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« en: Septiembre 11, 2005, 05:25:27 pm »
24 de Septiembre de 2005, Hotel Montoya Palace, habitaci?n 217:
Este tal Marrow entra en mis dominios dando ordenes y haciendose el tipo duro, como si unos cuantos tipos armados y su mala actitud le concedieran algun tipo de derecho sobre mi o mi clan. Pobre iluso. Alguien debia ense?arle su lugar. Sin embargo no me correspondia a mi hacerlo, solo pararle el carro.
-Pues bien se?or Marrow, dejeme aclararle algunos tantos -dije soteniendole la mirada- en principio, usted habla demasiado, asi que por favor SILENCIO. Estos son mis dominios, y usted a irrumpido en ellos, asi que sere yo quien hable. Primero, mi equipo de seguridad no seria necesario para detener a sus guardias, ya estan bastante asustados de mi, y respecto de usted con la misma facilidad con la que lo he silenciado, podria haberlo inmovilizado. Presumo que ya les habra explicado a sus mercenarios que no es bueno hacernos enojar a nosotros, los condenados. Le aseguro que tanto mis fuerzas como las de mi amigo son mas que suficientes para terminar con la existencia de 4 mortales . Segundo, en cuanto a quienes son, nadie sabia que yo estaba aqui, asi que si no entraron a los tiros, entonces solo cabe deducir que son enviados del principe por los disturbios de esta noche. Por ultimo... si aquel infeliz y sus otros compa?eros cainitas no pudieron contra nosotros, que te hace pensar que necesitaremos de tu proteccion... o de la de tus acobardados hombres ahi atras? No me haga perder la paciencia se?or Marrow... estoy muy viejo para insolencias.
Respecto de los incidentes de hoy a la noche, aquel caballero y sus difuntos amigos me balearon mientras estaba cenando tranquilamente con mi bella asistente, sin siquiera la cortesia de presentarse. Devolvi el fuego elminando a un par que cometieron el error de dejarse eliminar en publico. Luego de semejante espectaculo de cenizas no podia permitirles huir. Mi persona debia ser vengada, y no podia permitirles que siguieran rompiendo la mascarada con sus cuerpos baleados y sangrando moviendose con completa naturalidad.
Mi compa?ero y yo los seguimos y ejecutamos a balazos deacuerdo con la lex talionis, pero dejamos a este con vida para interrogarlo y presentarselo con nuestros respetos al principe.
Luego, mirando al atado y estacado rehen, dije -Y eso nos devuelve a ti mi amigo... ya sabes cual fue el destino de tus acompa?antes, si no quieres correr el mismo empieza a hablar y tal vez reconsidere lo de entregarte al principe... tal vez inclusive hasta te deje vivir.