Actualidad. Barrio Antiguo de Orsatelli. 3 de juilo de 1999
Diego Olmonegro, renegado LasombraLydia se puso en pi? y recoji? una carpeta de sobrio cuero negro de una de las estanterias de cerezo que poblaban los tabiques entarimados de la habitaci?n. Despu?s se acerc? al escritorio donde Diego examinaba un pliego de papel caro que habia extraido de un fino sobre de color amarillento.
- Todo esta aqui escrito Diego... Lo cierto es que hay muchas novedades, empezando por algunos recien llegados interesantes y... ?Diego? - Lydia se detuvo y mir? con atenci?n la figura petrificada del aragon?s.
Los ojos de Diego se movian de un lado a otro, siguiendo con ansiedad febril las finas l?neas de cuidadosa escritura. Su mano derecha, que aun sostenia el abrecartas, dej? caer el afilado instrumento al suelo, donde se qued? clavado con el caracter?stico sonido de la madera empalada.
- ?Diego? - Inquiri? de nuev? Lydia, con voz preocupada. - ?Pasa algo malo?
El renegado Lasombra alz? de repente la mirada. En sus oscuros ojos pareca arder una extra?a ansiedad que resultaba por completo desconocida a su aliada. Aquellos brillantes globos oculares, negros como el carb?n se redujeron a dos simples rendijas mientras la mano que sostenia el papel se apartaba lentamente, dejando al descubierto un rictus mortalmente serio.
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Tenemos graves problemas Lydia - respondio por fin con una voz que era casi un susurro -
graves problemas...Diego se dej? caer pesadamente sobre la silla en la que reposaba todabia su americana, produciendo un tintineo metalico. Se pas? una mano por la cara mientras parecia reflexionar. Por puro instinto, Lydia hizo adem?n de cojer la fina hoja de papel que descansaba ahora sobre el escritorio... pero la firme mano del aragon?s se lo impidi?.
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Saber demasiado puede costarte la vida, amiga mia. Esa carta no existe para ti... D?jame solo. Necesito pensar.Con una mueca de preocupaci?n y disgusto, la bella madamme de La Rosa Oscura abandon? la habitaci?n con un seco portazo.
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Aaaaah. Mujeres... - suspir? Diego. De nuevo, aquella sonrisa vieja y familiar, como la marca de una antigua herida, asom? a sus labios. Un rictus fatalista y cansado, fruto de casi mil a?os de desventuras, desgracias y desenga?os. Meti? la mano entre los pliegues de su gabardina y la sac? de nueo empu?ando una vieja espada. -
Te dije que ya faltaba poco Ines...Contempl? la hoja manchada de ?xido y herrumbre durante un instante. Depues abri? un cajon del pesado escritorio de madera y saco de el un pa?o, una desgastada piedra de aspecto rugoso y una peque?a botella de aceite. Apoll? el filo sobre sus rodillas y comenz? a pasar lentamente la piedra sobre la vieja hoja, dejando escapar un desagradable sonido que lleno el aire de la habitaci?n con promesas de muerte.
La puerta se abri? sin que nadie llamase y en el umbral apareci? Albar, con su espeso entrecejo fruncido.
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?Que pasa patr?n? Me he encontrado con Lydia en las escaleras y...-
Llama al Brahms Tower. - Interrumpi? con voz fria Diego, sin detener su cuidadoso trabajo. Albar cerr? el pico y asinti? sorprendido. -
Di que el se?or Alvarado ha regresado a la ciudad y que desea conversar con el se?or Brahms... en persona, si es posible. Depu?s empieza a hacer todas las llamadas que sean necesarias y localizame a un tal Carlo Calvacanti, o a cualquier hombre con un nombre similar. Posiblemente sea un v?stago y viaje con otra identidad. En ese caso debe haber llegado a la ciudad en los ultimos dias. Quiero conocer tambien todos los movimientos del sabbat en las ?ltimas 48 horas. Habla con todos nuestros amigos y contactos. No dejes un solo rinc?n sin remover.Albar asinti? mientras se rascaba con aire preocupado la protesis metalica de su mano izquierda. Un gesto inconsciente que le venia de vez en cuando, cuando la inquietud se adue?aba de sus nervios bien templados de criminal veterano. Con una sonrisa torcida curiosamente parecida a la de su amo, el viejo truhan mir? sus manos y dej? de rascarse.
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?Algo mas patr?n? - Pregunt? alzando de nuevo sus ojillos claros. Claro que habia algo mas. Siempre lo habia.
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Si. - Afirm? Diego. -
Dile a Anton y a Zoubal que tripliquen la seguridad. Que no entre nadie a quien no conozcamos ya. Buscate a alguien que haga un retrato de Maria... ya sabes de que Maria hablo. Haz copias. Ofrece 12.000 euros por cualquier informaci?n que te den sobre esa maldita zorra. Procura recurrir a gente de confianza, es posible que ya se haya infiltrado en nuestra red de contactos. Si alguien se comporta de forma extra?a o levanta tus sospechas, quitalo de enmedio. Sin contemplaciones Alvar. Nos jugamos mucho en esto, amigo mio. Estamos llegando al final de la partida.El rostro del viejo ladron, normalmente risue?o, se endureci? con crudeza.
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No se preocupe patr?n. Sabe usted que soy un perro viejo en estos menesteres... - Su chanza se vi? recompensada con una sonrisa de Diego, que alz? un momento los ojos de la vieja espada. Durante un instante intercambiaron una mirada cargada de complicidad. Depues Alvar asinti? y sali? de nuevo de la habitaci?n.
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Comienza el juego... - susurr? Diego. Dej? la hoja, ya limpia y aceitada, sobre la mesa. La mir? pensativo un momento y a continuaci?n extrajo de los pliegues de la gabardina la otra espada, la de Elize, y la situ? junto a la otra. Entre ambas, aun quedaba otro sobre de correspondencia sin abrir sobre la pulida madera del escritorio. Diego lo tom? y se sent? de nuevo. Arranc? el abrecartas del suelo con un gesto fluido y...
La hoja del afilado abrecartas corto con fluidez y de forma limpia la parte superior del sobre. Al emerger de nuevo fuera del papel, un rastro de sangre reseca y vieja cubria en parte su hoja.
Tanto el interior del sobre como su contenido en un extremo estaban manchados de la misma sangre reseca con la que se manchara el abrecartas.
Una peque?a plancha de aspecto metalico de unos 12x6 cm era el contenido de la carta, liviana, de tacto frio y liso..... no habia en ella nada en particular, excepto que era extremadamente flexible para ser de metal, bajo los dedos del lasombra se arrugaba para volver a su estado inicial tras dejar de aplicarsele presion alguna... todo esto sin mantener trazas de arrugas o imperfecto alguno.
Grabado en la peque?a plancha metalica habia un mensaje que decia asi :
De ravana su muerte sera anunciada
con la luz de los tres soles su cuerpo reducido
sus cenizas como sal para la tierra
y donde caigan no volvera a nacer vida alguna.
Entonces el cielo mirara con su ojo sanguinolento con furia la tierra
y a su luz rojiza los sabios y su culto pereceran de forma agonica y terrible
Anatema de las razas y los clanes, uno se alzara sobre los demas
Y la sangre entonces sera escasa.
Del tercer ojo la venganza sera cumplida.
Imolk, esclavos, cautivos, reinado sangriento
De la prohibicion y la negacion sera la ley, seran el rey de la estirpe escasa y marchita.
Sonri? de nuevo. Con aquella sonrisa tan suya. Alz? la mirada y contempl? la vieja armadura de cuero tachonado, cubierta con una capa negra como la noche, que desde el interior de su bastidor, resguardada en su vitrina, parecia devolverle aquella misma mirada, aquella misma sonrisa, a trav?s del abismo del tiempo. El tablero estaba dispuesto y todas las piezas supervivientes estaban de nuevo en su sitio.
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Si... no hay duda... el juego ha vuelto a comenzar...