Los brazales de armadura valen el cuadrado de lo que protegen x1000 (1000 los de +1, 4000 los de +2, 9000 los de +3, etc) pero siempre he preferido un Armadura de mago (eso sí, los brazales no te los disipan).
Ocelote (Su padre se empeña en llamarlo Dáelric) Estoquehiriente nació hace 30 años en el Valle de las Sombras, no demasiado lejos del lugar donde acabaría residiendo esporádicamente el gran archimago Elminster.
Su padre es Khessentano hasta la médula, con todo lo que ello implica, y la primera vez que dejó su ciudad de origen fue como erudito ayudante contratado por una compañía comercial que pretendía encontrar "algo" en Khult. La expedición no logró sus objetivos, pero su padre encontró algo que no buscaba: el amor. Una bonita chica de exóticos rasgos de la que se enamoró perdidamente. Lo bonito es que fue correspondido y volvieron juntos al continente. Al cabo de seis meses ya eran capaces de comunicarse un poco...
La niñez y juventud de Ocelote (su madre siempre le dice "Tienes la mirada del ocelote en su caza") fueron agradable y guarda buenos recuerdos. Los viajes a Khessenta y una pequeña aldea del interior de Khult fueron relativamente habituales y le sirvieron para aprender otras costumbres y volverlo poco xenófobo (para los estándares valletanos).
Una vez que que se decidió por el camino de la aventura su padre suspiró, guardó sus libros durante un día entero en señal de luto por su intelecto y, al día siguiente, le hizo entrega de una armadura que brillaba como el sol a mediodía. Le dijo que era de su abuelo paterno y que lo único que le pedía era no hiciera el mal. Su madre cocinó el plato favorito de su marido una semana entera para que se le pasara el disgusto de no ver a su hijo con una profesión más tranquila.
Los años fueron pasando, entre los furores de la adolescencia, las primeras aventuras de la juventud y la experiencia de la edad adulta. Ayudó en numerosas incursiones contra el dominio zhent en el ahora liberado Valle de la Daga, participó en una incursión en los bosques de la antigua Corte Élfica para dar una lección a unos drow demasiado ambiciosos y se labró una reputación de "hombre de fiar y de palabra... para ser un aventurero". Se niega a robar bolsas como un ratero (otra cosa es entrar en una tumba abandonada o quitar las posesiones a un enemigo muerto), a asesinar por simple encargo (otro asunto son misiones donde se sabe que habrá bajas o encargarse de seres malvados) o participar en misiones suicidas por muy buenas intenciones que estas tengan (le tiene mucho aprecio a la vida).
No es la persona más religiosa del mundo, pero no desentona con el común habitante del Valle de las Sombras. Le gusta participar en las fiestas, suele mostrarse agradable y de trato fácil y siempre está ojo avizor en busca de posibles aventuras a lugares exóticos. Está casi convencido de que debería sentar la cabeza con una buena jovencita, pero siempre que se lo plantea comienza a pensar en la cantidad de buenas jovencitas que hay en el mundo y decide que 30 años aun son pocos años para tener que elegir...
La última misión en el Alcazar Zhentil no resultó lo bien que debería ya que el patrocinador acabó acribillado a flechazos cerca del pasaje que les permitió salir de la ciudad. Ahora lleva un mes en los valles, aprovechando para preparar un viaje a Khult y visitar a los parientes, (que taaaaan exótico lo encuentran a él y a sus habilidades) y para ver a sus amigos de toda la vida en los valles.
Es un humano de 1,65, 60 kilos, pelo moreno largo recogido en una coleta sencilla, de profundos ojos castaños herencia de su madre y de piel clara (herencia de su padre, de las pocas cosas en que se parece a él). Acostumbra a llevar ropas que sean cómodas, de calidad media, que tapen su camisote de mallas de mithril y poco llamativas. Desde que ha vuelto parece no separarse de un pequeño cachorro, mestizo de alguna raza indeterminada con aspecto de no crecer más allá de uno o dos palmos y que gusta de ladrar mucho (tras las piernas de su amo) hasta que se le hacen mimos.
Habla con fluidez el khondazhano, khessentano, khultano, damarano y común
He puesto la historia lo más abierta posible para que sea fácil que, si alguno quiere, pueda encajar parte de la suya, ya sea de antiguas aventuras o por ser de la zona o por algún otro motivo.