Orsatelli de peille, Al ?alba?

El vampiro deseo ser mudo, deseo no tener una misi?n. Sent?a un gran desprecio por aquellos dos v?stagos, en especial por Marcus.

 Ninguna de sus pregunta tuvieron respuesta de Engel hasta que?

- Aqui esta lo que has venido a buscar..... me avisaron que no sabias lo que traia tu maleta ?quieres ver lo que tienes ahi dentro?

- No, no. Prefiero seguir las ?rdenes, adem?s no me interesa lo que encierre dentro.

Se acerco  a la maleta que tenia Marcus y puso su mano sobre el asa. Dejando ver la llave de las esposas.

Orsatelli de peille, algun momento antes del amanecer

Engel se asombro de lo que el ni?o dec?a pero tenia una misi?n entre las manos y no pod?a ni deb?a discutir, la esperanzas de sus compatriotas es una pesada carga que en el fondo el v?stago llevaba con satisfacci?n.

Durante el corto camino al local no pronuncio ni una sola palabra, se limito a observar los alrededores. Nada de lo que ve?a le inspiraba confianza,  todas esas personas drogadas? la verja con alambre de espinas? y aquel ni?o que parec?a estar un poco loco.

Todo parec?a ir m?s o menos bien hasta que vislumbr? al ver a Marcus una t?nica templar?a, la orden a la que el tremere perteneci?. Para Engel estaba claro que se viste con la t?nica y no vive humildemente esataba infligiendo las leyes de la sagrada orden del temple. Otra posibilidad que en se planteaba viendo a Marcus era  que se la hubiese quitado a un antiguo miembro de esta.

Engel al o?r la presentaci?n del joven asinti? con la cabeza y bajo la mirada mientras mostraba el malet?n.

Inglaterra, esa misma noche

El fri? viento lo acompa?? durante todo el trayecto hacia el aeropuerto, salt? la verja y camin? por la pista hasta llegar a un viejo avi?n. Sentado es las escalera esperaba un antiguo amigo, al verlo llegar y sin mediar palabra se levanto y dej? que subiera. Sin perder mas tiempo los motores se encendieron y tomaron rumbo a Orsatelli de peille.

El largo viaje no fue nada para este viejo v?stago, el avi?n aterrizo en una pista a las afueras de la cuidad mientras Engel despertaba de su sue?o, transcurrido unos minutos bajaron.

- te llamare cuando te necesite. Ve a casa de Pablo y duerme tranquilo.

El hombre de una elevada edad dej? ver sus amarillentos dientes esbozando una sonrisa, al tiempo que comenzaba a recoger la escalera.

Las hierbas crec?an en la pista y el fuerte viento que soplaba del sur tra?a hojas de grandes ?rboles descubriendo la proximidad un bosque cercano. Tardo una hora en llegar a una carretera y treinta minutos en encontrar la primera casa.