Autor Tema: La Muerte y el Invierno [DDI]  (Leído 98683 veces)

Falquian

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« Respuesta #450 en: Mayo 08, 2008, 02:13:18 pm »
Bosque de Nashkell. Interior de las ruinas élficas del pantano. Noche.

Ante la fiera amenza de Pah Quall el anciano apenas varió su actitud. Sus ojillos astutos se clavaron en el semielfo, y lo estudiaron de arriba abajo sin molestarse en ocultar su curiosidad. Por fin, parecieron clavarse como las zarpas de un depredador en la pechera del druida amniano, donde asomaba entre los correajes y la armadura su símbolo sagrado.

Un siseo mas animal que humano, cargado de odio visceral, escapó entre sus dientes afilados.

- Me parece que no. - Gruño con los dientes apretados. - Me parece que no me iré. creo que no os entregaré nada. Y que me quedaré un  poco mas... ¡Para ver roto y mancillado el querido ciclo de tu Diosa!

Con la ira grabada en su rostro alzó una mano sarmentosa. Sus labios comenzaron a moverse y una plegaria obscena y gutural comenzó a resonar entre los derruidos muros.
« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Falquian »
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Falquian

Calzaputas

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« Respuesta #451 en: Mayo 09, 2008, 03:27:07 pm »
Bosque de Nashkell. Noche.

Interludio


Karajo llevaba una semana en los alrededores de Nashkell y al parecer su paciencia había sido recompensada, por fin tenía una pista de donde podría encontrarse Oreja Cortada, no importaba que hubiera necesitado recorrerse medio Faerun para cumplir su venganza, ahora que estaba tan cerca no veía el momento de cumplirla.

Si lo que dijo el borracho del mono es verdad, limpiaré mi alma de toda ira y podré servir mejor a mi dios pensaba mientras acariciaba el filo de su mandoble. De todas maneras será mejor ir preparado, nunca se sabe que se puede encontrar en el pantano

Invocando el poder de su señor, se dio cuenta que su fuerza aumentaba, otorgandole así un poco más de seguridad para su empresa. Gracias tempus por escuchar mi suplica

Se paso 2 horas recorriendo el pantano, esporadicamente encontraba indicios que parecían recientes aunque no fuera un experto en dichas lides, pero un cadaver caliente significaba que habían pasado por ahi hacia poco, escuchaba cualquier movimiento o sonido extraño, más allá del que producía él con su armadura, pero teniendo claro que no sería fácil verle en una noche tan oscura.

Hasta encontrar un ajado edificio, podría decirse que con forma de templo, pero no podría asegurarlo. Recorrio su perimetro en varias ocasiones a la espera de una señal hacía donde dirigir sus pasos, y allí estaba, una grieta desde la que parecía salir un sonido.

Será mejor que investigue

« Última modificación: Mayo 11, 2008, 05:35:53 pm por Calzaputas »

Barack Aurum Draco

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« Respuesta #452 en: Mayo 11, 2008, 05:34:16 pm »
Bosque de Nashkell. Interior de las ruinas élficas del pantano. Noche.
Ecthelion, el elfo.


Eleomer había ido más allá de lo que debía, su curiosidad había llevado a su persona y a la de su amigo, a una posición claramente angustiante... La curiosidad mató al gato... - susurró - ... Y lo peor de todo, nosotros somos los gatos...

Ante él se levantaba la sombría figura del anciano druida, sus palabras solo le hacían sentir que, de verdad, sobraba en la escena, que nada tenía que decir o hacer.

El semielfo tomó su arco y lo tenso apuntando al viejo, instintivamente reaccionó igual... Al menos tener el arco de mi padre entre mis manos, me hará sentir más preparado - pensó mientras tomaba una flecha de su carcaj y la comenzaba a posicionar en el arco largo, el arco estaba listo para soltar la saeta y cantar un cantico de muerte... aun el mismo dudaba que una flecha sería suficiente para ello...

Entonces el viejo levanto una mano y una plegaría obscena y gutural, lobrega como el pantano donde se encontraban se elevó... aguzó el oído élfico intentando saber que conjuro (si lo era) estaba preparando para lanzar... quería estar preparado para cualquier cosa.
« Última modificación: Mayo 14, 2008, 05:25:34 am por Barack Aurum Draco »
\"El poder del hombre no radica en lo que puede hacer por sí mismo, sino en lo que su voluntad obliga a hacer a los demás\".

Falquian

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« Respuesta #453 en: Mayo 12, 2008, 09:08:37 am »
Bosque de Nashkell. Interior de las ruinas élficas del pantano. Noche.

PRIMER ASALTO DE COMBATE


Apenas había dado comienzo el cántico del anciano cuando los dedos de Pah dejaron volar la flecha que reposaba en la cuerda de su arco. El proyectil voló certero hacia el malarita, pero en el último momento fue desviada por el nudoso callado, que con un movimiento inusitadamente rápido mandó el astil del proyectil volando entre las ruinas.

Como si la flecha del semielfo hubiera sido una señal, los aventureros se pusieron en movimiento. Earhum se lanzó hacia adelante agachando la cabeza y moviéndose con rapidez entre los cascotes, mientras la figura de su oponente se iba haciendo mas grande ante sus ojos a medida que se aproximaba a el.

- ¡Abatirle! - Bramó Ecthelion. - ¡Va a tratar de usar la vegetación para inmovilizarnos!

Pah Quall no necesitó ningún tipo de advertencia. Se abrió en abanico por el flanco opuesto por el que Earhum se movía como un lobo, y disparó. Los arcos de los dos elfos también cantaron, y tres afiladas flechas mordieron el aire del pantano en dirección al andrajoso druida.

Este se limitó a sonreír. Enarboló su guadaña, trazando un rápido circulo con la nudosa madera, y partiendo las tres flechas con un solo golpe en un montón de pedazos astillados.

En ese momento, Earhum atacó. Apareció de repente frente al malarita, surgiendo de entre la oscuridad y los bloques de granito. El druida alzó su guadaña, mientras su cántico se alzaba con cada vez mas fuerza, listo para afrontar el ataque del joven explorador. Como un borrón acerado, la curva hoja que había decapitado a Othar voló en pos de la cabeza del norteño.

Pero Earhum no se detuvo. Con una fluida voltereta cruzó la guardia del sorprendido malarita. Volteó su espada larga al ponerse en pie y sosteniéndola como un puñal trazó un velocísimo arco en el aire. Solo la punta del arma mordió el cuello del siervo de Malar. Seccionando la yugular. Un tremendo chorro de sangre surgió de la mortal herida (critico, -20 pv).

El druida lanzó un terrible bramido de dolor. Arrojó su arma al suelo y comenzó a entonar otra letanía completamente diferente. Su tez se oscureció paulatinamente hasta adquirir el de la madera añosa, mientras los bordes de su herida quedaban cubiertos por la nudosa corteza en la que había mudado su piel, cortando la terrible hemorragia.

Alentado por el temible golpe de su compañero, Akaradrim cargó. Un ronco grito de batalla escapó de sus labios mientras alzaba su temible hacha. A buen seguro, pensó el enano con una terrible sonrisa, el cráneo del druida no podía se mas duro que el del oso que había desnucado el día anterior.

Sin embargo, el malarita estaba lejos de ser vencido. El hacha del enano había comenzado a descender cuando de repente dio un súbito paso lateral. Akaradrim trató de corregir el curso de su hoja cuando de repente una sombra emplumada, que se había lanzado sigilosamente por la espalda del peligroso anciano, ocupó toda su linea de visión (ambos pifian).

Con un sonoro clang metálico, Pluma se estrelló contra el casco de buen acero enano del paladín. El enano y el ave de presa se desplomaron en el suelo entre plumas sueltas y ásperas maldiciones.
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Falquian

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« Respuesta #454 en: Mayo 22, 2008, 11:15:44 pm »
Bosque de Nashkell. Interior de las ruinas élficas del pantano. Noche.

SEGUNDO ASALTO DE COMBATE


Viendo a su fiel compañero alado en una posición tan comprometida, Pah Quall introdujo su mano entre los múltiples pliegues de ropa que le protegían del frio y extrajo un medallón. Apenas unas silabas susurradas bastaron para despertar el poder del objeto y de repente Pluma se alzó por el aire hasta aterrizar en los brazos del semielfo. La noble ave de presa soltó un graznido  y con un aleteo se situó sobre el hombro de su rescatador, lista para alzar el vuelo y lanzarse al ataque.

Dando un paso adelante Echtelion alzó una de sus manos, mientras sus labios entonaban con rapidez y precisión las palabras de su hechizo mas destructivo.  El horror que parecía tener paralizado a Eleomer le había impulsado a ser expeditivo.

Con cada palabra, con cada silaba gutural, las llamas que ardían a su espalda parecían reavivarse con mas fuerza. Las lenguas anaranjadas se arremolinaron y rugieron, y cuando el elfo tendió su brazo hacia adelante, señalando la figura del druida con un gesto, una  corriente de fuego surgió de sus dedos, envolviendo al malarita en un sudario abrasador (-19 pv).

Todos contuvieron el aliento expectantes, mientras el verdugo de Othar aullaba de dolor con una garganta que no parecía humana. Finalmente las llamas se extinguieron y la figura abrasada se tambaleó.. apenas un poco.  Un gruñido bestial, cargado de odio primigenio escapo de las mandibulas apretadas del malarita.

- ¡Contemplar la gloria del Dios Bestia! - Rugió. Y comenzó a cambiar.

Los brazos sarmentosos del anciano parecieron hincharse a ojos vista, mientras las venas y tendones se retorcián como serpeintes vivas. Con un crujido sus mandibulas parecieron dislocarse al tiempo que sus caninos crecían hasta alcanzar el tamaño de dagas. Un oscuro pelaje comenzó a cubrir toda la piel marchita de aquel ser, que con rujidos animales se arrancaba la ropa del cuerpo.

Con los ojos abiertos como platos Earhum contemplo como la fragil figura del anciano comenzó a crecer ante el, mientras sus manos se convertían en inmensas garras. Su garganta se secó y no pudo evitar dar un paso atrás. No necesitaba consultar con nadie para saber lo que tenía ante el. El Norte contaba con suficientes historias acerca de ese tipo de criaturas. O el era el hermano mellizo de un orco, o lo que estaba a punto de hacerle pedazos era un hombre lobo.

Aquel pensamiento atravesó su cerebro con un helado escalofrío. tenía que reaccionar. ¡Debía reaccionar! Solo tenía una oportunidad antes de qeu se completase la transformación. Encomendó su alma a Mielikki y se lanzó sobre el costado de la criatura, deseando con todo su corazón que sus estocadas alcanzasen algún órgano vital.

Las hojas mordieron el aire.

La espada larga se hundió en la carne, trazando una linea roja a lo largo de las costillas del ser (-9 pv). Su gemela mas pequeña, sin embargo, se limitó a rebotar... sobre la piel de la bestia completamente convertida. Desde sus 7 pies de altura, el terrible depredador se inclinó sobre el norteño mostrando una dentadura tan grande como la de un worg. Finos hilos de baba colgaban de las desmesuradas fauces al tiempo que las heridas sufridas comenzaban a cerrarse ante los ojos de los aventureros.



Mientras Earhum retrocedía de nuevo con las espadas alzadas, Akaradrim se puso pesadamente en pie, desencajándose el casco y viendo por fin la cosa que se alzaba frente a el. Soltó una imprecación en su idioma y aferró con fuerza su hacha, dispuesto a lo que sea. Por Clangedin que no quedaría como un patán antes sus compañeros.

A unos quince metros de allí. oculto todavía a los ojos de todos, Karajo terminó su sencilla plegaria y sintió como Tempus le desvelaba la absoluta maldad del ser con el que peleaba aquel grupo de aventureros. Apretó con fuerza su gran hacha y se dispuso a honrar al Padre de la Batalla con un gran trofeo... la cabeza de un licántropo, por ejemplo.
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Falquian

Calzaputas

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« Respuesta #455 en: Mayo 23, 2008, 11:44:56 am »
Bosque de Nashkell. Interior de las ruinas élficas del pantano. Noche.


Contemplar a un cambiaformas en pleno proceso de "cambio" nunca fue ni sería algo agradable de ver, sobre todo porque parecía que saliera un polluelo de un cáscaron de carne.

Como no haga algo.. van a suceder cosas muy graves..., Además, que sea malvado no significa nada, Tempus nos contempla a todos y favorece a aquellos que lo merece, tomo aliento mientras salia de las sombras y con voz en grito dijo ¿Que demonios esta pasando aquí?, ¡Que cesen inmediatamente las hostilidades!.  Necesito información y sacarla de los muertos me complicaría la tarea, pero no me lo imposibilitaría

Bajo la tenue luz que iluminaba la instancia, se pudo ver a un humanoide de dos metros de altura con una armadura de placas, yelmo incluido, de una tonalidad negra con vetas rojizas, a juego con unos ojos que no tenían nada de humanos

   Espero unos instantes mientras empezaba a entonar el conjuro de aquella que nunca le fallo.

« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Calzaputas »

Pascual_Jesus

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« Respuesta #456 en: Mayo 23, 2008, 07:39:01 pm »
Concurridas Ruínas del viejo Templo de las afueras de Nashkell. Noche.

Pluma Veloz graznó sacudiendo la cabeza un par de veces al tiempo que Pah pasaba su enguantada mano por su espalda.

- Tranquilízate. Procura mantenerte a salvo.


El semielfo apenas tuvo tiempo para alegrarse de la seguridad de su emplumado compañero cuando de las manos del elfo salió un chorro de llamas abrasadoras que le hicieron entrecerrar sus sensibles ojos. Rápidamente el nauseabundo olor a carne quemada llenó la anciana estancia, pero el gesto de asco del Hijo del Unicornio se acrecentó cuando el malvado Druída comenzó su brutal y maligna transformación.

Pah sabía que los druídas más diestros adquirían cierta comunión con la naturaleza. Él mismo podía atravesar todo tipo de vegetación, y las plantas se apartaban delicadamente cediéndole el paso. Algunos de sus maestros eran capaces de asumir la forma de nobles bestias del bosque, como osos y lobos.

Pero aquello era una ofensa al Ciclo de la Diosa, una abominación antinatural, una plaga a exterminar que no conocía cuartel.

- Así que siempre fuiste tú- escupió Pah aludiendo al anterior encuentro con la Bestia en el Templo.

- O quizá uno de tus semejantes, un acólito de Malar, madito sea su nombre siete veces.

Extrajó de su cinto la argéntea daga que con tan buen resultado había mordido la carne de la Bestia en el pasado.

- Quizá recuerdes a mi amiga- amenazó, blandiendo la daga de plata.

- Ella está ansiosa de volver a saludarte.

En ese instante, un brutal desconocido penetró en la sala, salido de Tymora sabía dónde, blandiendo su arma y pidiendo explicaciones.

Pah dudó un instante y arrojó la daga a su compañero en la fé de Mielikki, esperando que este la usase con mejor tino mientras se giraba para dirigirse a parlamentar con el intruso, sabedor de que los más fuertes podrían retener al menos unos instantes al malvado Malarita mientras analizaba la situación.
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Barack Aurum Draco

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« Respuesta #457 en: Mayo 24, 2008, 07:39:40 pm »
Concurridas Ruínas del viejo Templo de las afueras de Nashkell. Noche.

No acababan de transcurrir unos segundos de que la espantosa bestia apareciera... y ahora entraba en escena una nueva, embutida en acero negro... y parecía venir a poner fin lo que había comenzado el malarita... el asesinato del grupo, sino la masacre.

Al menos a esto si estaba acostumbrado... a que las cosas se pusieran dificiles en los momentos más inadecuados... Apretó el arco con la izquierda con fuerza... ¿Cuántas veces se había salvado por los pelos? No lo sabía, pero el momento de su muerte no podía estar cerca... Aun no, tenía que cobrar venganza primero... tenía que...

La furia apareció en el rostro élfico... no lo iban a matar, ni a él ni Eleomer... No.

No gesticulo palabra alguna... no pensó más de la cuenta... estaba concentrado en su objetivo... salir con vida y acabar con la enorme criatura... Y llevaría a cabo lo que se había propuesto... Ya vería si aquel que entraba era aliado o enemigo... y entonces tomaría cartas en el asunto... después de todo, para bien o para mal... ahora también lo buscaban a él.
« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Barack Aurum Draco »
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Falquian

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« Respuesta #458 en: Mayo 27, 2008, 06:01:29 pm »
Bosque de Nashkell. Interior de las ruinas élficas del pantano. Noche.

TERCER ASALTO DE COMBATE


El licántropo giró la cabeza sorprendido por la aparición del enorme guerrero acorazado que había salido de la nada. Las comisuras de su enorme boca parecieron torcerse hacia arriba, en algo parecido a una sonrisa... si los worgs pudieran sonreír. Un sonido profundo escapó de su garganta, a medio camino entre un ladrido y una carcajada.

Earhum decidió que no tenía ganas de esperar a ver como la llegada del desconocido afectaba a aquella pelea que de golpe parecía haberse vuelto en su contra. Prefería comprobar que tal quedaba encajada la daga que le había lanzado Pah entre las costillas de aquella asquerosa bestia. Se inclinó rápidamente, dejó caer su espada corta y, empuñando el puñal plateado, lanzo un tajo ascendente que dejó un trazo sangriento en el musculoso muslo de la criatura (-4 Pv).

El ser se limitó a soltar un gruñido, como si apenas hubiera notado el golpe. Sus heridas se cerraban con rapidez al tiempo que crecía su furia. Alzó una enorme zarpa y se dispuso a descabezar a aquella pulga molesta de un manotazo.

Viendo a su compañero en peligro, Akaradrin dio un paso adelante. Arrojó su escudo a un lado y empuñó el hacha con ambas manos.

- ¡Préstame tu fuerza Clangedin! - bramó, alzando el hacha por encima de su cabeza. De repente, con un estallido semejante al de un trueno, la hoja del arma relumbró con la misma luz que parecía brillar en los ojos del paladín. Y después, descendió como la hoja de una guillotina.

Al parecer, el dios de Akaradrim decidió escuchar una vez mas su ruejo, ya que la pesada arma del enano chocó contra las costillas del monstruo como un ariete. Y aunque la hoja no logró morder la dura carne de la bestia, todos pudieron escuchar el crujido de sus costillas al quebrarse (castigar el mal, -4 pv). Sin embargo, el enano no pudo por menos que ser un paso atrás con estupor. Había lanzado uno de sus mejores golpes con su magnífica arma y apenas le había causado a aquel ser daños superficiales.

"Esto no pinta nada bien" pensó Echtelion con su entrecejo fruncido. Su anterior conjuro había causado grandes daños, pero en pocos segundos la situación parecía haber cambiado por completo. Si aquel ser había resistido con tanta facilidad un golpe tan tremendo como el que le había propinado el paladín, era muy posible que acabara con ellos a pesar de estar visiblemente malherida. Quizás pudieran sacar alguna ventaja si la abruman en número...

Entornó los ojos y sus manos comenzaron a trazar símbolos arcanos en el aire.

- Auxiliame en nombre de los buenos dioses y del cielo, auxiliame en nombre de Corellon, Can del Cielo... ¡Lolothus ven a mi! - La mágica llamada resonó en el aire. Por un breve instante no pareció suceder nada...

Después una nube de partículas brillantes se arremolinó frente a la bestia, justo a la derecha de Akaradrim. Las chispas luminosas se arremolinaron formando un vertiginoso torbellino, aproximándose rápidamente hasta formar un nimbo de luz del que surgió un enorme mastín. Su pelaje era de un blanco prístino y sus ojos dorados y relucientes. Con un profundo gruñido se precipitó sobre el ser y le lanzó una tremenda dentellada. La bestia tubo que dar un rápido paso atrás para evitar que las mandíbulas del can convocado por el elfo cerrase sus mandíbulas sobre su tobillo.

El enorme licántropo lanzó una mirada colérica a su alrededor. Sus heridas sanaban con rapidez, pero era obvio que estaba malherido y rodeado de enemigos. Demasiados enemigos. Soltó en dirección a Eleomer un tremendo rugido... y dando un tremendo salto se lanzó hacia el muro posterior.

Antes de que pudiera escapar, Earhum logró darle una bellaca cuchillada en un costado (ataque de oportunidad, -5 pv). Akaradrim y el sabueso de Echtelion reaccionaron con la misma rapidez a la huida de la criatura, pero fallaron sus ataques o estos rebotaron somo si hubieran golpeado un muro de piedra.

Sin que nadie pudiera detenerlo, el ser se movió a una velocidad increíble... directamente hacia Karajo. El semiorco abrió los ojos como platos cuando de repente 400 kilos de hombre lobo se lanzaron directamente hacia el. Pero su asombro duró poco. Esgrimió su enorme hacha y se preparó para el choque.

Sin embargo, este no llegó a producirse. El licántropo dio otro tremendo salto por encima del servidor de Tempus y aterrizó sobre el borde superior del muro. Desde allí les lanzó una última mirada de profundo y odio. Después, se perdió en la oscuridad.

Los aventureros bajaron las armas jadeando. A sus espaldas las llamas continuaban muriendo lentamente.
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Pascual_Jesus

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« Respuesta #459 en: Mayo 28, 2008, 06:43:57 pm »
Misteriosas Ruínas del Antiguo y Siniestro Templo de las afueras de Nashkell. Noche. Siempre Noche.

El monstruo se precipitó sobre el recién llegado a gran velocidad sin apenas darles tiempo a reaccionar, y con un ágil brinco desapareció en la oscuridad, dejando sólo silencio y un asqueroso olor a pelo quemado.

El semielfo se encaró hacia el semiorco con el arco aprestado.

- Tú, mi nombre es Pah Quall, siervo de Mielikki. ¿Quién eres y cómo has llegado aquí? Y lo que es más importante. ¿Qué relación tienes con Oreja Cortada o este monstruo malarita?
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Calzaputas

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« Respuesta #460 en: Mayo 28, 2008, 07:15:20 pm »
Bosque de Nashkell. Interior de las ruinas élficas del pantano. Noche.


Karajo nunca pensó que un ser vivo fuera capaz de semejante proeza física, y ahí estaba, un ser maligno había pasado por encima de él, que siempre se congratulaba de su complexión, sin apenas mostrar esfuerzo. Mientras roía lo acontecido unas palabras le devolvieron a la realidad con forma de flecha apuntandole al pecho.

Cita de: "Pah Quall"
- Tú, mi nombre es Pah Quall, siervo de Mielikki. ¿Quién eres y cómo has llegado aquí? Y lo que es más importante. ¿Qué relación tienes con Oreja Cortada o este monstruo malarita?


Con cuidado devolvio el hacha a su soporte y mostrando las manos desnudas, a excepción del guantelete armado, se dirigio a todos.

-Mi nombre es Karajo, siervo de Tempus, señor de la batalla. Como dije antes LLegué aquí buscando respuestas y tú, Pah Quall me las has dado, por lo cual te estoy agradecido. Voy siguiendo el rastro de Oreja Cortada, con quien tengo una deuda pendiente, por toda la costa de la espada, y al parecer, gracias a Tempus, mis oraciones han sido escuchadas -

Se tomo un poco de tiempo contemplando los rostros de aquellos que lo rodeban, para continuar diciendo.

-Si como puedo sobreentender, ese demonio esta relacionado con él, será mejor que marche en su persecución. Lamento muchisimo las molestias que pueda haber causado mi intromisión, pero he de irme.- Giro en redondo hacia la abertura por donde había salido el hombre lobo.


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Pascual_Jesus

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« Respuesta #461 en: Mayo 28, 2008, 08:10:38 pm »
El tenebroso cubil de los monstruos llamado Templo de las afueras de Nashkell. Nocturna hora.

- Detente, extraño. No tan aprisa.

Pah exclamó su ruego en voz grave, al tiempo que caminaba hacia donde yacía el nudoso báculo que el malarita había abandonado. Se inclinó sobre el para examinarlo mientras devolvía las caídas flechas a su carcaj.

- No puedes llegar de buenas a primeras irrupiendo en la refriega e para a continuación desvanecerte con la intención de arrebatarnos nuestra justa venganza.
Si en verdad tus intenciones son las que proclamas es imperioso que unamos nuestras fuerzas, pues nuestro enemigo no es singular y nos amenaza tras esa muralla de fuego. Hay más caminos que llevar a Oreja Cortada que ese Malarita, que sin duda y habida cuenta sus habilidades, se encuentra ya más allá de toda esperanza de captura inmediata.

Ayudános a deshacernos de estas malvadas criaturas y luego podremos rastrearlo juntos mientras intercambiamos información sobre el objeto de nuestro odio.

¿Qué me dices?


Pluma graznó una única vez, como subrayando las palabras de su compañero, dando saltos entre las agrietadas baldosas, como intentando evitar la sangre derramada por el monstruo.
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Calzaputas

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« Respuesta #462 en: Mayo 29, 2008, 10:57:11 am »
Bosque de Nashkell. Interior de las ruinas élficas del pantano. Noche.


Cita de: "Pah Quall"
- Detente, extraño. No tan aprisa. -


- No soy ningún extraño ya que me he presentado, si fuera necesario me repito - Lentamente se despojo del casco, mostrando un rostro que no mostraba más que sutiles deformaciones de los rasgos orcoides, más proximo a su herencia humana.

- Mi nombre es Karajo y dentro de la orden se me conoce como Karajo el Bello. Al principio me molestaba, pero viendo a otros miembros de mi estirpe, tiene todo el sentido del mundo. No sé que estais investigando en esta cueva, ni que es esa muralla de fuego de la que hablas, pero si para salir de aquí hay que estudiarlo, os acompañaré.

No os negaré vuestra justa venganza, pero tampoco quisiera que impidierais la mía, Oreja Cortada no comparecerá ante la ley de los hombres, si es por eso por lo que le buscais, sino ante la de Tempus y la mía.

Teniendo claro este punto os ayudaré en lo que fuera necesario por completar esta empresa compartida.


Y espero a que el resto de los allí reunidos diese su conformidad al respecto o en caso contrario, salir por donde había venido



« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Calzaputas »

Jurgen Heindall

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« Respuesta #463 en: Mayo 29, 2008, 12:45:22 pm »
Bosque de Nashkell. Interior de las ruínas éficas del pantano. Noche.

La batalla había finalizado... pero sin una victoria. Al menos, nadie había sido resultado herido por la bestia cambiaformas, por lo que no había posibilidades de contagio, con todo lo que ello implicaba.
Pero aun quedaba el asunto del recién llegado. Le gustaría poder echar un "Detectar el Mal", pero estaba fuera de sus posibilidades y en semejante situación no sería buena idea contrariar a nadie.

Karajo el Bello, ¿eh? Ni que te hubiera puesto yo el mote. Bien, visto que también persigues al hijo bastardo de una prostituta orca llamado Oreja Cortada, unamos nuestras fuerzas para el común propósito que nos guía, y ya se verá más tarde cual es el nefasto destino que le aguarda al perro sin oreja.

Ahora deberíamos irnos, y rápido. Tras esas llamas hay un pequeño ejército que dudo fuéramos capaces de vencer. Y como creo que perseguir al druída del eunuco dios bestia sería inútil habida cuenta de que sólo uno de nosotros podría seguirle el rastro a una velocidad decente, opto por seguir adelante en busca de Oreja Cortada, nuestro feliz amigo y que pronto será pasto de gusanos...

Si alguien tiene una idea mejor que la diga... pero rápido.


Tras decir eso, recogió su espada corta y la enfundó, devolviendo la daga argéntea a su compañero en la fe de Mielikki, esperando con todas sus fuerzas no tener que volver a necesitarla en mucho tiempo.
-------------------------------------------------------------------------------------
Ahhh, las bellas tierras del norte. ¿Te he contado ya cómo es mi bonita ciudad?, ¿y las bellas chicas que en ella habitan?  :roll:
« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Jurgen Heindall »
Te juzgaré porque tal es mi derecho de Príncipe, de Sangre y de Poder, pequeña sanguijuela desagradecida.

Barack Aurum Draco

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« Respuesta #464 en: Junio 01, 2008, 09:06:20 pm »
Bosque de Nashkell. Interior de las ruínas éficas del pantano. Noche.


Había terminado la batalla, ahora podía respirar tranquilo... aunque tranquilo a medias. La cosa que tenía en frente era un hombre lobo, ciertamente, pero no uno cualquiera... era un poderoso lo suficiente como para evitar que el común de las armas mágicas le hiciera un daño considerable, según su parecer. Miró al grupo torneando los ojos. Buscó las flechas que era aun utilizables en el piso y comenzó a recogerlas. De pronto Pah Quall se dirigió interrogante ante el enorme ser embutido en interminables placas de acero. El ser se llamaba Karajo, le decían Karajo el bello... que contradicción pensó para si el elfo. Se levantó de a poco, miró a Pah que entre sus manos tenía el bastón del malarita.

- Ahora deberíamos irnos, y rápido. Tras esas llamas hay un pequeño ejército que dudo fuéramos capaces de vencer. Y como creo que perseguir al druída del eunuco dios bestia sería inútil habida cuenta de que sólo uno de nosotros podría seguirle el rastro a una velocidad decente, opto por seguir adelante en busca de Oreja Cortada, nuestro feliz amigo y que pronto será pasto de gusanos...


Las palabras que todos decían no tenían sentido para él. Oreja Cortada... seguramente un orco, pero... en que erradicaba su importancia. Sin pensarlo mucho, y como si fuera uno más del grupo, dijo: - Creo igual que... el de las dos espadas... No podemos quedarnos más tiempo aquí... Ya sea para seguir al druida o ese tal Oreja Cortada... los pequeños belludos son muchos y mi magia se agota...

No se iba a quedar sin grupo ahora que un druida malarita, hombre lobo de los antiguos tenía en su mente el dibujo de su faz. Y tampoco estaba dispuesto a dejar a Eleomer solo y oara conseguir ambos objetivos tenía que continuar la travesía del grupo.
« Última modificación: Enero 01, 1970, 01:00:00 am por Barack Aurum Draco »
\"El poder del hombre no radica en lo que puede hacer por sí mismo, sino en lo que su voluntad obliga a hacer a los demás\".