciones que aquellas gentes hac?an de diversos entes evocaban ciertas im?genes en la mente de Tyler que hac?an que se le helara la sangre, pese a que hab?a pasado m?s de un a?o desde que el suceso tuviera lugar.
Mientras estaba inmerso en sus pensamientos, el sonido del tel?fono rompi? la quietud del despacho.
- Se?or Wood, hemos sabido de sus investigaciones y creemos que encontrar? de sumo inter?s lo que tenemos que contarle. Vaya a la zona sur del viejo puerto, a la nave 32 de la calle Borough dentro de 45 minutos y hablaremos con usted. Vaya solo y lleve su c?mara fotogr?fica.
Sin dar tiempo a contestar la linea se cort?, dejando mudo al periodista.
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Son las nueve de la noche. La oscuridad se ha adue?ado de la ciudad, y la gran mayor?a de la gente hacer rato que ha terminado su jornada laboral. Ha comenzado a caer una lluvia ligera, y una fina capa de barro gris?ceo cubre las aceras.
Bajo la cortina de agua, un coche avanza por la calle Wentworth, en Back Bay, en direcci?n a la cl?nica Reynolds.
(http://www3.sympatico.ca/cw.classics/22-10-00/002/25stutz.jpg)
Se detiene en la puerta, y de su interior descienden primero dos hombres, uno delgado, y de aspecto distinguido, y otro de aspecto m?s vulgar y mucho m?s robusto, que saca a un tercero que parece desmayado.
El primer hombre se dirige entonces hacia la puerta de la cl?nica, que seg?n los horarios que figuran en la placa de la pared deber?a estar cerrada, pero la puerta cede, y los tres hombres se adentran en el edificio.
Una enfermera parece estar esper?ndolos, y r?pidamente los gu?a por los pasillos hasta la sala de trabajo de la doctora Reynolds.
La irrupci?n repentina sobresalta a la doctora, que inicialmente no reacciona, hasta que el hombre que parec?a desmayado es depositado boca arriba en la mesa, revelando cuatro orificios en el pecho. Sin embargo es la emfermera la que comienza a hablar.
- Dra. su padre ha llamado hace unos momentos, avisando de que estos se?oren vendr?an. Supon?a que estar?a usted aqu?, as? que ha pedido que les atienda y que no les haga ficha ni registre su entrada.
Inmediatamente despu?s de que la enfermera acaba de hablar, el hombre m?s alto, que a juzgar por su forma de vestir debe de ser alguien con mucho dinero, le tiende un papel a la doctora mientras le habla.
- He de irme en este momento, pero le ruego que atienda a este hombre lo mejor que pueda y que no haga preguntas. Como habr? visto conozco a su padre, y todo lo referente a este asunto lo tratar? con ?l m?s adelante. Si es tan amable, cuando acabe con el paciente llame a este n?mero e inf?rmeme de su estado, y cuando pueda abandonar la cl?nica mandar? a alguien a recogerlo. Muchas gracias por su atenci?n.
Dicho esto se gira d?ndole la espalda a la doctora y se marcha, seguido de su compa?ero. En la estancia quedan la doctora con su enfermera y un hombre moribundo que yace en la mesa a la espera de ser atendido.
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21:00, Despacho de la senora Reynolds, Clinica Reynolds, Boston.
Lisa Reynolds
Lisa se qued? practicamente atonita cuando le plantaron el cuerpo con 4 orificios en el pecho. Dios mio! heridas de bala? Es un asesniato? fu? lo primero que pens? la doctora Reynolds al ver los agujeros en el pecho.
Despues oy? las palabras de la enfermera. Los dos tipos se marcharon despues de que el tipo mas alto, que parec?a llevar la voiz cantante, dijera unas palabras y dejara atonita a la doctora, sin darle tiempo a reacionar: Estan todos locos esta noche? Que diablos esta pasando? se preguntaba la doctora para sus adentros
- Elize, lleva... este cuerpo a la sala de operaciones y preparale para una incision dijo la doctora mirandole las heridas, Hay que extraerle las balas del cuerpo si las tiene o morir?. Prepare todas mis herramientas, rapido. dijo la doctora mirando una vez el estado del paciente para ver si estaba grave.
maldita sea padre! pens? Lisa para sus adentros. Como diablos se te ocurre enviarme un tio herido de bala a la clinica y encima pedirme, que no deje constancia en el reguistro. dijo Lisa pensando en que hacer si la intervencion no lograba salvar la vida del sujeto. Como venga la poli o algun inspector... dios mio!! pensaba la doctora Reynolds para sus adentros. Se me puede caer el pelo, pero en fin, vamos all?! pens? la doctora a la vez que se lebantaa de su comoda silla y se diri?a a la sala de operaciones.
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Boston, peque?o despacho en zona "econ?mica".
Tyler Wood, un periodista que NO est? loco, aun...
Se?or Wood, hemos sabido de sus investigaciones y creemos que encontrar? de sumo inter?s lo que tenemos que contarle. Vaya a la zona sur del viejo puerto, a la nave 32 de la calle Borough dentro de 45 minutos y hablaremos con usted. Vaya solo y lleve su c?mara fotogr?fica
Vaya, deben de pensar que estoy loco. ?Por qu? deber?a ir solo hasta el puerto, a una nave seguro que abandonada? Esto tiene que ser una broma pesada, o quiz?... o quiz? que realmente estoy en lo cierto ?y quieren eliminarme! Claro que podr?a ser que hubiera algo interesante, quiz? alguien que piensa como yo y adem?s tiene pruebas, porque si no, ?por qu? mandarme traer la c?mara?
Mientras hablaba en voz alta consigo mismo, una costumbre que hab?a adoptado en las largas noches de vigilia del ?ltimo a?o, se estaba vistiendo su mejor traje, aquel que le hac?a parecer casi un ganster, seg?n su amigo Maxwell. Y Maxwell sab?a de qu? hablaba, ?l mismo regentaba un local de bebida ilegal.
Mientras comprobaba que su c?mara, su tesoro m?s preciado tras su amor por su ahora esquiva mujer, estaba en perfectas condiciones, pens? en llevar un arma. Aunque se convenci? de que si era una trampa ser?a in?til acab? por guardarse su pistol?n en el bolsillo interior de la chaqueta. Era algo inc?modo, pero pod?a resultar ?til por su nivel de intimidaci?n.
Sin poder calmarse totalmente, sali? de su min?sculo despacho y se dirigui? hacia los muelles en su desvencijado coche.
Me estoy metiendo en la boca del lobo, le dijo a su volante mientras maniobraba para esquivar a unos ni?os que jugaban en plena calle. Aun no pod?a saberlo, pero no sab?a lo cierto que eran esos pensamientos en voz alta...
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?No me digas que aun piensas que somos la cima de la evoluci?n? No sab?a que tu percepci?n de la realidad fuera tan limitada.
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Calles de Boston 20:20
Durante todo el trayecto hacia el viejo puerto Tyler Woods no sab?a qu? pensar. Aquella llamada pod?a ser cualquier cosa, desde una encerrona hasta un testimonio o una prueba de que era el mundo, y no ?l, el que estaba equivocado.
Poco a poco la humedad iba creciendo, as? como las sombras se alargaban, anunciando la llegada de la noche. El olor a mar se hizo patente en cuanto entr? en el distrito portuario, pero aun le quedaban algunos minutos de camino para llegar a su destino.
A lo lejos, un extra?o sonido, como de c?nticos, atrajo su atenci?n, y despu?s escuch? un grito, un alarido de aut?ntico terror y desesperaci?n que acab? de disipar todas sus dudas acerca de la naturaleza del encuentro. En su interior sab?a que solo alguien que ha cruzado la delgada l?nea que nos mantiene en la ignorancia de la terrible verdad pod?a exhalar tanta angustia.
Aceler? para cubrir antes los metros que lo separaban del lugar de la cita, temiendo que los acontecimientos que deb?a presenciar se hubieran adelantado, pero al llegar no hall? m?s que una vieja nave en llamas y a un coche negro que en esos momentos se daba a la fuga.
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Cl?nica Reynolds 21:05
Cuando la doctora Reynolds se dispuso a intervenir al herido, comenz? a cortar la camisa de ?ste, esperando ver los cuatro agujeros sangrantes de las balas, y observar si hab?a tambi?n orificios de salida. Sin embargo su sorpresa fue m?xima al dejar al desbubierto las heridas. No hab?a ni una gota de sangre, y la piel de alrededor ten?a un tono gris?ceo y un aspecto seco.
Un examen m?s concienzudo revel? que los orificios ten?an forma c?nica y unos 8 cent?metros de profundidad, y que toda el tejido que los rodeaba presentaba las mismas caracter?sticas, un tacto cartonoso y una absoluta ausencia de l?qudo.
Dos de los agujeros hab?an alcanzado el pulm?n izquierdo, y uno el derecho, dej?ndolos casi inutilizados, por lo que el sujeto apenas pod?a respirar. Definitivamente aquello no era un asesinato, o al menos no estaba hecho con ningun arma que ella conociera.
Una vez hecho lo poco que pod?a hacer se mantuvo junto al paciente, que mor?a algunos minutos despu?s entre ag?nicos estertores.
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Tyler Wood, un periodista que NO esta loco, aun...
Un cruel dilema se divert?a jugando en la cabeza del periodista. ?Deb?a perseguir al coche negro que sal?a del lugar del incendio, donde supon?a que sal?an los c?nticos que le parec?a haber o?do? O por el contrario deber?a entrar en la nave en llamas para intentar hacerse una idea de qu? hab?a estado pasando all??
Finalmente, y ante la posibilidad de que hubiera supervivienes decidi? bajar del coche y entrar en la ardiente construcci?n. Llevaba su m?quina de fotos preparada, quiz? quedaran pruebas de algo todav?a.
Su pistola rebotaba ligeramente contra su cuerpo, haci?ndose notar y proporcionando una sensaci?n de seguridad. Una falsa sensaci?n de seguridad...
Mientras entraba por la puerta grit?: ?Hay alguien? ?alguien necesita de mi ayuda?, al tiempo que comenzaba a hacer algunas fotos, aparentemente al azar, y esperando que la pel?cula aguantara las temperaturas.
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?No me digas que aun piensas que somos la cima de la evoluci?n? No sab?a que tu percepci?n de la realidad fuera tan limitada.
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Almac?n del viejo puerto, 20:23
La puerta del almac?n, al no estar cerrada, cedi? facilmente, y una enorme nube de humo escap? hacia el cielo nocturno.
Cuando el periodista entr? en el lugar fue golpeado por una onda de calor casi s?lida que le hizo temer por la pel?cula de su c?mara.
Mientras gritaba para asegurarse de que no hab?a nadie all? que pudiera necesitar su ayuda observ? algunos detalles que llamaron su atenci?n.
En primer lugar el almac?n parec?a abandonado por fuera, o al menos no parec?a haber sido utilizado en mucho tiempo, y sin embargo el interior estaba relativamente limpio y ordenado.
El fuego parec?a haber sido iniciado en unas cajas similares a las que cubr?an la mayor parte de la superficie del almac?n, en cuya base se encontraban varias latas de gasolina vac?as y una caja de f?sforos.
Todas las cajas ten?an el mismo sello, y en cuanto se acerc? un poco m?s pudo observar que era el de Stiegler Shipping Co., una empresa de transportes mar?timos que ten?a sus oficinas en el centro de Boston. Sin embargo, en lugar de tener los nombres del destino y la procedencia hab?a escritos unos n?meros.
Fotografi? las cajas a las que las llamas le permitieron acercarse y entonces decubri? una caja abierta. Un rastro de polvo blanco, como de piedra o marmol, part?a de all? en direcci?n a la puerta, como si hubiesen arrastrado algo muy pesado hacia el exterior.
La estructura del almac?n comenz? a crujir de forma amenazadora, y el periodista ya se dispon?a a irse cuando el rumor de c?nticos que escuchara unos minutos antes lleg? de nuevo a sus o?dos.
Al acercarse descubri? un hueco entre las cajas que daba a un espacio vac?o, en cuyo centro hab?a un agujero de dos metros de di?metro. A unos metros del agujero, un hombre yac?a en el suelo, con varios orificios en el pecho y la camisa empapada en sangre.
Un nuevo crujido de la estructura del almac?n sac? a Tyler Woods de la impresi?n que le hab?a causado la visi?n. Ten?a que hacer algo r?pido o no saldr?a de aquel almac?n con vida.
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21:07, Despacho de la senora Reynolds, Clinica Reynolds, Boston.
Lisa Reynolds
Cuando el paciente muri? a causa de aquellas extra?as heridas, Lisa no supo como reaccionar: Que diablos era todo eso? pensaba desconcertada la doctora.
La doctora Reynolds, estubo pensando unos instantes, cuando le dijo a la enfermera:
- Envuelva el cuerpo y escondalo. Cuando haya acabado, dirigase a mi despacho dijo la doctora recordando aquella targeta que el tipo le di?.
Se dirigi? al despacho y se cerr? con llave. Agarr? la targeta, y mirando el numero, lo marc? en el telefono.
Sono el timbre: Riiiiing, riiiiing.....
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Puerto de la ciudad de Boston. Almac?n en llamas y a punto de derrumbarse.
Tyler Wood, un periodista que NO esta loco, aun...
Nadie respondi?, y tras sacar las fotos que consider? oportunas, aunque memorizando los n?meros y el nombre que hab?a tanto en las cajas como en las latas de gasolina, le pareci? escuchar una vez m?s aquellas voces entonando canciones blasfemas. No pod?a estar seguro de haber escuchado bien, pero siguiendo ese tenue y fantasmal rastro hall? el cad?ver de un hombre, con el cuerpo tiroteado y aun sangrante. Su muerte hab?a sido reciente... suponiendo que estuviera realmente muerto.
Un nuevo crujido, particularmente ominoso, puso sobre aviso a Tyler Wood sobre la cada vez m?s acuciante necesidad de largarse r?pidamente si no quer?a morir all? mismo al derrumbarse la nave.
Observando el hueco y haciendo un r?pido c?lculo mental tom? una decisi?n. Comprob? si la persona que ahora ten?a al lado manten?a un hilo de vida y, acto seguido, carg? con ella lo mejor que pudo e intent? salir de aquel lugar, que cada vez se parec?a m?s al infierno.
Sinti? las quejas y pinchazos de sus m?sculos al transportar aquel peso. Peso muerto. Esas dos palabras vinieron a su mente y se pregunt? si alguna vez se ver?a ?l en el otro lado, siendo transportado.
Cuando estaba haciendo eso le vino a la mente que pod?a haberse metido en medio de un crimen ritual o de una h?rrida ceremonia a alg?n tipo de sangrienta abominaci?n. ?Por qu? se ten?a que meter siempre en esos l?os? Apretando los dientes y mascullando improperios que har?an ruborizarse a un rudo estibador del muelle, apur? su paso todo lo que pudo.
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?No me digas que aun piensas que somos la cima de la evoluci?n? No sab?a que tu percepci?n de la realidad fuera tan limitada.
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Puerto de la ciudad de Boston. Almac?n en llamas y derrumb?ndose, 20:27.
Tyler Wood
Tyler avanz? a duras penas entre las cajas, mientras que las llamas se mov?an peligrosamente cerca. El calor era insoportable, y sumado al peso del hombre que llevaba sobre sus espaldas, hac?a de la marcha todo un suplicio.
Finalmente escap? del mar de llamas que formaban todos los embalajes ardiendo, para encontrarse a escasos quince metros de la salida, ahora oculta en parte por la enorme columna de humo que hacia all? se dirig?a.
La atm?sfera era irrespirable, hasta el punto de que cargar con aquel hombre, que en condiciones normales no tendr?a ninguna dificultad para alguien de la complexi?n de Tyler, se le hac?a casi imposible.
Mientras recorr?a con rapidez los pocos metros que lo separaban del exterior, una explosi?n son? a sus espaldas, acompa?ada de una enorme llamarada, haci?ndolo caer de bruces.
Se incorpor? como pudo y continu? su camino, rodeando una viga en llamas que hab?a ca?do tras la explosi?n, hasta que finalmente logr? salir al exterior, recibiendo el soplo de la brisa nocturna como al mayor de los regalos.
Despacho de la dra. Reynolds, Cl?nica Reynolds, 21:25.
Todo aquello era demasiado extra?o, las heridas, la ausencia de sangre, la forma clandestina en que hab?a atendido al paciente... y ahora un cuerpo sin vida yac?a bajo una s?bana en una de las salas de intervenci?n de la cl?nica.
Lisa Reynolds esperaba en su despacho a que el hombre al otro lado de la l?nea telef?nica descolgara el tel?fono. Llevaba unos casi medio minuto con el auricular pegado al o?do mientras jugueteaba nerviosamente con el cable del tel?fono. Por una irregularidad como aquella podr?an incluso quitarle la licencia.
De repente los golpes en la puerta del despacho la sobresaltaron, perdida como estaba en las posibles consecuencias de sus actos esta noche.
- Dra Reynolds, creo que deber?a ver esto... - la voz de la enfermera llegaba atenuada a trav?s de la puerta cerrada con llave de su despacho.
Mientras, quien hubiera de contestar a su llamada segu?a sin hacerlo, lo que ya empezaba a poner a la doctora muy nerviosa, m?s de lo que ya estaba.
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Puerto de la ciudad de Boston. Almac?n en llamas y a punto de derrumbarse. 20:27-20:35
Tyler Wood, un periodista que NO esta loco, aun...
Manchado de polvo, con la ropa ennegrecida y con una peste a gasolina y escombros proveniente de la arruinada nave. As? aterriz? finalmente Tyler Wood y el fardo que llevaba al hombro.
Hab?a estado a punto de morir por ?l. Esperaba que mereciera la pena.
Le extra?? no encontrarse una peque?a representaci?n de curiosos, mirando el desastre y haciendo conjeturas silenciosas sobre el origen de los hechos.
El sonido del mar lo mec?a, suavizando la velocidad a la que circulaban sus pensamientos. Poco a poco fue recuperando el resuello y la tranquilidad, viendo como la construcci?n en llamas se consum?a, como si no fuera con ?l, como si no hubiera estado dentro unos segundos antes.
Decidi? aprovechar que no se escuchaban sirenas ni de bomberos ni de polic?as. Lo segundo no le extra?aba, aunque lo primero era, como poco, curioso. Conoc?a la bien merecida fama de los apagafuegos de su ciudad, y sab?a que no pod?an tardar.
Casi un minuto despu?s de haber salido del infierno llameante que era el edificio donde poco antes hab?a sido citado, tom? el pulso del hombre que hab?a sacado de all?.
?Bingo! Sigues vivo, compa?ero; vivo para darme informaci?n y para seguir con tu vida, si es que eres capaz. Su voz en la ?ltima frase se ti?o de esa amargura y cinismo que lo acompa?aba desde su tr?gica experiencia. La misma actitud que hizo que, junto a su obsesi?n por descubrir las terribles y alien?genas fuerzas de lo oculto que se pudiera esconder en la sociedad, hizo que su mujer se fuera de su lado.
Meti? al tiroteado en su coche, intentando inconscientemente que no manchara demasiado. Lo puso tumbado, para que descansara mejor y para evitar que se lo viera con facilidad desde afuera. Su afan period?stico hizo que le hiciera un cacheo r?pido de lo que llevaba encima, por si pod?a idenficarlo o saber qu? hac?a all?.
Una vez al volante se par? unos segundos a pensar qu? podr?a hacer con ese hombre lleno de plomo. Quiz?s podr?a hablar con su amigo ganster para que le diera un nombre, un m?dico de confianza y que no hiciera preguntas.
Decidi? pensarlo mientras se alejaba del lugar donde el fuego engull?a golosamente la estructura del moribundo y quejumbroso edificio.
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?No me digas que aun piensas que somos la cima de la evoluci?n? No sab?a que tu percepci?n de la realidad fuera tan limitada.
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Calles de Boston, 20:40
Tyler Wood
Tyler conduc?a por las calles de Boston como un aut?mata, intentando poner en orden sus pensamientos y decidir cual ser?a el siguiente paso que dar?a.
Llevarlo a un hospital conllevar?a la p?rdida de una informaci?n que llevaba mucho tiempo buscando, pero las consecuencias en caso de que lo descubrieran no eran nada agradables.
Por otro lado, el hecho de que aquel hombre no fuera americano pod?a complicar aun m?s las cosas. Pese a tener un pasaporte ingl?s en toda regla, no hab?a ning?n sello de aduanas que indicase su entrada en el pa?s, por lo que posiblemente hubiera llegado de forma ilegal.
Adem?s de el pasaporte y una cartera con algo de dinero en met?lico aquel tipo no ten?a m?s que una sobaquera vac?a y un gran problema, ya que si no recib?a atenci?n m?dica urgentemente morir?a.
De repente, mientras el periodista conduc?a, el hombre moribundo recuper? la consciencia, aunque no parec?a darse cuenta de d?nde estaba. Pronto un extra?o cuchicheo empez? a salir de sus labios, mientras que su frente quedaba perlada por el sudor.
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Puerto de la ciudad de Boston. Almac?n en llamas y a punto de derrumbarse. 20:40
Tyler Wood, un periodista que NO esta loco, aun...
El reportero escuch? los balbuceos y gemidos y busc? un lugar poco iluminado para detenerse. Una vez a cubierto por las sombras de los edificios y la indiferencia de quien en ellos viv?an pas? raudo al asiento de atr?s donde viajaba tumbado su ag?nico particular.
Quiz? fuera por su fertil imaginaci?n, pero jurar?a que estaba hablando o recitando algo. Peg? su o?do a su boca y se aprest? para escuchar lo que fuera, con su libreta de notas y boli en la mano.
Si se iba a morir, m?s le val?a decir algo ?til primero.
Mientras estaba all? con todo su cuerpo en tensi?n, una peque?a parte de su cerebro insist?a en la ardua tarea de decidir a d?nde llevar al herido, pues ten?a que ser un sitio seguro, pero sin polic?a.
Vamos, chico, ?qu? me quieres decir? Rep?teselo al t?o Tyler para que pueda entenderlo...
En voz baja y en el mejor tono suave que fue capaz de poner, esperaba dar tranquilidad a su huesped... si es que este escuchaba algo.
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?No me digas que aun piensas que somos la cima de la evoluci?n? No sab?a que tu percepci?n de la realidad fuera tan limitada.
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21:07, Despacho de la senora Reynolds, Clinica Reynolds, Boston.
Lisa Reynolds
Lisa estaba al otro lado del telefono. No descolgaban, algo que sin duda provocaba un ligero estado de nerviosismo a la doctora. Maltida sea! pensaba la doctora para sus adentros Porque a mi? porque me esta pasando todo esto a mi? pens? la doctora resconcertante, justo cuando un seco sonido en la puerta sonaba, a la vez que la enfermera, detras de la misma, indicaba a la doctora que se pasase a ver un asunto.
- Por dios!! exclam? la doctora Reynolds Es que a?n puede ir peor? dijo a la vez que abr?a el pestillo de la puerta, y se dirigia con la enfermera a ver lo que ocurria...
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Calles de Boston, 20 45
Tyler Wood, un periodista que NO esta loco, aun...
El periodista se inclin? sobre el hombre que yac?a herido en la parte trasera de su coche, pero no fue capaz de distinguir o clasificar nada de lo que escuchaba, que m?s que palabras parec?a ser una sucesi?n de consonantes pr?cticamente impronunciables.
Los sonidos sal?an de sus labios a un ritmo vertiginoso que iba en aumento, tanto de intensidad como de velocidad, hasta que todo el coche qued? sumido en esa extra?a cacofon?a, mientras que comenzaba a aparecer un eco imposible, dadas las dimensiones del veh?culo.
Un segundo m?s tarde, todo ces? tan repentinamente que Tyler Wood se pregunt? si hab?a sido real o producto de su imaginaci?n. El herido ten?a los ojos abiertos, fijos en los del periodista, que se encontraba inclinado sobre ?l, libreta en mano. Parec?a haber recuperado la conciencia, y aunque estaba malherido, respiraba sin dificultad, lejos de lo que cabr?a suponer dada la ubicaci?n de sus heridas.
Intent? hablar, pero lo ?nico que sali? de sus labios fue un quejido lastimero y un gesto de dolor.
Finalmente, tras un enorme esfuerzo, consigui? articular algunas palabras que ten?an la intenci?n de sacar de dudas al periodista.
- Ll?veme a la farmacia de Clarence Hemingway en Copley Square
La voz no era m?s que un susurro, pero suficiente para que pudiera o?rse.
Cl?nica Rynolds, 21:25
Lisa Reynolds
Cuando la doctora Reynolds abri? la puerta encontr? a su enfermera con un inusual gesto de preocupaci?n que la sorprendi? bastante. Era una muchacha humilde que hab?a trabajado en uno de los hospitales a los que llevaron a los heridos de la Gran Guerra, y hab?a visto aut?nticas barbaridades, por lo que no imaginaba qu? era lo que pod?a haberle causado tanta impresi?n, aunque no tard? mucho en descubrirlo.
Sobre la mesa estaba el cad?ver que hab?a dejado minutos antes, o al menos estaba parte de ?l, pues su volumen se hab?a reducido considerablemente. Un examen m?s minucioso mostr? como el extra?o acartonamiento se hab?a contagiado a las zonas cercanas a las heridas, mientras que ?stas parec?an haberse disuelto sin m?s, de forma que hab?a desaparecido casi la mitad del t?rax.
Las ropas colgaban fl?cidas del cuerpo, y al moverlo para poder examinarlo mejor, unas fotos cayeron al suelo desde el bolsillo interior de la chaqueta.
Dos de ellas mostraban sendas estatuas, aparentemente muy antiguas, y la tercera a un hombre que rondar?a la treintena, y al cual cre?a haber visto en alg?n lugar. ?sta ?ltima ten?a adem?s un n?mero de tel?fono escrito al dorso, junto a un nombre, Alexander Arnold.
Museo Arqueol?gico de Boston, 20:55
Alexander Arnold
Cuando al Profesor Alexander Arnold le propusieron dejar las clases durante unas semanas para dirigir una exposici?n en el Museo Arqueol?gico de Boston, y de paso estudiar algunas piezas muy interesantes no se lo pens? dos veces, cuando le dijeron que una de esas piezas era el extra?o ?dolo de alabastro de Mohenjo-Daro casi llor? de alegr?a, pero ahora, una semana despu?s de haber comenzado la exposici?n, empezaba a arrepentirse de su decisi?n.
No eran las continuas entrevistas en revistas especializadas y peri?dicos universitarios, ni las visitas guiadas que hac?a a las personalidades que visitaban el museo, tampoco el coordinar los distintos actos paralelos como conferencias y exposiciones fotogr?ficas que se hac?an, era aquella condenada estatua, que despu?s de varios a?os de estudio segu?a siendo un enigma para los mayores arque?logos del mundo, y que atra?a su atenci?n con una fuerza irresistible, rob?ndole preciosas horas de sue?o que empezaban a hacer mella en ?l.
Pasaba m?s tiempo en las salas de trabajo y restauraci?n del museo que en su casa y en su despacho juntos, pero la ocasi?n lo merec?a.
Aquella estatua era una incongruencia en s? misma. Estaba hecha de alabastro, un material que no se encontraba en ninguna cantera conocida en varios cientos de kil?meros a la redonda del lugar d?nde la hallaron. La calidad de la talla era, cuando menos, impresionante, e incluso con la tecnolog?a actual hab?an tenido serios problemas para reproducirla de forma aceptable, y para m?s inri, las tablas de arcilla que recog?an la historia de la ciudad en la que la hallaron, afirmaban que la estatua fue encontrada en el lecho del Indo por los fundadores de la ciudad.
Estos datos fueron desechados como leyendas por los primeros arque?logos que llegaron a las ruinas de la ciudad, pero las recientes pinturas descubiertas en una zona mucho m?s antigua de la urbe reabrieron la pol?mica que tra?a por la calle de la amargura a ge?logos y arque?logos insignes de todo el mundo.
Sin embargo todo el mundo tiene un l?mite, e incluso la curiosidad m?s insaciable puede ser vencida por un cansancio extremo, de forma que llegadas las nueve de la noche, y tras m?s de 48 horas sin dormir, el profesor Arnold decidi? regresar a su casa para recuperar energ?as con las que proseguir su estudio. Sin embargo al llegar a su casa hall? algo en su buz?n que no le iba a permitir conciliar el sue?o en toda la noche.
Entre las facturas, cartas de conocidos y avisos de la Universidad hab?a una carta que le llam? la atenci?n. Ten?a sello de Colombia, y en ella no hab?a m?s que una breve nota y dos fotograf?as.
?Creo que esto ser? de sumo inter?s para usted. Llegar? a Boston a mediados de marzo. P?ngase en contacto conmigo
Sir John Marshall?
Las fotograf?as mostraban una estatua inquietantemente similar a la de Mohenjo-Daro y en el dorso estaba anotado ?Popay?n, Colombia, enero de 1921?
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Calles de Boston, coche particular. 20:50
Tyler Wood, un periodista que NO esta loco, aun...
Los extra?os sonidos, carentes de toda l?gica para los limitados conocimientos de idiomas de Tyler, ten?an la particularidad de crisparlo. Cuanto m?s hablaba su huesped, m?s le chirriaba el cerebro a ?l. Comenzaba a sentirse realmente nervioso y a pensar seriamente en taparle la boca cuando todo ces?, todo acab? de tal forma que le hizo dudar de que hubiera pasado.
Antes siquiera de que pudiera pensar en ello se percat? de el hombre herido parec?a haberse estabilizado algo e intentaba susurrar algo.
Ll?veme a la farmacia de Clarence Hemingway en Copley Square.
Sin hacer preguntas, se lanz? hacia su asiento delantero y comenz? a conducir velozmente hacia esa calle, en busca de esa farmacia. ?Tendr?a all? alg?n contacto? ?Alguien que quiz? supiera en qu? andaba metido? ?Ser?a realmente una buena pista o simplemente otra calle sin salida?
No se pierdan el pr?ximo capitulo, mascull? entre dientes, impaciente por llegar a esa cl?nica.
No tardaremos mucho, amigo, no se vaya a morir ahora.Se pregunt?, mientras pitaba a un imprudente peat?n que cruzaba donde no deb?a, si su sentido del humor ser?a igual de apreciado por alguien con varios tiros en el cuerpo y que ha estado a punto de morir quemado.
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?No me digas que aun piensas que somos la cima de la evoluci?n? No sab?a que tu percepci?n de la realidad fuera tan limitada.
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Museo Arqueol?gico de Boston, 20:55
Alexander Arnold
A ?l no le importaba.Las largas horas en vela,las frustraciones,las discusiones academicas con asnos pomposos,las pruebas...Nada.Permanecia impasible e impertubable,con una calma glacial que desquiciaba profundamente a quienes le observaban.El idolo de Mohenjo-Daro se limitaba a existir sin revelar nada de su pasado para frustracion de los estudiosos.
Alexander estaba muy cansado.Las noches en vela estudiando viejos libros sobre religiones y mitologias,las odiosas pruebas de laboratorio y las charlas telefonicas con colegas de medio mundo,habian mermado su resistencia.Para terminar de completar todo el cuadro,habia recibido una extra?a carta de Sir John Marshall,un reputado erudito, con unas inquietantes instantaneas de una region de Colombia,Popay?n.
A principios de 1.537, Sebasti?n de Belalc?zar fundo a Popay?n, en esa fecha tambi?n comenz? el reparto de encomiendas, lo cual permiti? a los espa?oles que llegaron a habitar la ciudad, dedicarse a la agricultura, la ganader?a y en menor grado a la miner?a
En 1.540, Sebasti?n de Belalc?zar, fue nombrado 1er. Gobernador de Popay?n, desde esa ?poca se instauro el sistema pol?tico espa?ol en cada ciudad, Regidores del Cabildo, Alcaldes y Alguaciles y la Igle?sia siempre presente con el cura p?rroco. Belalc?zar tambi?n se preocup? por dejar una huella imperecedera en los territorios conquistados, y de Espa?a trajo semillas de Cebada, Trigo, Ca?a de Az?car, animales dom?sticos, especialmente ganado vacuno, caballar y porcino, herramientas y muchos elementos m?s.
Luego despu?s de 1.551, se inicio por Buenaventura la sistem?tica entrada de ganado vacuno y caballar, lo que contribuyo a que se formaran las estancias o haciendas de ganado. Prosegu?a la conquista con el sometimiento de m?s y m?s comunidades Ind?genas pero al mismo tiempo establec?an el sistema pol?tico que se tradujo en la instauraci?n de una sociedad colonial, que bas? su riqueza en la explotaci?n del Oro cuya posesi?n signific? poder pol?tico.
Es aqu? en donde encontramos la explicaci?n del por qu? POPAY?N, fue una ciudad tan importante a nivel del Virreinato de la Nueva Granada, aqu? viv?an los due?os de las Minas de Oro de Barbacoas y el Choco, tra?an sus riquezas y las invirtieron en haciendas ganaderas, grandes casonas y comenzaron a llenar la ciudad de enormes Templos e im?genes tra?das de Espa?a, as? se explica el esplendor que esta ciudad vivi? durante la ?poca colonial y los primeros asomos de Republica.
El espa?ol utilizo el Indio, en la explotaci?n de las Minas de Oro, esto produjo un efecto negativo en la poblaci?n aborigen, que sumado a las enfermedades que el espa?ol trajo al nuevo mundo, dieron como resultado, el exterminio de un 86% de ha poblaci?n que originalmente habitaba estas tierras.
Esta es la ?nica informacion que habia encontrado sobre dicha regi?n y lo mas extra?o es como era posible que un idolo encontrado en el Indo,tuviera unos parecidos tan increibles con unas estatuillas de una region de Sudamerica.
No podia dejar de recordar los trabajos de Lewis sobre las migraciones transoceanicas,pero era un viaje demasiado largo incluso para poblaciones habitualmente n?madas.?Quizas algun idolo viajo por los mares y llego a las costas sudamericanas,iniciando una religion? Y si no fue asi,?como explicar estas similitudes??Viajeros en barcos ligeros??Migraciones?...Las posibilidades eran infinitas y no solo podia especular sobre los motivos de dichos parecidos.
Se recosto en su silla y se froto los ojos,enrojecidos por la mala iluminacion.Su despacho en el museo era peque?o,y no demasiado bien iluminado,como si las autoridades municipales hubieran decidido que los empleados debian ser conservados como los propios especimenes del mismo y hubieran decidido a contribuir en su fosilizacion restando humedad e intensidad luminica.
"O quiz?s es que no tenian dinero para unos despachos decentes"-penso Alexander con una sonrisa cinica en su rostro ojeroso.
Nada,no encontraba nada referente a alguna expedicion que se hubiera desplazado a Colombia en 1921,aunque estaba tan cansado que es muy posible que hubiera pasado por alto cualquier tipo de informaci?n.
Tampoco conseguia localizar a Sir John por lo que tendria que recurrir a su "viejo" amigo Phil Falquian mucho mas ducho en esas lides que ?l mismo.
El viejo Phil,aun recordaba la ?ltima vez que se vieron en El Cairo con el asunto de las antiguedades de la tumba egipcia,y los problemas que tuvieron con los autoridades del pa?s para sacarlas y enviarlas a Estados Unidos.Horas de discusiones,amenazas y sobornos para,al final,acabar los dos escondidos en un maloliente cargero con direccion a Marsella escondidos entre los fardos y rezando para que Dios conservara la estupidez de los guardias.
Luego el fieston en la ciudad francesa,la huida por pies en direccion a Calais,el asunto del collar desaparecido en los periodicos,la llegada a Londres,la despedida y el viaje a Boston.
No habia vuelto a verle desde entonces,aunque sabia que habia vuelto a Boston y tenia unos numeros suyos para encontrarle si le necesitaba.
"Y ahora le necesito,vive Dios,o estos enigmas me volveran loco"
Se dispuso a marcar el primero de los numeros,cuando el telefono son?.Con cautela descolgo el auricular y se dispuso a escuchar.
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21:07, Despacho de la senora Reynolds, Clinica Reynolds, Boston.
Lisa Reynolds
(http://espacioforos.miarroba.com/512557/reynolds.JPG)
Lisa Reynolds sujet? las fotos con la mano. Sus preciosas y esveltas manos, siempre cuidadas por la proteccion de pinturas.
Y este numero? pens? extra?adamente la doctora Reynolds mientras miraba la foto. Alexander? bonito nombre... Un hombre bastante sexy. No recuerdo conocerle acab? de pensar Reynolds mientras con las manos se llebaba las fotos al bolsillo. Que fotos tan extra?as!
La doctora estaba algo desconcertada. Intent? mantener la calma para hacer una recapitulacion de la situacion: Vamos a ver si me he enterado. Aparecen 3 hombres, uno de ellos herido de muerte. Dicen que conocen a mi padre y me dejan un numero de telefono para ponerme en contacto con ellos, despues de pedirme que intente encargarme de curar al hombre. Estan locos? Si esta... deshidratado!!! se ha desinchado como... Ay dios, no quiero pensar en eso dijo Reynols sonrriendo levemente.
Alexander... Hummm pensaba la doctora mientras con la expresion medio perdida hacia la cara de la enfermera, acariciaba la foto del bolsillo instintivamente. La mejor manera de averiguar quien es es... llamando. Y si es una trampa?. La doctora estaba algo desconfiada y parec? mostrarse algo reacia a arriesgarse.
- Puede irse a su casa si lo desea, enfermera. Ya es tarde. Su marido debe estar esperandola dijo la a?n soltera doctora Reynolds. Ser?a por su completo horario de trabajo por el que no encontraba pareja? o es que era demasiado... terca. Insportable tal vez?
El caso es que Reynolds, se dirigi? a la puerta a acompa?ar a la enfermera, y cuando esta salio, cerr? dicha puerta con llave. Aquella puerta de aluminio blanco con un gran cristal bastante duro era un icono de la clinica Reynolds. Lo hab?an rebentado ya tantas veces... que acabaron por poner un guardia de seguridad en la puerta. Por un incremento de sueldo, coloc? a ni mas ni menos que su amigo Harol Beckford (http://tyson-beckford.iwarp.com/tyson-calendar.jpgl), un tipo que trabajaba como ayudante de la se?ora Reynolds en tareas varias.
- Harol dijo la doctora
- Si, se?ora Reynolds? dijo el musculado negro. A Harol le gustaba mantener esa posicion distante de respeto respecto a Lisa, ya que en temas de trabajo, no dejaba de ser su Jefa. Fuera de trabajo, ya se trataban de tu a tu como los buenos amigos que eran.
- Hoy terminaremos antes de trabajar y cerraremos la clinica. Quisiera que me ayudaras en unos asuntillos. Quieres? dijo Lisa.
- Claro se?ora Reynolds. Lo que sea dijo Harol.
Los dos se dirigieron al despacho de la doctora Reynolds con pasos firmes y relajados, aunque la realidad era que la doctora estaba algo nerviosa. Quien diablos debe ser ese tipo? pens? Lisa Almenos tengo a Harol conmigo.
Cuando llegaron al despacho de la doctora, esta se sent? en su silla de cuero mientras que Harol, prefiri? quedarse de pi? vigilando un poco los pasillos por si acaso algun drogadicto hab?a vuelto a colarse para poder pasar toda la noche colocandose con tranquilidad. No parec?a haber nadie.
Lisa agarr? el telefono y marc? el numero que se suponia debia pertenecer a Alexander.
Se dispuso a marcar el primero de los numeros,cuando el telefono son?.Con cautela descolgo el auricular y se dispuso a escuchar
- Buenas noches. Con el Sr Alexander porfavor? dijo la doctora...
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Copley Square, 21:02
Tyler Wood
No hab?an pasado ni diez minutos desde que el herido le diera la direcci?n al Tyler Word cuando el periodista aparc? frente a la puerta de la farmacia.
Era un local de considerable tama?o, situado en un modesto barrio residencial al sur del mercado, con un gran escaparate que anunciaba algunos preparados y una puerta cerrada a trav?s de cuyo cristal se adivinaba una luz mortecina. Junto a la puerta hab?a un timbre y un cartel que indicaba que esa noche la farmacia estaba de guardia.
El periodista descendi? de su coche, decidiendo que era mejor asegurarse de que estaba en el lugar correcto antes de sacar al herido. Mir? de nuevo su documentaci?n y memoriz? su nombre: "Norman Greenford". Luego se dirigi? a la puerta y puls? el timbre con cierto nerviosismo. Unos segundos m?s tarde, el casi transparente visillo que ocultaba el interior de la farmacia fue descorrido parcialmente, dejando entrever unos ojos azules que escrutaron con inter?s el exterior.
El visillo volvi? a su posici?n, y el sonido de una llave girando precedi? a la apertura de la puerta, que revel? a un hombre joven, de la misma edad que el periodista, y m?s o menos de su misma complexi?n. En su frente hab?a un extra?o tatuaje, enmarcado por una larga melena rubia, ahora recogida en una cola.
- Buenas noches, ?qu? desea?...
El sonido de pasos, as? como el de una tos seca ahogaron las palabras del joven, y un hombre de unos cincuenta a?os apareci? tras ?l.
- ?Qui?n es, Aius?, ?qu? quiere?
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Aius Nunn
Copley Square, 21:02
En la farmacia
Esta noche la farmacia estaba de guardia, Aius como siempre se quedar?a all? hasta la ma?ana y leer?a alguno de sus libros para pasar el tiempo. Clarence todav?a no se hab?a marchado y lo m?s probable es que lo hiciera despu?s de cenar. Pese a que eran las 21 horas hab?an tenido mucho trabajo y ninguno pudo disponer de unos minutos para preparar la cena.
La botica de Clarence Hemingway era un lugar acogedor al que Nunn hab?a tomado por su segundo hogar despu?s de haber tenido que abandonar sus tierras natales. Era grande, seguramente hab?a sido anteriormente una casa. Se encontraba en el n?mero 801 de la calle Conley Square y era la esquina con mejor reputaci?n de aquellos lugares. El local estaba separado del laboratorio donde realizaban los preparados por una pared que ten?a una peque?a arcada cubierta por una cortina de madera, a la izquierda de esta se dispon?a una escalera que conduc?a a la parte superior donde se encontraban un peque?o ba?o, una cocina y una modesta habitaci?n donde quien hiciera las guardias pod?a descansar puesto que generalmente pocas personas concurr?an a la farmacia en la noche.
Aius estaba platicando con Clarence quien se hab?a sentido atra?do por el pasado dru?dico que ?l ten?a. As? pues Aius le ense?aba como preparar ciertas p?cimas as? como tambi?n parte del folklore de su cultura, se encontraban en eso cuando alguien llamo a la puerta interrumpiendo la conversaci?n y haciendo que Aius tuviese que ir a atender.
Una rara sensaci?n de intranquilidad hab?a invadido la mente del irland?s cuando mir? a trav?s del cristal. Un sujeto de desalineado aspecto y lleno de polvo se encontraba detr?s de la puerta -extra?as pintas para acudir a una farmacia- pens?. No parec?a un vago ni un indigente, pues sus ropas aunque sucias, aparentaban tener estilo y esto no hac?a mas que confundirlo. Dubitativo y sintiendo latir en su frente a la runa del todo decidi? por fin abrir la puerta, forzando una sonrisa dijo amablemente ?Buenas noches. ?Qu? sea?...- no logr? terminar la frase puesto que Clarence hab?a dejado la habitaci?n trasera para ver que pasaba en el frente ansioso por continuar la charla ? ?Quien es? Aius ?Qu? quiere?-.
-No lo s? a?n- respondi? nerviosamente Aius ?Pero no se haga problema Clarence, vuelva al fondo a terminar los preparados para la se?ora Smith, vendr? a buscarlos por la ma?ana y prefiere que sea usted quien los realice-. Desde el primer d?a que arrib? a aquella farmacia Clarence no par? de decirle, con cierto orgullo ya que lo cre?a propio de alguien sagas e inteligente, que hab?a inventado un c?digo para cuando se presentara alguien sospechoso, era algo realmente simple, solo deb?a mencionar a la se?ora Smith y eso ser?a suficiente para que el otro estuviese atento. Ahora Aius deseaba que el se?or Hemingway recordase aquel c?digo.
Volviendo la vista hacia el caballero que hab?a llamado y mirando por sobre su hombro para ver si hab?a alguien mas con el dijo ?Si, d?game ?En que puedo serle ?til?-.
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Calles de Boston, coche particular. 21:03
Tyler Wood, un periodista que NO esta loco, aun...
Vaya pinta m?s rara, no se parece a los farmaceuticos de mi barrio... ni de ning?n barrio que haya visitado antes.
Eso fue lo primero que pens? Tyler al ver a la persona que hab?a abierto la puerta del establecimiento.
Por la forma en que lo mir? se dio cuenta que no iba con sus ropas en el mejor de los estados, y que quiz? sospechara algo raro.
Decidi? hacer una jugada arriesgada, simplemente dijo dos palabras.
Norman Greenford.
Tras esperar exactamente cinco segundos, como mandaba su profesi?n para poner nervioso y expectante a la otra parte, prosigui?.
Se encuentra herido y necesita ayuda. Ha mencionado este local. ?Desea saber algo m?s del asunto o me he equivocado de lugar?
Habl? lo suficientemente alto como para que la otra persona que hab?a hablado lo escuchara, al fin y al cabo no sab?a cual de las dos ser?a el contacto de su pasajero tiroteado.
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?No me digas que aun piensas que somos la cima de la evoluci?n? No sab?a que tu percepci?n de la realidad fuera tan limitada.
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Aius Nunn
Copley Square, 21:03
En la farmacia
Una peque?a mueca se dibujo en su rostro al ver la forma en que el sujeto hacia su entrada pues no termin? de comprender que era lo que pretend?a con ese silencio. El nombre de Greenford no le resultaba familiar pero el hecho de que hubiese una persona herida y necesitada de ayuda lo hizo reaccionar r?pida y quiz?s descuidadamente. Se limit? a decir -vamos, le ayudar? a entrarlo- y dejar que Clarence, si es que le conoc?a contestara, pues el hombre se hab?a ocupado de hablar lo suficientemente alto como para que esto sucediera.
Sali? a la calle y comenz? a acercarse al veh?culo, cuando lleg? a la puerta se volteo y le dijo al extra?o, que todav?a se encontraba parado en la puerta ?tengo fuerza, pero no me vendr?a mal una mano-.
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Calles de Boston, coche particular. 21:03
Tyler Wood, un periodista que NO esta loco, aun...
Algo le hac?a creer que ese tipo raro no hab?a entendido de qu? le hablaba. Sin embargo, acept? el meter al tipo dentro sin hacer m?s preguntas. Claro amigo, perdone.
Cuando se lo solicit? acudi? inmediatamente a ayudarlo a meterlo dentro de la tienda, no pudiendo evitar el lanzar miradas a su alrededor para ver si alguien los estaba mirando.
Tras cerrar el coche cuidadosamente y tapar con una manta que sac? del maletero las manchas rojas que hab?a dejado el hombre herido, entr? en la botica, expectante por el destino de Norman y, por qu? negarlo, de la informaci?n que ten?a en su cabeza.
Una vez dentro, su rostro se convirti? en una hier?tica m?scara, intentando no traslucir ning?n sentimiento o idea, a la espera de ver c?mo reaccionaba la otra persona del establecimiento.
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?No me digas que aun piensas que somos la cima de la evoluci?n? No sab?a que tu percepci?n de la realidad fuera tan limitada.
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Aius Nunn
Copley Square, 21:05
En la farmacia
Con la ayuda de Tyler Wood, Aius no tuvo inconvenientes en llevar el cuerpo de Norman hasta el interior de la farmacia, Clarence no hab?a dicho una palabra todav?a, pero desde el recinto delantero del local se lo escuchaba acercarse. ?Dej?moslo aqu?- indic? el irlandes una vez que hubieron avanzado unos dos metros desde la puerta ?ser?a demasiado incomodo llevarlo a la parte trasera- explic? a modo de excusa pues no le gustaba la idea de acostar al herido en el suelo, hubiese preferido hacerlo en la camilla o en la cama, pero al estar detr?s del mostrador eran de dif?cil acceso.
Aius se apront? a cerrar la puerta con llave y luego desabotono la camisa del lesionado hombre para revisar la gravedad de sus heridas y evaluar as? su aparente gravedad.
Tras la demora de Clarence, Aius dudaba si este se hab?a enterado de lo que all? suced?a as? que dijo elevando el tono de su voz ?Eh Clarence, ven para aqu?, apres?rate. Y tr?eme gasas vendas y alcohol por favor- Tras esto continu? ahora si hablando normalmente y dirigi?ndose a Tyler ?D?game se?or ?quien es usted? Y ?- se interrumpi? para forcejear con un bot?n que no quer?a soltarse -?Qu? fue lo que le sucedi? a este tipo?-.
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Calles de Boston, coche particular. 21:10
Tyler Wood, un periodista que NO esta loco, aun...
Preguntas y m?s preguntas. Aunque totalmente l?gicas. Yo hubiera hecho lo mismo. Pensamientos fugaces de retazos de mentiras factibles atravesaron su imaginaci?n en apenas unos instantes. Finalmente opt? por decir algunas verdades y callarse otras. No era necesario empezar cont?ndolo todo.
Me llamo Wood, Tyler Wood. Soy periodista y, en el medio de una larga investigaci?n, he hallado a este hombre en el lamentable estado que ahora presenta. El sitio del que lo saqu? as? es irrelevante, pero me parece que la gente que hab?a en ?l no lo quer?a demasiado.
Lo ?nico que logr? entenderle cuando deliraba es que lo llevara a este lugar, por eso supuse que conocer?a a alguien aqu?.
?Va a tardar mucho su compa?ero, se?or? Me gustar?a preguntarle si lo conoce.
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?No me digas que aun piensas que somos la cima de la evoluci?n? No sab?a que tu percepci?n de la realidad fuera tan limitada.
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Aius Nunn
Copley Square, 21:13
En la farmacia
-mmm, esto es extra?o- musit?, casi imperceptiblemente, Aius mientras examinaba las heridas. Le resultaba extra?o que no se hubiese desagrado ya y m?s extra?o a?n que sus signos vitales se mantuvieran estables.
Desoyendo la pregunta de Tyler se levant? y se dirigi? a la trastienda de la botica mientras dec?a ?voy por unos medicamentos, no se preocupe ya regreso. Mantenga presionadas las heridas hasta que regrese- En realidad la presi?n no era necesaria, pero necesitaba hablar a solas unos segundos con Clarence, cruz? del otro lado del mostrador y cerr? la parte superior de este con el gancho para evitar que Tyler traspasara.
Cuando llego del otro lado, se acerco a Clarence. ??Que es lo que esta pasando? ?Por qu? no has venido a ver que suced?a?- habl? bajo para no ser escuchado por o?dos indiscretos y aguz? el suyo para prevenir que Tyler los sorprendiera.
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21:07, Museo Arqueol?gico de Boston, Boston.
Alexander Arnold
El telefono de su despacho sono con insistencia.Descolgo el auricular y respondio:
?Si? ?Digame?
Buenas noches sr Alexander. Soy la doctora Reynolds, de la clinica Reynolds. Ha llegado a nuestra clinica un paciente indocumentado. Sin embargo portaba en uno de sus bolsillos, una serie de pertenencias, fundamentalmente fotografias, en una de las cuales sale un se?or cuyo reverso hace llamarse Alexander Arnold.
Si,soy yo ese Alexander Arnold...?Un paciente con unas fotografias con mi nombre? Es extra?o porque normalmente quien me conoce sabe donde encontrarme
Es extra?o, pues el hombre no parece estar documentado. Me preguntaba si le ser?a mucha molestia pasarse por la clinica a reconocer el cuerpo del fallecido, asi como recoger sus pertenencias y/o darselas junto con las noticias del fallecimiento a su familia. ?Es posible se?or Arnold?
Bueno,tengo algo de trabajo en este momento,pero esta bien,me pasare para echar un vistazo a esas fotos y al hombre...?Donde esta su clinica?
La clinica se encuentra en la calle Wentworth, en Back Bay, en el centro de Boston. ?La ubica? Clinica Reynolds
Si,me suena la zona...Estare alli cuanto antes
Bien, llame a la puerta cuando llege. Ir? a abrirle. Hasta entonces sr Arnold
Adios se?orita Reynolds
Colgo el auricular visiblemente sorprendido por la llamada.?Tendrian esto algo que ver con el idolo y la expedicion a Colombia? Solo tenia una manera de averiguarlo.
Cogio su sombrero
21:30 Clinica Reynolds,calle Wentworth, Back Bay,Boston
Habia tardado mas de la cuenta en dar con el sitio puesto que habia tenido la simpar ocurrencia de hacer el trayecto andando.Bonita idea,ya que aparte de mancharse la pernera del pantalon con un charco,habia deambulado por el centro de la ciudad sin encontrar el sitio,hasta que un amable y rubicundo policia le consiguio guiar.
Ante la puerta de la clinica,dudo.Una simple llamada le aclararia todo el misterio,pero ?merecia la pena?.Una sensacion extra?a le decia que cuando llamara todo cambiaria para siempre y nada seria como hasta entonces,pero la curiosidad era mas fuerte que el miedo.
Tres sonoros golpes y un minuto de espera
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21:07, Clinica Reynolds, Boston.
Lisa Reynolds
(http://espacioforos.miarroba.com/512557/reynolds.JPG)
La doctora Reynolds oy? los golpes que alguien dio a la puerta. 3 sonoros golpes cuya reaccion a los mismos fue de 1 minuto de tardanza. Reynolds hab?a ido a cambiarse de bata para no recibir al invitado con el otro batin manchado. En su armario personal, habia bastante ropa por si las moscas, incluso un peque?o vestido de gala de color rojo oscuro.
Lisa abri? la puerta y all? vio al tipo. Y este ser? alexander pens? Reynolds para si. Caramba! que desali?ado! me lo imaginaba algo mas elegante...
- El se?or Arnold, supongo. Acompa?eme porfavor dijo Lisa a la vez que emprendi? la marcha indicando el camino al invitado. Lo cierto es que el fallecimiento del tipo, es una circunstancia algo extra?a teniendo en cuenta la posible causa de la muerte dijo la se?ora Reynolds mientras caminaba a la sala de autopsias. Se metio la mano en el bolsillo, y este estaba vacio, momento en el que record? que habia olvidado las fotos en su antigua bata. Se dirigi? a su despacho e hizo sentar al invitado en una de las comodas butacas
- Sientese se?or Arnold. Le apetece tomar algo? dijo Reynolds dirigiendose a un peque?o mueble donde su padre, guardaba siempre unos cuantos vasos y algunas botellas de licores.
Despues tom? las fotos del bolsillo de la antigua bata y las tendio sobre la mesa, incluida la foto del propio Arnold.
- Antes de nada, me puede decir algo acerca de estas fotos?
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Boston. Copley Square, en una farmacia . 21:15
Tyler Wood, un periodista que NO esta loco, aun...
?Que ejerciera presi?n por las heridas? Pero si estas ya no sangraban ?y el tipo parec?a respirar cada vez mejor! Aqu? pasaba algo raro...
Desabroch? el bot?n de su sobaquera (regalo de su amigo ganster) para poder sacar su arma con mayor premura y esper?, en un silencio tenso, en la habitaci?n donde los hab?an llevado, oliendo a ex?ticos preparados y asombr?ndose de que la persona que hab?a salvado siguiera viva.
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?No me digas que aun piensas que somos la cima de la evoluci?n? No sab?a que tu percepci?n de la realidad fuera tan limitada.
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21:30, Clinica Reynolds, Boston.
Alexander Arnold
Mientras se limpiaba discretamente la pernera del pantalon,la puerta de la clinica se abrio y una hermosa mujer de pelo negro le lanzo un mirada entre fastidiosa e inquisitiva.
Lisa Reynolds dijo:
El se?or Arnold, supongo. Acompa?eme porfavor
Si,soy yo,pero...-No le dejo terminar su frase,ya que la mujer continuo su parloteo mientras le hacia un gesto para que pasara.Alexander cerro la puerta y siguio a la extra?a hacia el interior.
Lisa Reynolds dijo:
Lo cierto es que el fallecimiento del tipo, es una circunstancia algo extra?a teniendo en cuenta la posible causa de la muerte-comento la mujer mientras enfilaban un largo pasillo,que les llevo hasta un agradable despacho.
Unos comodos sillones tapizados en burdeos se erguian delante de una recia mesa de madera de roble atestada de papeles.Unos cuadros de autor desconocido en las paredes,un mueble bar que habia conocido mejores tiempos y un abrecartas de plata sucia,eran lo mas destacado de una habitacion dise?ada solo para trabajar.
Lisa Reynolds dijo:
Sientese se?or Arnold. ?Le apetece tomar algo?
Un whisky con soda,si es tan amable-dijo Alexander mientras observaba todo.
"Interesante lugar...Los cuadros parecen acuarelas no demasiado afortunadas,pero atrayentes y el resto del lugar tienen la apariencia a?eja de las herencias familiares...Habra heredado junto al apellido,el consultorio y los pacientes de su padre.Tipico"
La joven sirvio las copas y sacando unas fotos de una bata y las lanzo sobre la mesa diciendo:
Antes de nada, ?me puede decir algo acerca de estas fotos?
Ejem...Bueno,la foto donde esta mi cara creo que es del "Times",y las otras dos corresponden a una estatua que estamos exhibiendo ahora mismo en el museo,aunque esta que esta embalada en una caja...No se,quizas fuera de cuando la desempaquetaron para llevarla a la exposicion.?Podria quedarmelas?
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21:07, Clinica Reynolds, Boston.
Lisa Reynolds
(http://espacioforos.miarroba.com/512557/reynolds.JPG)
Reynolds escucho atentamente las palabras de Alexander a la vez que, sin quitarle ojo le servia ese Whisky con soda que le habia pedido. Gracias a dios que aun le quedaba algo se soda.. Le sirvio el vaso con un par de hielos y se lo puso delante: Aqui tiene
Luego el invitado tom? las fotos, las mir? y contesto a las preguntas
- Entiendo. Lo cierto es que no puedo darselas dijo la doctora, A?n. Esas fotos, pertenecen teoricamente al muerto y, hasta que sus familiares lo reconozcan y decidan si quedarselas o no, me temo que las debo guardar a mi recaudo dijo la doctora algo antipatica extendiendo la mano y tomando las fotos de nuevo para guardarselas en el bolsillo. Que cara dura!! pens? Reynolds.
Luego, espero unos minutos a que el invitado diera un par de tragos y, se levanto de la silla Pues si esas fotos estaban en su bolsillo, parece que tiene usted un admirador secreto dijo la doctora en un tono algo risoton. Tal vez le apetezca conocer a su difunto admirador, me sige? dijo la doctora dirigiendose a la puerta.
Despues, se dirigieron por los pasillos recto a la sala de autopsias. Lo cierto es que aun no le he realizado la autopsia al cuerpo. Ha muerto bajo unas circunstancias algo extra?as, a decir verdad, decia la dotora a la vez que caminaban.
Cuando llegaron a la sala, se pusieron al lado del tapado cuerpo con una sabana blanca de hospital y la agarr? por una esquina. Listo? y destap? el cuerpo descubriendo la mitad superior del cuerpo.
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Farmacia de Clarence Hemingway, Copley Square. 21:15
Aius se precipit? a la parte trasera de la farmacia para encontrarse a Clarence pegado al tel?fono hablando en susurros. Sosten?a con nerviosismo un viejo revolver, que guardaba por si intentaban atracar la farmacia.
Sobre la mesa hab?a una caja de zapatos con algunas balas sueltas y un dossier algo amarillento que el irland?s no hab?a visto nunca. Parec?an notas tomadas a mano de forma r?pida, y algunas de las hojas ten?an tambi?n dibujos y esquemas?
El sonido del tel?fono al colgarse lo sac? de sus divagaciones acerca de los documentos, para encontrarse frente a un Clarence Hemingway completamente distinto al que conoc?a desde hac?a tanto tiempo. El rostro l?vido miraba con nerviosismo a su alrededor, como temiendo que alguien apareciese s?bitamente, mientras que sus manos se crispaban continuamente sobre el arma.
R?pidamente apart? las cosas que hab?a sobre la atestada mesa de trabajo para luego dirigirse a una de las estanter?as y tomar algunos frascos.
- Aius, trae aqu? al herido, no debemos arriesgarnos a que alguien lo vea. Haz pasar tambi?n al hombre que lo ha tra?do, tengo algunas preguntas que hacerle.
Con la misma premura se encamin? hacia un armario, del que extrajo un viejo malet?n de piel con sus iniciales. Lo llev? a la mesa y extrajo de ?l varios tipos de bistur?s y pinzas met?licas.
Mientras, el herido reposaba sobre el mostrador respirando casi con normalidad, al parecer ninguno de los disparos hab?a atravesado los pulmones de lleno por puro milagro.
Cl?nica Reynolds. 21:35
De las dos personas que vieron el cad?ver (o m?s bien lo que quedaba de ?l) en la camilla, la doctora Reynolds fue la m?s sorprendida con diferencia, en contra de lo que habr?a cabido esperar, y tuvo que aferrarse a la camilla para no desfallecer.
Aquellos restos nada ten?an que ver con los que un rato antes le hab?a mostrado la enfermera. El tronco hab?a desaparecido por completo, dejando una mancha aceitosa y una pulpa blancuzca en las zonas de mayor densidad ?sea, y los brazos y la cabeza ten?an un aspecto quebradizo y seco.
La visi?n del cad?ver en aquel estado caus? una fuerte impresi?n en Alexander, que sinti? una repentina pero intensa aprensi?n, que no evit? que reconociera al difunto.
La imagen aun permanec?a di?fana en su mente. Fue uno de los entrevistadores que desde que se hiciera cargo de la exposici?n hab?an solicitado una cita con ?l. Sin embargo ?ste le llam? la atenci?n tanto por venir de parte de una revista de la que no hab?a o?do hablar en su vida, como por los derroteros que tom? la entrevista. Parec?a interesado solamente en la estatua, en sus conocimientos acerca de ella, y en la seguridad que la rodeaba, aunque en aquel momento no le dio demasiada importancia, tan ocupado como estaba.
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Aius Nunn
Farmacia de Clarence Hemingway
Copley Square. 21:15
Aius se encontraba consternado, Despu?s de los a?os pasados junto a Clarence y la actitud paternalista que este hab?a tenido para con ?l casi desde el momento en que llego de Irlanda y comenz? sus estudios en Estados Unidos, cre?a que no hab?a ning?n secreto entre ellos. Evidentemente no era as?, el modo en que reaccion? su amigo le hizo comprender que algo no estaba bien con ese tal Norman Greenford.
Inmediatamente la cabeza de Aius se llen? de preguntas. ?Con qui?n estar?a hablando Clarence? ?Sobre que tratan los papeles que guardo presuroso su amigo cuando se percato de su presencia? Preguntas que deber?an esperar para ser formuladas, y quiz?s mas para que sean contestadas.
Aius se limit? a asentir con la cabeza y luego volvi? veloz hacia el frente de la botica.
Tratando de ocultar su inquietud dijo a Tyler ?Se?or Wood ?Podr?a ayudarme a llevar a su amigo a la parte trasera? Creo que ser? mejor que Clarence le eche un vistazo.-
Dicho esto separ? los mostradores que imped?an el acceso a la parte trasera y tom? al herido por los brazos. Mientras lo as?a exclamo ? Es un milagro que siga con vida, evidentemente ninguna bala atraves? los ?rganos vitales-
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Boston. Copley Square, en una farmacia . 21:15
Tyler Wood, un periodista que NO esta loco, aun...
El tipo de la melena parec?a nervioso. Deb?a haber pasado algo en el interior de la farmacia. No ten?a demasiado sentido que ahora le dijera que pasara dentro cuando antes le hab?a mandado quedarse ah?. Tyler no era m?dico, eso seguro, pero estaba convencido de que ser?a m?s recomendable que quien se moviera fuera ese tal "Clarence".
Claro amigo, no hay problema. Moviendose de tal manera que evitara las miradas hacia el arma que llevaba en la sobaquera ayud? a un nervioso Aius a llevar a Norman hacia la rebotica, aunque atento a cualquier peligro que pudiera percibir.
Mientras lo trasladaban respondi? al intento de conversaci?n con un tono sosegado, incluso alegre. Hab?a que mantener la ficci?n de que no sospechaba nada.
Es cierto, es casi un milagro que permanezca con vida, con tantos agujeros como tiene.
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?No me digas que aun piensas que somos la cima de la evoluci?n? No sab?a que tu percepci?n de la realidad fuera tan limitada.
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Cl?nica Reynolds. 21:35
Alexander Arnold
Cuando la doctora se dispuso a destapar la sabana que cubria el cuerpo,Alexander no estaba demasiado preocupado.Habia visto antes cadaveres y algunos en avanzado estado de descomposicion,por lo que sabia que no perderia los estribos como algunos "delicados" profesores de medicina que se desmayaban al ver una gota de sangre sobre su guardapolvo blanco.
Pero nada le habia preparado para eso.Con un floreo la guapa galena descubrio el cuerpo sobre la camilla y al ver lo que alli habia,Alexander no pudo evitar que la acidez del estomago se desplazara a su boca.
La parte superior no estaba y en su lugar una extra?a sustancia oleosa se extendia por la tela.Una especie de livida pulpa invadia la zona donde antes estaban el esternon y las costillas,a la par que la cabeza y los brazos parecian hojas secas de un duro invierno,pero lo peor fue que Alexander reconocio ese cuerpo marchito y hediondo,ese remedo de ser humano,ese monstruosa concha vacia,como uno de los varios periodistas que le hizo una entrevista.
Ese recuerdo de que antes eso habia sido un hombre,fue lo que le hizo flaquear y por ello no tuvo mas remedio que tapar de nuevo el cuerpo y salir al salon.
Una vez fuera,mientras tomaba su copa y bebia para calmar sus nervios,recordo que ese hombre habia echo demasiadas preguntas extra?as en su entrevista.?Porque estaba tan interesado en la estatua??Porque queria saber las medidas de seguridad??Planeaban robarla??Cambiarla por una copia?...Eso explicaria que hubiera fotos de la estatua y de una "copia" embalada.
Perdido en esos razonamientos no se percato de la llegada de la doctora
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Farmacia de Clarence Hemingway, Copley Square. 21:20
Tan pronto como trasladaron el cuerpo herido a la parte de atr?s de la farmacia, Tyler tuvo ocasi?n de observar claramente al se?or Hemingway.
El pulcro aspecto que hab?a mostrado a su llegada a la farmacia parec?a haber dado paso a otro m?s desali?ado.
Sus ojos, de un gris apagado, ten?an algo que le resultaba vagamente familiar pero que en esos momentos no alcanzaba a identificar. Su frente estaba surcada de arrugas, y su gesto era de total preocupaci?n, aunque tambi?n parec?a mostrar cierta simpat?a por el sujeto sobre la mesa. Era de complexi?n fuerte, aunque no tanto como su ayudante, y firme y decidido en sus movimientos, con los que mostraba una gran determinaci?n y suficiencia.
Comenz? por quitar la ropa que cubr?a el torso del herido, para luego comprobar si todas las balas hab?an salido por la espalda o quedaba alguna dentro. Despu?s cogi? algunos de los instrumentos que hab?a sacado del malet?n, as? como un par de peque?os cuencos.
- Vaya, Norman, veo que sigues teniendo la misma suerte que siempre, pues solo una de las balas ha quedado dentro. Adem?s no sangras mucho, aunque eso es algo que no me sorprende.- dec?a en tono conciliador mientras observaba con m?s detenimiento uno de los agujeros en el pecho del herido. ? Aius, por favor, trae alcohol, gasas y suero.
La voz del farmac?utico pareci? sacar de su sopor al hombre que descansaba sobre la mesa, que abri? de forma lenta los ojos e intent? pronunciar unas palabras, palabras que se transformaron en un quejido lastimero cuando unas pinzas se introdujeron en su pecho.
El rostro de Hemingway era serio mientras forcejeaba con la escurridiza bala alojada en el pecho de su viejo amigo, hasta que finalmente un gesto de triunfo se apoder? de ?l.
Extrajo con cuidado una peque?a bala y la deposit? en un cuenco, mientras observaba a Norman y al periodista con preocupaci?n. Finalmente, y tras un inc?modo silencio se decidi? a hablar, aparentemente m?s relajado.
- Bien, creo que no nos han presentado, mi nombre es Clarence Hemingway, farmac?utico.- dijo tendi?ndole la mano a Tyler- Ser? directo, me gustar?a saber qu? ha ocurrido exactamente con este hombre y su relaci?n con el asunto.
Mientras tanto, limpiaba con cuidado las heridas y las vendaba con habilidad consumada.
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21:35, Clinica Reynolds, Boston.
Lisa Reynolds
(http://espacioforos.miarroba.com/512557/reynolds.JPG)
Simplemente at?nita. As? fu? como quedo la doctora Reynolds despues de levantar las sabanas para descubrir al cadaver, o lo que quedaba de ?l. Lo primero que se le pas? por la cabeza, fu? un acto band?lido, alguna vez dos o tres gamberros se hab?an colado a hacer de las suyas en las instalaciones pero, cuando Lisa mir? bien el cuerpo, se di? cuenta de que no era precisamente ninguna accion producida por la accion humana, o no almenos con los tecnologicos medios con los que contaba la doctora.
- Dios mio!! se le escap? instintivamente a la doctora, que no pudo sino aferrarse al brazo del caballero que la acompa?aba, debido a los mareos que la estronduosa vision y asqueroso hedor desprendian del cuerpo. Pero... como....? hace un rato este cuerpo estaba entero!! exclam? la doctora.
Tengo que avisar a la polic?a!! pens? la doctora inmediatamente. Pero... podr?a meter a mi padre en un follon, si es cierto que estos eran amigos suyos!! pens? la doctora soltandose del brazo de Arnold Le llamar?! pens?
- Bien se?or Alexander! dijo la doctora tapando el cuerpo. Volvamos a mi despacho
Una vez llegados al mismo, cogi? el telefono y llam? a su padre:
Riiing.... Riiiing.... Riiiiing...
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Boston. Copley Square, en una farmacia . 21:25
Tyler Wood, un periodista que NO esta loco, aun...
- Bien, creo que no nos han presentado, mi nombre es Clarence Hemingway, farmac?utico.- dijo tendi?ndole la mano a Tyler- Ser? directo, me gustar?a saber qu? ha ocurrido exactamente con este hombre y su relaci?n con el asunto.
Mientras tanto, limpiaba con cuidado las heridas y las vendaba con habilidad consumada.
Tyler, tras pens?rselo un segundo, le dio la mano y una sonrisa de periodista, pero sin descuidar su seguridad, mientras sus acerados ojos fijaban su mirada directamente en los del viejo.
Me llamo Wood, Tyler Wood, y soy periodista. Digamos que tengo un hobby, y que ese hobby tiene que ver con malos cantantes, extra?as ceremonias y m?s extra?as criaturas.
Su voz sonaba alegre, se hab?a pasado semanas buscando una forma de presentar su obsesi?n de manera que pareciera poco intimidante o loca para los no-iniciados.
Encontr? a Norman en medio de un almac?n en llamas, le salv? la vida. Previamente hab?a escuchado disparos. Lo curioso es que me hab?an citado en ese lugar, supongo que ser?a el bueno de Norm.
Hablaba con familiaridad del herido semi-inconsciente, para proporcinar sesaci?n de seguridad a sus interlocutores. Esperaba que funcionara, se le daba bien.
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?No me digas que aun piensas que somos la cima de la evoluci?n? No sab?a que tu percepci?n de la realidad fuera tan limitada.
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Farmacia de Clarence Hemingway, Copley Square.
El se?or Hemingway observ? con seriedad al periodista, se aclar? un poco la voz y le contest?, mientras terminaba de liempiar una de las heridas.
- Habla usted con demasiada ligereza de cosas que son muy serias, se?or Wood, en el caso de que sepa realmente con qu? esta tratando.
D?game, ?de qu? conoce usted a Norman, y qu? sabe realmente acerca de su... "hobby"?
No me malinterprete, no intento sacarle informaci?n, s?lo evitarle problemas.
Las palabras fueron dichas de forma seria, pero con un tono amistoso y protector, e inmediatamente despu?s, volvi? a fijar su mirada en las heridas de su viejo amigo, y una sonrisa c?mplice aflor? a sus labios, mientras esperaba la respuesta del hombre que ten?a frente a ?l.
Un segundo m?s tarde, unos fuertes golpes en el cristal de la puerta de la farmacia lo hicieron dar un respingo, y tras unos segundos dubitativo, le hizo un gesto a Aiuss para que fuera a abrir y se deshiciera cuanto antes de los nuevos visitantes. Asimismo exhort? al periodista a que no alzara la voz hasta que hubiera pasado el peligro.
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21:35, Clinica Reynolds, Boston.
El tel?fono son? varias veces antes de ser descolgado, y una voz femenina son? al otro lado.
- Residencia Reynolds, d?game.
La voz fue r?pidamente identificada por la doctora Reynolds como la de Elaine, el ama de llaves de la casa.
Ante las preguntas de la doctora la respuesta no se hizo esperar.
- Su padre se march? hara una media hora sin decir a d?nde, solo dijo que quiz?s pasar?a la noche fuera. ?Algo m?s, se?orita Reynolds?
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Aius Nunn
Farmacia de Clarence Hemingway
Copley Square. 21:21
Celos, eso sinti? Aius al sentirse excluido de la conversaci?n. Sea lo que fuera que Clarence escond?a parec?a estar dispuesto a compartirlo con el sujeto que acaba de conocer, sin embargo nada le hab?a dicho a ?l en todos estos a?os.
Aplac? esos il?gicos pensamientos con un suspiro y procedi? a cumplir con el pedido de su amigo. Fue hasta la parte delantera de la tienda, observ? el piso donde habian colocado al herido para comprobar que no hubiese ninguna mancha de sangre y luego descorri? las cortinas para observar a traves del cristal al tiempo que secamente dec?a - ?Qu? desea?-
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21:35, Clinica Reynolds, Boston.
Lisa Reynolds
(http://espacioforos.miarroba.com/512557/reynolds.JPG)
La doctora Reynolds escuch? las palabras de la ama de casa cuando se sorprendio de lo que esta le dijo:
- No dijo donde fu?? vaya por dios... Nunca me fi? de esta tia, pens? Lisa cuando se le pasaba por la cabeza la imagen de su madre en la cama de un hospital, dias antes de que muriera.
Sin mediar palabra ni despedirse siquiera, la doctora colg? el telefono, y mir? a Alexander, que estaba sentado mirandola y esperando a que algo a?adiese a la conversacion.
- Bueno se?or Alexander. Creo que tenemos un problema. Si le decimos a la policia todo lo sucedido, creer?n que estamos locos o algo por el estilo. Mis conocimientos medicinales me aseguran que un cadaver no se descompone ni consige el estado en el que lo esta este, almenos en mucho, mucho tiempo. Pensar?n que le hemos hecho algo. dijo Reynolds. El cuerpo me lo envi? mi padre cuando el hombre aun estaba vivo, y me pidi? que hiziera todo lo posible por salvarle. Ahora no he podido contactar con mi padre, y quisiera saber de que trata todo este extra?o asunto. Me ayuda a buscarle? es tarde y me da algo de palo andar por la calle yo sola, ya me entiende. dijo Reynolds esperando una respuesta afirmativa por parte del hombre.
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Farmacia de Clarence Hemingway, Copley Square.
Los temores de Aiuss no sevieron confirmados. El suelo estaba completamente limpio, y no hab?a se?al alguna de que por all? hubiera pasado un hombre malherido.
Un brillo met?lico destlle? antes sus ojos azules al descorrer el visillo, y la inconfundible forma de una placa de polic?a pudo verse a trav?s del cristal.
Dos hombres vestidos de uniforme permanec?an de pie ante la puerta, intentando escrutar el interior de la farmacia a trav?s del peque?o hueco que hab?a dejado la cortina.
- Polic?a, se?or. Nos gustar?a hacerle un par de preguntas sin importancia...
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Aius Nunn
Farmacia de Clarence Hemingway
Copley Square. 21:21
Aius se puso nervioso ante la presecia policial, se pregunt? si ese tal Wood no ser?a un criminal al que estuvieran buscando. Luego record? que Clarence hab?a dicho ser amigo de Norman y descart? la idea.
-Polic?a, se?or. Nos gustar?a hacerle un par de preguntas sin importancia...
-Aguardenme un segundo, ya estoy con ustedes- dicho esto se retir? a la trastienda e hizo se?as a Clarence y Tayler para que llevaran a Norman al piso de arriba, tom? unos frascos con diversos l?quidos inofensivos y se aventur? hacia la puerta, al llegar casi al lado de esta, los solt? simulando un tropez?n y lanz? una maldici?n, seguidamente abri? la puerta.
-Pasen. Pasen con cuidado acabo de cometer la torpeza de derramar unos acidos muy corrocivos. Diganme, ?En que puedo servirles? Una aspirina quizas- Intento bromear para ocultar sus nervios al tiempor que sonre?a afablemente.
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Farmacia de Clarence Hemingway, Copley Square. 21:27
Botica
Clarence esper? con gesto preocupado a que Aius abriera, y su preocupaci?nse agrav? al comprender lo que estaba ocurriendo. R?pidamente recogi? todo el instrumental extendido en la mesa, as? como los documentos que hab?a sacado. Acto seguido guard? el revolver en el bolsillo derecho de la bata y se dirigi? hacia el cuerpo herido de su amigo, asi?ndolo por las axilas
- R?pido, se?or Wood, ay?deme a subirlo a la planta de arriba.
Entrada
Al abrir la puerta un soplo de aire nocturno penetr? en la farmacia, llev?ndole a Aius el inc?nfundible olor del humo de madera, olor que tamb?en impregnaba las ropas tanto del herido como del periodista que hab?an entrado unos minutos antes.
Los dos polic?as, que no parec?an haber entendido la broma del irland?s, se quedaron parados unos instantes frente a la puerta, mirando alternativamente y con cierta aprensi?n a los productos qu?micos derramados en el suelo y al enorme farmac?utico que les franqueaba la entrada.
Finalmente el agente que hab?a mostrado su placa se decidi? a entrar, intensificando a su paso el olor a humo, mientras que el otro aun dedic? unos segundos a echar un ?ltimo vistazo nervioso a los alrededores de la farmacia.
Pasaron con cuidado sobre el peque?o charco formado en el suelo, situ?ndose junto al mostrador con gesto dubitativo.
- Le importa si pasamos a la botica para hablar, tenemos algunas preguntas que hacerle sobre un caso que estamos investigando.
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Aius Nunn
Farmacia de Clarence Hemingway
Copley Square. 21:27
-Se encuentran dentro de ella caballeros o... ?Es qu? quizas se refieren a la sala contigua? Si es as? les rogar?a me permitiesen unos segundos para ordenar y revisar que no hubiese volcado alg?n peligroso liquido en mi apuro por atenderlos. Si no es as? pueden comenzar con las preguntas cuando gusten, intentar? ayudarlos en lo que este a mi alcance.-
Aius intentaba ganar tiempo, suficiente al menos como para que su amigo despejara la parte trasera de la botica
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Boston. Copley Square, en una farmacia . 21:28
Tyler Wood, un periodista que NO esta loco, aun...
Maldici?n, ahora tendr?a que inventarse una historia para hacer plausible el que el medio cad?ver que se recuperaba demasiado r?pido y ?l fueran amigos.
Por suerte, una oportuna llamada a la farmacia le sac? de ese apuro. No pensaba abrir la boca, por lo que el aviso de Clarence estuvo de m?s.
Cuando lleg? el momento de largarse de all? con el herido empez? a ponerse nervioso. Quiz? no debi? de aparcar su coche tan cerca de la farmacia, resultaba sospechoso, en especial si alguien le hab?a visto salir del incendio. Seguro que ellos pod?an arreglarlo para inculparlo... o quiz? no... no estaba seguro de que grado de influencia podr?an tener esos locos sanguinarios sin cerebro, pero prefer?a no averiguarlo.
Mientras lo trasladaban, esperaba que Norman no empeorara, ten?a muchas cosas que explicar, y esper? que no fueran dejando un regero de sangre en el camino.
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?No me digas que aun piensas que somos la cima de la evoluci?n? No sab?a que tu percepci?n de la realidad fuera tan limitada.
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Farmacia de Clarence Hemingway, Copley Square. 21:30
La distracci?n de Aius fue suficiente para que Hemingway y Wood subieran al herido y lo depositaran en la cama.
Seguidamente, el farmac?utico cerr? la puerta sin hacer apenas ruido y se situ? detr?s, metiendo su mano en el bolsillo derecho de la bata, en el que se adivinaba la figura de un revolver de ca??n corto.
Su gesto era dif?cil de describir mientras observaba a su compa?ero a la espera de una reacci?n que le diera a entender si estaba solo en todo aquello o no.
Entrada
Los dos agentes parec?an poco dispuestos a creer que el joven famac?utico hubiera derramado m?s productos qu?micos por la farmacia, con lo que empezaron a avanzar de forma cautelosa, buscando evidencias que confirmaran sus sospechas, y atentos a cualquier sorpresa.
Mientras avanzaba, el agente que hab?a hablado, se dirigi? sin mucho inter?s a Aius, m?s pendiente sin duda de sus pesquisas que de la respuesta del irland?s.
- D?game, ?ha visto usted algo extra?o esta noche, o ha aparecido por aqu? alguien de aspecto sospechoso?
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Aius Nunn
Farmacia de Clarence Hemingway
Copley Square. 21:30
Los policias entraron en la botica atentos a cualquier cosa extra?a, luego de unos segundos de inspeccionar el lugar, el mismo hombre que hab?a hablado antes interrogo al irlandes
-D?game, ?ha visto usted algo extra?o esta noche, o ha aparecido por aqu? alguien de aspecto sospechoso?-
Aius, algo nervioso por la situaci?n y temeroso de ser descubiertos jugaba con sus manos haciendo sonar sus dedos.
-No, no he visto nada extra?o esta noche, estuve la mayor parte del tiempo trabajando en la trastienda. En cuanto a si he visto alguien sospechoso...- Demor? unos segundos la respuesta mientras tocaba su menton -Pues vino alguien, un hombre, hace unos minutos. Me di? mala espina pues parec?a no saber exactamente que quer?a. A mi parecer s?lo quer?a ingresar para robar, por lo que le despache al hospital. Recuerdo que estaba sucio y ol?a a humo. Vi que se alej? corriendo hacia aquella esquina- mientras se?alaba hacia su izquierda -Eso caballeros, fue lo unico sospechoso de la noche... Digame, s?lo para que pueda tener una noche tranquila ?Qu? es lo que los tiene tan preocupados? ?Deber?a temer de alg?n peligroso criminal que merodee por la zona?.-
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Boston. Copley Square, en una farmacia. 21:30
Tyler Wood, un periodista que NO esta loco, aun...
Tyler se fij? en el ostensible gesto que hizo su acompa?ante. Al principio pens? que lo iba a atacar a ?l pero finalmente comprendi?, no sin sentir un gran alivio, que el revolver estaba destinado a la policia.
Lo sorprendi?, ese individuo estaba dispuesto a disparar a la polic?a para salvaguardar a Norman, o quiz? los conocimientos de Norman... aqu? se coc?a algo gordo y el quer?a ser parte de los que remov?an el cuchar?n.
Con estudiada lentitud meti? la mano en su gabardina y dej? entrever una mano aferrando una pistola, mientras hac?a un gesto afirmativo.
?l no fue consciente de ello, pero una ligera sombra de preocupaci?n empe?aba su mirada al pensar en disparar a polic?as.
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?No me digas que aun piensas que somos la cima de la evoluci?n? No sab?a que tu percepci?n de la realidad fuera tan limitada.
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Boston. Copley Square, en una farmacia. 21:30
Las palabras del joven boticario, dichas casi de la misma forma distra?da con que le hab?an formulado la pregunta, surtieron un efecto inmediato.
Ambos agentes se giraron hacia ?l, como intentando oir mejor cuanto dec?a, mientras se dirig?an inquietas miradas ante algunos datos concretos.
- ?Y dice que ese hombre se march? en esa direcci?n?... No, no es nada importante, simplemente unos vecinos avisaron de que un hombre de aspecto inquietante estaba causando molestias en la zona, nada de qu? preocuparse. Muchas gracias por su ayuda.
Dicho esto, y apenas sin dejar tiempo a Aius para despedirlos, los dos polic?as salieron de la farmacia visiblemente preocupados.
21:35, Clinica Reynolds, Boston.
La doctora Reynolds comenzaba a recoger sus cosas para marcharse a buscar a su padre, segura de que el hombre que ten?a ante ella no cometer?a la groser?a de dejarla marchar sola.
Estaba colgando la bata cuando lleg? hasta ella un olor nauseabundo y denso, distinto de cualquiera que hubiera notado hasta el momento.
No era el cl?sico olor de carne en descomposici?n o de gangrena, que tan bien conoc?a, pero era igual o m?s desagradable, con el agravante de que este parec?a espesar el aire que lo transportaba, hasta hacerlo casi pegajoso.
Ten?a que hacer algo con aquel cad?ver (pues supuso que era la fuente de tan detestable olor) antes de que toda la cl?nica apestase de aquella forma.
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Aius Nunn
Farmacia de Clarence Hemingway
Copley Square. 21:35
Aius limpi? lo que hab?a derramado, no es que quisiese limpiar en ese momento, pero no encontr? otro modo de pasar el tiempo mientras se aseguraba que todo se tranquilizaba.
Al cabo de cinco minutos y una vez que hubo puesto llave y traba a la puerta se dirigi? a la trastienda, ascendi? por las escaleras y mientras golpeaba suavemente la puerta dijo -Clarence la poli ya se ha ido, pueden salir-.
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Boston. Copley Square, en una farmacia. 21:35
Tyler Wood, un periodista que NO esta loco, aun...
La entrada del dependiente signific? un alivio ostensible de la tensi?n que hab?a en la habitaci?n.
Tyler se relaj? al verlo entrar, ya que eso significaba que hab?a o?do bien cuando le pareci? que los polic?as se largaban, aunque no se hab?a fiado, no se?or.
Se qued? con la pistola en la mano y, apunt?ndola hacia el suelo pero sin guardarla, volvi? a hablar.
Se?ores, creo que es hora de que me cuenten una bonita historia. A ser posible una en la que nuestro buen amigo Norman sea uno de los protagonistas. Agradecer?a que fuera ya mismo.
Su sonrisa para las ocasiones especiales poblaba su cara, intentando que sus palabras sonaran alegres e incluso un poco ir?nicas, pues por experiencia sab?a que mucha gente reaccionaba mal a las amenazas... y que el viejo aun ten?a tambi?n su arma en la mano.
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?No me digas que aun piensas que somos la cima de la evoluci?n? No sab?a que tu percepci?n de la realidad fuera tan limitada.
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Boston. Copley Square, en una farmacia. 21:35
Se?ores, creo que es hora de que me cuenten una bonita historia. A ser posible una en la que nuestro buen amigo Norman sea uno de los protagonistas. Agradecer?a que fuera ya mismo.
Clarence Hemingway mir? al periodista con suma tristeza, y el ce?o fruncido en un vano intento por saber si pod?a confiar en ?l, y pregunt?ndose si se sentir?a capaz de proporcionarle una informaci?n que, no ten?a ninguna duda, acabar?a por destrozar su vida.
- No se ofenda, se?or Wood, pero es usted el que ha tra?do a un hombre herido por arma de fuego a mi farmacia, por m?s que sea ?l el que le ha dado la direcci?n - el tono del anciano era sosegado y conciliador-.
Dejemos a Norman en la cama, ahora necesita descansar. Mientras tanto bajemos a la farmacia, all? hablaremos con m?s tranquilidad.
Sin esperar respuesta sac? la mano de su bolsillo y camin? escaleras abajo, seguro de que los dos hombres lo seguir?an.
Una vez en la rebotica se dirigi? hacia uno de los armarios, y con cierto nerviosismo rebusc? entre peque?as cajas de cart?n y botellas de cristal, hasta sacar una botella de bourbon y algunos vasos, que deposit? en la mesa.
Con un pulso tembloroso, se sirvi? un primer vaso, que apur? de inmediato, para volver a llenarlo r?pidamente. Luego mir? al irland?s con los ojos enrojecidos, ya fuera por la tristeza o por la poca tolerancia al alcohol.
- Aius, te iba a decir que te quedaras arriba, pero conociendo tu enorme curiosidad s? que no te hubieras mantenido al margen aunque te lo hubiera pedido, de forma que qu?date aqu? y atiende a todo lo que voy a decir.
Su vista pas? a la figura de Tyler Wood, que esperaba de pie frente a ?l, y a sus ojos parec?a que hubiera envejecido casi una d?cada.
- Sientense, por favor, y s?rvanse un trago si quieren - dijo empujando botella y vasos con desgana hacia el centro de la mesa- puede que lo necesiten antes o despu?s.
D?game, se?or Wood ?est? usted seguro de que quiere indagar acerca del tema? Si ha hecho alg?n tipo de averiguaciones acerca de su "hobby", como lo ha llamado, es m?s que probable que haya empezado a darse cuenta de que la mayor?a de la gente lo toma por un loco o algo peor. No se enga?e, eso no cambiar? una vez consiga una buena instant?nea. Las cr?nicas que escriba acerca de sus correr?as por catacumbas mohosas no har?n m?s que granjearle la burla y el rechazo de sus compa?eros y amigos, no acercarle al Pullitzer. ?Est? usted seguro de que es eso lo que quiere?
La mirada del viejo estaba fija en los ojos del periodista con una intensidad tal que casi hac?a da?o, y sus nudillos estaban blancos por la tensi?n con la que aferraba el vaso.
Esperaba una respuesta que ya conoc?a, pero no quer?a cerrar la puerta a la esperanza tan pronto, aun hab?a una posibilidad de que aquel hombre saliera por la puerta sin destrozar su vida para siempre.
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21:35, Clinica Reynolds, Boston.
Lisa Reynolds
(http://espacioforos.miarroba.com/512557/reynolds.JPG)
Lisa Reynolds recogia sus cosas cuando not? que el hedor que desprend?a el cuerpo de aquel sujeto no identificado iva en aumento a medida que pasaban los minutos.
- Espero que ese Whisky pueda tomarselo con mas calma en otro momento, se?or Alexander dijo Lisa invitando a hombre a que se levantar de la silla con tal de irse de la clinica, a ser posible, acompa?andola como un noble caballero.
Lisa, de camino a la puerta, se pas? por la sala del tanatorio, y cogi? el cuerpo del sospechoso, y lo meti? en el horno crematorio, sellandolo hermeticamente, por si mas adelante decid?a que debia quemarlo o entregarle el cuerpo a su padre, que tal vez supiera que hacer en dicha situacion.
Lisa cogi? las llaves de su bolso, y se dirigi? hacia su vehiculo, presuponiendo que acompa?ada del caballero, con tal de dirigirse hacia la casa de su padre, o su despacho personal. Ambos ten?an alguna que otra cosa para decirle al Se?or Reynolds.
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Aius Nunn
Farmacia de Clarence Hemingway
Copley Square. 21:36
Aius se hubiese quedado en la habitaci?n si Clarence asi se lo hubiera pedido, pero agradeci? con un gesto cuando escuch? las palabras de su amigo.
La ansiedad lo carcom?a por dentro, quer?a saber de que se trataba todo esto, pero no dir?a nada. Clarence hab?a dejado la deci?n en manos del periodista.
Luego de que Hemingway terminase de hablar mir? al periodista con expresion anhelante y aguard? en silencio la respuesta
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Boston. Copley Square, en una farmacia. 21:37
Tyler Wood, un periodista que NO esta loco, aun...
No, no es eso lo que deseo.
Un silencio, entre asombrado y feliz, pareci? cubrir de repente toda la habitaci?n.
Tyler lo rompi? tras dos segundos.
Lo que deseo es poder saber qu? o qui?n son lo que busco. Mi vida ya est? arruinada, en lo profesional me han echado del peri?dico. En lo personal mi mujer me cree un demente. La mayor?a de mis amigos y contactos no quieren saber nada de mi, y no se lo reprocho. Yo mismo, hace unos meses, no me hubiera cre?do ni una palabra.
Sin embargo, Tyler aun esperaba que si consegu?a las pruebas suficientes... quiz? podr?a rehabilitarse, si no ante la sociedad en general si al menos ante su querida esposa. Por ello, no dud? en continuar, con fuerza, para decir.
Por ello, s?, ?hable! No se calle nada de lo que sabe, incluso cu?nteme lo que simplemente sospecha, porque estoy dispuesto a bucear en esos conocimentos oscuros y peligrosos, aunque mi vida corra peligro, pues seguir viviendo asustado y sin saber de qu?, no es vivir.
Tras eso, se qued? callado, un tanto avergonzado, a la expectativa, mirando f?jamente sus zapatos manchados de tierra y ceniza.
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?No me digas que aun piensas que somos la cima de la evoluci?n? No sab?a que tu percepci?n de la realidad fuera tan limitada.
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21:35, Clinica Reynolds, Boston.
Alexander Arnold
El fortisimo olor a descomposicion que se desprendia del extra?o cuerpo casi hace que su estomago expulse la bebida en el suelo.Todo era demasiado extra?o,ya que un cuerpo no podia descomponerse tan rapidamente,era imposible.Tenia la sensacion de que cuanto mas investigara acerca de la estatuilla y de las circunstancias que la rodeaban,mas lejos de la realidad y de la cordura llegaria...y no sabia si estaba dispuesto a pagar ese precio.
Por lo pronto tenia que acompa?ar a Lisa a casa de su padre y quizas eso contribuiria a despejarle un poco la cabeza de tanto hecho raro.
No importa se?orita Reynolds.La verdad es que he perdido las ganas de seguir bebiendo.Permitame que la acompa?e a ver a su padre.
Lo que fuera con tal de salir de la clinica y de su espantoso hedor de muerte.
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Farmacia de Clarence Hemingway. Copley Square. 21:37
Tras las primeras palabras del periodeista, el rostro de Hemingway se ilumin? s?bitamente, creyendo haberlo convencido de no cruzar el umbral que el traspasara a?os antes. Sin embargo, las siguientes palabras que salieron de boca de su interlocutor lo debolvieron de golpe a la angustia y tristeza que hab?a sentido unos instantes antes.
Mir? a los ojos unos segundos al periodista y pausadamente y con voz cansada comenz? a hablar.
- Me entristece oir eso, se?or Wood, y me temo que no podr? responder m?s que a unas pocas de las miles de preguntas que le ir?n surgiendo durante el camino que ha elegido seguir.
Sepa usted que no es el ?nico que en alg?n momento ha investigado acerca de este tema. Yo mismo en mi juventud lo hice, destrozando las vidas de mis seres queridos, y arrastrando a la muerte a los pocos amigos que me tomaron en serio e intentaron ayudarme, pero finalmente consegu? desaparecer sin llamar la atenci?n, e intent? olvidar todo aquello con cierto ?xito... hasta esta noche.
Norman, el hombre que ha tra?do usted aqu? fue uno de mis antiguos y espor?dicos compa?eros de investigaciones, pero a diferencia de m?, el ten?a la absurda idea de que alg?n d?a todo acabar?a, y el mundo acabar?a reconociendo su trabajo.
De alguna manera debe de haberse enterado de sus investigaciones, y quiz?s haya pensado en ayudarle, o en que usted lo ayude a ?l.
Ahora mismo aparte de un viejo libro y algunas notas personales no puedo ofrecerle mucho, porque hace casi veinte a?os que me retir?, pero estoy seguro de que Norman podr? contarle muchas m?s cosas.
Sin embargo no se enga?e, lo m?s probable es que usted, y cualquier persona a la que involucre en esto acaben muertos.
Yo tuve la lucidez suficiente como para dejarlo pronto, y Norman siempre tuvo una suerte antinatural y unos conocimientos que ninguno sab?a de d?nde proced?an, pero hasta donde yo s?, el resto de personas que compartieron nuestras investigaciones est?n todas muertas.
Dicho esto hizo una brava pausa, tanto para organizar un poco sus ideas y decidir sobre qu? hablarle ahora a Tyler, como para dejar que preguntase si ten?a alguna duda concreta.
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En casa del Doctor Reynolds
Lisa Reynolds cogi? su auntomovil, y parti? junto con Alexander, a casa del padre de la doctora, para tratar de contactar con ?l, o si no, como minimo, esperar a que llegara y esclarecer algo de lo acontecido hasta el momento.
La situacion era algo extra?a, y Lisa, se preguntaba el porque estaba sucediendo todas estas cosas.
La noche era fr?a, con una luna preciosa y un cielo despejado, tan despejado que las estrellas brillaban en todo su esplentor. Las calles, mojadas por la humedad de la noche, hacianq ue el coche de Lisa circulara a una velocidad muy muy moderada.
Al cabo de un rato, llegaron a la mansion Reynolds.
- Esta es la casa de mi padre, se?or Alexander. dijo Lisa mientras sub?a las escaleras de la puerta y llamaba a la casa. Lisa opt? por no usar las llaves y esperar a ver quien le abr?a. Le gustaba comprobar de vez en cuando, la si se manten?a la calidad en el servicio que la familia tantos a?os hab?a estado pagando.