Alberick, humano, 23 años, nativo de Khesenta. Mide 1,72 de alto y pesa 70 kilos. Tiene el pelo castaño rojizo y lo lleva crecido hasta media espalda, sin ningún tipo de sujeción, dándole un aspecto asalvajado. Tiene ojos castaños claros, casi amarillos y pupilas anormalmente grandes para un humano y su piel es tan pálida que bien podría pasar por vampiro si quisiera.
Es un joven inquieto, casi hiperactivo y un tanto violento, con tendencia a aburrirse y a cambiar de opinión con facilidad pero a pesar de su caótica naturaleza todos cuantos le conocen saben que es un hombre de fiar que nunca falta a su palabra ni incumple un trato. (Aunque su personalidad es y inestable y caótica, tampoco es un traidor enloquecido y peligroso que valla a lanzarse a liquidar al resto de pjs en cuanto se aburra) Como devoto de un dios de la justicia se esfuerza por no ser él mismo quién acabe mereciendo el castigo. A veces puede ser fanático pero él nunca aceptará ese título.
Tiene un humor sardónico que a menudo saca de quicio a los que le rodean.
Tiene como deidad patrona a Assuran (antiguo nombre de Hoar) pues cree firmemente en el ideal del “justo castigo” como mejor forma de responder al mal. En secreto ofrece también algunas oraciones a Talos, el destructor, aunque prefiere que nadie este al tanto de ello. Su padre como buen herrero rezaba a Gond y a Kosut por lo que también tiene un gran respeto por estos dioses. Su opinión de la justicia está altamente influenciada por su dios patrón. "La justicia escrita de los países, reyes o jueces está corrompida o por lo menos es imperfecta e incapaz de hacer justicia a todos los casos individuales, además de que los gobernantes son a menudo inmunes a sus juicios, por lo que el tomarse la justicia por mano propia le parece algo no solo bueno y justo sino también necesario. Quizás no se pueda saber con exactitud quién tiene razón siempre pero informándose de los hechos se considera capaz de juzgar correctamente y se considera con derecho a aplicar justicia en nombre de Assuran. Puesto que sus enemigos mas odiados son también religiosos es consciente de lo dañinas que pueden ser ciertas fes y puede no aceptar a los seguidores de ciertas religiones, sobre todo aquellas opresivas o que pretenden imponer sus creencias como Talona, Umberli o Perdición. Aunque muchas personas puedan considerar que los dioses a los que suele dirigir sus rezos no sean los más bondadosos él defenderá su creencia sin dar brazo a torcer, y si alguien despotrica contra su dios puede reaccionar de forma violenta.
HISTORIA
Alberick nació en Khessenta en el seno de una familia humilde, sin ningún antecedente heroico ni aventurero. Su infancia transcurrió con relativa normalidad. Era un niño un tanto revoltoso y a veces problemático que llevaba de cabeza a su honrado padre, herrero de oficio. Oficio que el pequeño habría seguido también seguramente de no ser por el incidente que tuvo lugar en su primer día como aprendiz, a sus 12 años de edad cuando, mientras presionaba el fuelle de la forja, con la mirada perdida en las llamas estas empezaron a resplandecer para convertirse después en un violento fogonazo. Aquel fue solo el primero de tantos extraños acontecimientos que tenían lugar allá donde el chico fuera. Puertas que se abrían o cerraban solas, luces, sonidos sin sentido y otras anomalías rodeaban al asustado muchacho que no era capaz de entender lo que estaba ocurriendo en él.
Sus padres trataron de ocultar la condición de hechicero de su hijo, pues los gobernantes del lugar, conocidos como la casa Karanog habían iniciado una caza masiva de magos y hechiceros, y aunque ellos mismos eran lo bastante supersticiosos como para tener miedo de los poderes extraños que su hijo manifestaba seguían siendo unos buenos padres que protegerían a su hijo de cualquier peligro, mas el muchacho era demasiado ingenuo para entender los peligros de los que trataban de cuidarle y se dedicaba a practicar su “don” a cada oportunidad que tenía.
Afortunadamente para el joven los rumores atrajeron a un viejo mago antes que a los lacayos de los adoradores de ese falso dios llamado “entropía”. El mago, llamado Zecir se ofreció a llevarse al muchacho para educarlo en su don así como ocultarlo de la casa Karanok. Los padres de Alberik, aunque se mostraron reticentes al final dejaron que el mago tomase la tutela de su hijo, pues sabían que ellos no podrían protegerlo mucho tiempo.
Aunque Decir intento adiestrar a Alberick como mago, pensando que su talento innato haría más fácil su aprendizaje, pronto descubrió que su naturaleza inquieta era totalmente incompatible con el estudio de “magia de libro”. Sin embargo logro guiar los pasos autodidactas del muchacho por buen camino y sus habilidades en hechicería aumentaron satisfactoriamente. También fue en esta época cuando logro ligar a Treky, su familiar murciélago, a quién considera su más cercano y confiable amigo. Zecir cumpliría el papel de maestro paciente y protector, preocupado por el futuro de su alumno y capaz de aguantar las locuras de su hiperactivo discípulo. Alberick podía ser un alumno indisciplinado que a veces no cumpliese del todo sus ordenes pero apreciaba a su maestro y agradece el tiempo y esfuerzo que este le dedicó, razón por la cual la ira le lleno tras su muerte.
Zecir acabó siendo atrapado por la casa Karanok y quemado en la hoguera por brujería, por lo que el joven tuvo que huir de Luzhkegh para evitar sufrir el mismo destino. Poco después de su salida conoció la fe de Assuran, dios del justo castigo y la venganza, y se convirtió en un miembro dedicado de la fe, aunque de nuevo su naturaleza inconstante no lo hacía apto para la oración del clérigo. La fe de Assuran es lo que aportó un cierto punto de orden y finalidad a su caótico ser. Aunque sigue siendo alguien inconstante y alocado su fé le recuerda que en ocasiones debe ser firme y recto y que sus poderes sirven a una causa mayor. Su objetivo para su vida era aplicar el justo castigo a la casa Karanok en nombre de su dios y su difunto maestro. Aunque antes debía obtener los suficientes medios, pues aunque a veces pudiese parecerlo, no era un loco.
Empezó una carrera como aventurero, viajando por distintos lugares y participando en cuantas campañas se le presentasen, entre ellas una serie de incursiones contra los drow a cargo de la Corte Elfica, donde pudo poner en práctica sus habilidades como artillería mágica (y donde conoció al resto de pjs de la partida xd). Algunos de los presentes le dieron el seudónimo de “Alberick bola de fuego” por su uso y abuso de este hechizo. El fuego es la herramienta que permitía a su honrado padre trabajar el metal y ganarse la vida y su némesis lo usaba para quemar a quienes temían mancillando su pureza. Usar el fuego como arma forma parte de su “justicia poetica”.
Tras esta campaña regreso a Kessenta para participar en una serie de atentados contra la casa Karanok en un grupo de guerrilla informal más que una verdadera resistencia, que se dedicaba a emboscar a miembros y aliados de la casa cuando se presentaba oportunidad y huir antes de que llegasen las represalias. En estas tubo ocasión de matar a muchos de sus sirvientes y lacallos y en una ocasión incluso a un clérigo de la familia, lo que para él fue el primer gran paso hacia la culminación de su justicia. Nunca visitó a sus padres debido a que no quería causarles problemas con su presencia, pues temía que los Karanok pudiesen tomar represalias contra ellos.
Ahora, a fin de alejarse del lugar por motivos de prudencia regresa a los valles con la idea de tomarse algún tiempo de descanso, saludar a viejos conocidos o quizás buscar algún nuevo reto.