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« en: Mayo 12, 2010, 02:04:24 pm »
Alberick seguía avanzando a veces en zigzag y otras a saltos tratando de mantenerse en calor por medio del continuo movimiento. Mientras tanto escuchaba las palabras de su guía a las que no pudo evitar responder gritando. -¡En eso precisamente consiste estar perdido maldito infiel! - El enano insinuaba al pícaro que si realmente los había llevado a perderse se ocuparía de darle el pertinente castigo, y el hechicero secundó - Y si no lo hace él, ten por seguro que lo haré yo... pero mira el lado positivo, seguro que después ya no pasas frío... -Una brisa de aire helado hizo estremecerse a Alberick que acto seguido exclamó - Yo ya no aguanto, voy a encender un fuego pero ya.
Chicos, nada de hogueras, nada de fuego, nada de iluminación. En una noche como esta señalar nuestra posición no me parece nada inteligente. Esta comarca aun alberga monstruos, bandidos y cosas peores, no tiene buena reputación.
¿Nada de fuego? ¿Como que nada de fuego? ¿Y entonces yo que pinto aquí?!!- Gritó indignado el hechicero al ver como sus tendencias pirómanas querían ser reprimidas. -¿Que es eso de querer evitar a los bandidos y los monstruos? Si esa es precisamente la parte más divertida de los viajes. Cobarde...- Alberick estaba teniendo una rabieta similar a la de un niño pequeño al que no le dejan jugar con la espada de papa, pero, como solía ocurrir con el caótico joven, cambió directamente de parecer en cuestión de segundos. -Vale, nada de fuego, descansemos al pié del monolito- Y dicho esto agarró un par de mantas y coloco una contra el monolito para apoyarse en ella y colocarse después la otra encima. -Trekcy, vigila tú, eres el único que puede ver algo en medio de la niebla.
El pequeño murciélago salió de entre los ropajes de su amo y se puso a aletear delante de él. - Ya te he dicho que yo no hago eso que los humanos llamais "ver", yo... - Que sí, llámalo como quieras, pero hazlo- Vale amo...- Dijo el murciélago agachando la cabeza mientras se daba la vuelta y emprendía el vuelo en círculos alrededor del monolito. - Podemos fiarnos de él. Sea lo que sea lo que se acerque en la niebla Trecky se dará cuenta mucho antes de que lo que sea lo perciba a él o a nosotros.
Albericho apoyo la cara en la manta que pegaba contra e monolito y se fijó en que Ozelote examinaba los escritos de la piedra - ¿Acaso entiendes lo que pone ahí escrito Mapache? - Alberick nunca tuvo buena memoria para los nombres. Lo único que recordaba era que el pícaro usaba el nombre de algún animal pequeño y escurridizo así que en lugar de tratar de recordar cual era usaba el primero que se le ocurría para dirigirse a él. ¿Para que comerse la cabeza con cosas sin importancia?