Pascual, ya me he cambiado el color a "oliva"

Cuando el Lord de la Ma?ana bendijo a sus hijos con el brillante resplandor de la belleza, se olvid? de este orondo aguaprofundano. No es que el pobre hombre sea especialmente horrible, sin embargo los globos oscuros bajo sus ojos, la inmensa y temblorosa papada y las arrugas que surcan su faz pese a que no cuenta con m?s de 30 Inviernos, le colocan de inmediato del lado de los "no agraciados". Hay quien dice que su abotargado gesto recuerda m?s a un batracio que a un hombre, aunque jam?s nadie se lo ha dicho mir?ndole a los ojos.

El omnipresente sudor que perla su frente, los gestos nerviosos y desma?ados que dedica a sus interlocutores y el fino hilillo de voz que surge entre sus dientes no ayuda en nada a mejorar el conjunto.

Sin embargo Sarven es un soldado de Lazh?nder, un sacerdote consagrado a llevar la f? de su deidad a todos los rincones, bien sea con la palabra, bien con la brillante maza que no se molesta demasiado en ocultar entre sus anchos ropajes.

Los a?os dedicados a la copia y encuadernaci?n de libros y vol?menes han dejado la huella de la obesidad y la falta de visi?n en el cl?rigo, sin embargo bajo esa m?scara de incapacidad Sarven es un hombre eficaz y met?dico, humilde pero orgulloso, capaz de sacar fuerzas de flaqueza en los peores momentos y de realizar proezas impropias de alguien de sus caracter?sticas. De la misma manera, cuando los objetivos de su f? est?n en entredicho, sus susurros nerviosos se transforman en un estructurado e influyente discurso capaz de contagiar el entusiasmo y la voluntad inquebrantable del cl?rigo entre sus amigos y aliados.

As? es Sarven el Fuerte.