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Partidas por Foro: Dungeons & Dragons /
« en: Junio 02, 2004, 05:36:15 pm »
Tras escuchar la discusi?n de los comerciantes, una r?faga de lucidez recorri? el maltrecho cerebro de Hijogusano. No eran criaturas de ultratumba, ni siquiera unos traidores, s?lo eran unos simples usureros.
Lentamente, fue alejando la mano de la empu?adura de su espada curvada tratando de que no se notara demasiado lo que hab?a estado a punto de ocurrir. Durante unos instantes, Hijogusano sigui? viendo las im?genes de los sombr?os rostros de los comerciantes mientras sus cabezas rodaban por el suelo, pero poco a poco las sombras se fueron disipando y los rostros diab?licos fueron sustituidos por caras de sorpresa.
Aparentemente, hijogusano se hab?a quedado mirando fijamente sus caras durante alg?n tiempo mientras se apoyaba en una de las sillas de horrible factura que trataban de vender los comerciantes.
- Creo que ese precio es inaceptable. Esas ropas de invierno que nos quieren vender est?n claramente estropeadas. Las ratas han debido roerlas a gusto durante bastante tiempo. No me gustan los timadores.
Antes de que los comerciantes pudieran defenderse de las acusaciones, hijogusano continu?...
- Esos mantos se romperan tras llevarlos unos minutos, igual que se rompe esta silla con un soplo de viento.
Dicho esto, desmenuz? la silla bajo sus correosas manos sin aparente esfuerzo mientras un aire de locura empezaba a mostrarse en su mirada.
- Toda vuestra mercanc?a est? podrida, no usar?a una de vuestras palas ni para cavar vuestras tumbas.
Acto seguido una de las palas que se amontonaban en una esquina qued? hecha astillas bajo las manos de Hijogusano, que esparci? algunos restos sobre los comerciantes.
- Yo no pagar?a m?s de... 6 piezas de oro por una mercanc?a de esta calidad.... creo que vuestros tenderetes son de una calidad similar, verdad?
Al terminar de hablar se acerc? calmadamente hacia los comerciantes con una sonrisa m?s propia de un depredador.
- S? que llegaremos a un buen trato.
Lentamente, fue alejando la mano de la empu?adura de su espada curvada tratando de que no se notara demasiado lo que hab?a estado a punto de ocurrir. Durante unos instantes, Hijogusano sigui? viendo las im?genes de los sombr?os rostros de los comerciantes mientras sus cabezas rodaban por el suelo, pero poco a poco las sombras se fueron disipando y los rostros diab?licos fueron sustituidos por caras de sorpresa.
Aparentemente, hijogusano se hab?a quedado mirando fijamente sus caras durante alg?n tiempo mientras se apoyaba en una de las sillas de horrible factura que trataban de vender los comerciantes.
- Creo que ese precio es inaceptable. Esas ropas de invierno que nos quieren vender est?n claramente estropeadas. Las ratas han debido roerlas a gusto durante bastante tiempo. No me gustan los timadores.
Antes de que los comerciantes pudieran defenderse de las acusaciones, hijogusano continu?...
- Esos mantos se romperan tras llevarlos unos minutos, igual que se rompe esta silla con un soplo de viento.
Dicho esto, desmenuz? la silla bajo sus correosas manos sin aparente esfuerzo mientras un aire de locura empezaba a mostrarse en su mirada.
- Toda vuestra mercanc?a est? podrida, no usar?a una de vuestras palas ni para cavar vuestras tumbas.
Acto seguido una de las palas que se amontonaban en una esquina qued? hecha astillas bajo las manos de Hijogusano, que esparci? algunos restos sobre los comerciantes.
- Yo no pagar?a m?s de... 6 piezas de oro por una mercanc?a de esta calidad.... creo que vuestros tenderetes son de una calidad similar, verdad?
Al terminar de hablar se acerc? calmadamente hacia los comerciantes con una sonrisa m?s propia de un depredador.
- S? que llegaremos a un buen trato.